LA HISTORIA
España entra en la era de la reconstrucción post-Covid19 con unos niveles de déficit y de deuda pública en el límite, que van a crecer de manera exponencial en el corto, el medio y el largo plazo de forma insostenible. Esto implica un ejercicio de conocimiento y realismo respecto a las reglas básicas de la ciencia económica, para poder garantizar los programas sociales esenciales, más importantes ahora, cuando un factor exógeno sobrevenido pone en riesgo los mínimos de supervivencia de millones de familias.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Hay que hacer muchas cosas. Es necesaria la unidad que pide el gobierno, que debe empezar por no señalar -como hacen algunos- de forma populista y perversa a las empresas como culpables de cualquier cosa que parezca políticamente rentable. Porque en Europa esas boutades de izquierdismo universitario son un freno al compromiso de los que han de pagar esas ansiadas transferencias a fondo perdido que han de salvar los muebles. Sería más que bueno que Nadia Calviño consiguiera la presidencia del Eurogrupo -en contra de la opinión del vicepresidente segundo, más pendiente de su negociado que de España- porque tiene credibilidad y sería una demostración de confianza por parte del presidente, y, desde luego, la mejor interlocución posible con los circunspectos frugales. Porque aunque en España muchos ningunean el mérito, en Europa es fundamental, y ella lo tiene. Es necesario entender, -sí entender, porque no es una realidad opinable- que la cobertura de ERTEs y renta mínima vital (a la que nadie se ha opuesto porque hoy por hoy es imprescindible) necesita una intensa política de colaboración público-privada para sacar adelante el país con los actuales, y más aún futuros, niveles de deuda y déficit.
QUE LAS EMPRESAS COLABOREN CON EL ESTADO ES LO NORMAL, ¿NO?
Que las empresas colaboren con el Estado debería ser lo normal. La semana pasada hemos tenido ocasión de comprobar cómo cuando hablan los ejecutivos de las grandes empresas, la sensación es como cuando los grandes jugadores tocan la pelota en un partido de futbol. Hay talento, hay conocimiento y experiencia, hay responsabilidad. Si miran las trayectorias hay pocas dudas. Hechos contra sermones.
Dice la ministra Ribera que la reconstrucción ha de ser verde para ser duradera. Y los empresarios estuvieron y están de acuerdo, y presentaron propuestas. Con financiación y compromiso social. Dice la ministra Ribera que necesitamos “un buen sistema robusto de calidad de servicios públicos urbanos para los ciudadanos”. Efectivamente, unos servicios públicos robustos son los prestados por los más capacitados técnica y financieramente, bajo la mejor supervisión del regulador administrativo. Que utilicen de la forma más eficaz y eficiente los recursos de los ciudadanos, y que por lo tanto presten el mejor servicio, al menor coste posible.
Volvemos a la unidad y al ODS 17, la alianza de todos para conseguir lo más difícil. No hay alternativa, solo se trata de saber cuánto tiempo vamos a perder mientras algunos intentan ganar privilegios sin mérito, en contra del interés general y de la defensa de los vulnerables.
