LA HISTORIA
¿Y CÓMO LO VAN A HACER?
Estos residuos deberán tener una normativa propia de aquí a julio de 2021 para cumplir con la Directiva sobre plásticos de un solo uso promulgada desde Bruselas. La norma aprobada reduce y limita duramente el uso de esos productos, que contaminan gravemente las costas y los mares.
Pero sobre todo los envases de plástico de un solo uso serán fuertemente gravados fiscalmente, ha explicado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Ribera ha informado de que para los recipientes de plástico de un solo uso, el tipo impositivo del nuevo impuesto será de 0,45 euros por kilogramo de envase. La recaudación estimada es de 724 millones de euros.
¿Y QUÉ HARÁN CON ESE DINERO?
Esa es una buena pregunta. Porque lo deseable sería que esos fondos se destinaran a la innovación en el campo de los envases y al reciclaje de esos plásticos. A potenciar en definitiva una industria alternativa y emergente.
Y eso sirve para todos los residuos. Estamos hablando de 2.500 millones de toneladas por año o cinco toneladas per cápita de residuos por actividad económica, y de casi media tonelada de residuos municipales por ciudadano y año. Tanto las sanciones como la fiscalidad asociada a los residuos deben revertir en crear un gran sector económico en el que todavía podemos competir, que siempre significa desarrollar tecnologías e innovar en la gestión. Estamos hablando de poner a las empresas en el centro de esa (casi) nueva actividad.
Ya tenemos el ejemplo de la reutilización de agua y de las depuradoras convertidas en sofisticadas biofactorías, donde sí competimos. Con la tecnología y la gestión innovadora de las empresas, claro. Esas que algunos criminalizan para llevarnos 50 años atrás.
