LA HISTORIA
“El coronavirus es una enfermedad que esperamos que sea temporal, con impactos temporales, pero el cambio climático lleva entre nosotros muchos años y se mantendrá por décadas, y requiere de acción continua”.
¿QUIÉN LO HA DICHO?
Lo ha dicho Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante la presentación del
último informe sobre el Estado del Clima Mundial, de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en el que se recogen las
señales físicas que nos alertan sobre el cambio climático y sus impactos en las personas.
“No vamos a combatir el cambio climático con un virus. Aunque se le debe dar toda la atención necesaria, no podemos olvidarnos de la lucha contra el cambio climático, y los demás problemas que enfrenta el mundo”, ha apuntado.
“El virus tendrá un impacto económico negativo a corto plazo, pero
las pérdidas serán masivas si pensamos en el calentamiento global. Estamos hablando de un problema de otra escala, con consecuencias en la salud de las personas y en nuestras sociedades mucho más graves”, ha indicado Petteri Taalas, secretario general de la OMM en el mismo acto.
PERO YA HAY MILES DE MUERTOS POR EL VIRUS…
Es cierto, pero la lección que debemos aprender de la crisis del coronavirus es que subestimar los problemas y sus riesgos asociados es muy peligroso. Nos resulta casi excitante vivir peligrosamente y podemos acabar pagándolo muy caro.
¿QUÉ DICE EL INFORME?
Según el estudio de la OMM, 2019 finalizó con una media mundial de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales estimados, un valor superado únicamente por el récord de 2016, cuando un episodio muy intenso de El Niño agravó el aumento de la temperatura mundial vinculado a la tendencia general del calentamiento.
“Actualmente estamos muy lejos de cumplir los objetivos del
Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C o 2 °C”, ha explicado António Guterres.
PERO ESE DATO AUNQUE ES MALO AÚN NO PRODUCE MUERTOS…
No es cierto. Sí produce muertos y penalidades de todo tipo para millones de personas.
Las condiciones climatológicas extremas están propiciando la aparición de periodos de sequía en numerosas partes del mundo que, además de poner en peligro un bien tan necesario como el agua figuran entre las causas principales de las graves crisis alimentarias que han propiciado el reciente aumento del hambre en el mundo. Tras una década de reducción constante, el hambre repunta: más de 820 millones de personas padecieron hambre en 2018.
Por otro lado, entre enero y junio de 2019 se contabilizaron más de 6,7 millones de nuevos desplazamientos internos debidos a desastres, entre los que cabe destacar fenómenos hidrometeorológicos como las inundaciones y las tormentas.
Lo hemos visto también en España , así
el temporal que azotó el Levante peninsular entre el 4 y el 10 de septiembre que provocó siete muertes y cuantiosos daños, y que muchos de los que lo han sufrido han clasificado como
“el más violento jamás vivido”.
¿NO QUEDA TIEMPO PUES?
Ya estamos viviendo un presente cada vez más catastrófico, en el futuro inmediato simplemente los eventos extremos serán la norma.
Los datos muestran que los grandes ecosistemas como las selvas tropicales y los arrecifes de coral pueden colapsar a un ritmo más rápido de lo que se pensaba hasta ahora. Un
nuevo estudio alerta de que
los bosques amazónicos podrían morir en solo 49 años y los arrecifes del Caribe en solo 15 años.
¿ENTONCES?
El coronavirus es el tema de actualidad, es grave pero pasará. Ahora tenemos que aprender de nuestros errores y evitar que la crisis climática ocupe el lugar del virus en los titulares de los periódicos.
Si en el escenario del coronavirus la responsabilidad y sentido cívico de la población será clave, para un desenlace positivo, en el cambio climático también.
Dejemos de vivir el presente como si fuera el pasado y comencemos a construir un futuro en el que no haya que vivir peligrosamente.