LA HISTORIA
El Ministerio para la Transición Ecológica ha publicado este lunes el borrador del nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC). El documento definitivo habría de ser la hoja de ruta, a 10 años vista, que prepare a España para los efectos del cambio climático y para minimizar sus impactos.
¿ESO SERÍA VOLVER A LA ‘NORMALIDAD’?
El cambio climático era nuestro gran desafío y nuestra gran oportunidad antes del tsunami coronavirus. Resulta curiosamente reconfortante volver a preocuparnos por lo que era importante antes de que lo urgente alterara y abrumara nuestras vidas. Imaginamos a la ministra Ribera contenta, pensando que ella vino para esto y no para bregar con una pandemia que surgió de súbito en Oriente, como una pesadilla.
El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) es una necesidad para enfocar el futuro con seguridad pero, además, es una gran oportunidad para recuperar el ritmo económico de una manera útil, necesaria y productiva.
¿QUÉ PROPONE ESE PLAN DE ADAPTACIÓN?
El borrador del PNACC define objetivos, criterios, ámbitos de aplicación y acciones concretas para poder construir una resiliencia al cambio climático que permita anticipar y minimizar sus daños.
En concreto, esta propuesta de plan define y describe, en forma de fichas, 81 líneas de acción sectoriales encuadradas en 18 ámbitos de trabajo, entre los que destacan clima y escenarios climáticos, salud humana, agua y recursos hídricos, biodiversidad y áreas protegidas, forestal, desertificación, caza y pesca continental y agricultura, ganadería, pesca y alimentación.
Pero también ámbitos como costas y medio marino, ciudad, urbanismo y vivienda, patrimonio cultural, energía, movilidad y transporte, industria y servicios, turismo, sistema financiero y actividad aseguradora, reducción del riesgo de desastres, investigación e innovación, educación y sociedad, paz y seguridad, y cohesión social. Una enorme y variada cantidad de líneas de acción que refleja la multitud de aspectos de nuestra vida social y económica que se ven afectados por la crisis climática.
¿QUÉ HAY DEL AGUA?
El agua y el conjunto de los recursos hídricos son un tema fundamental para nuestra adaptación al cambio climático. Los recursos menguantes obligan a aumentar la eficiencia de todos los usos, a regenerar y reutilizar exhaustivamente para hacer sostenible y circular la economía del agua.
Eso significa mayores esfuerzos en desarrollo del conocimiento y tecnología. Y la integración transversal de los actores de todo el proceso desde las captaciones a los distintos usuarios, gestores y trabajadores. Un reto fascinante para el que afortunadamente estamos preparados, como se ha visto con la respuesta del sector en su conjunto, a la crisis sanitaria.
¿SIGNIFICA QUE EL PLAN ES UNA PIEZA IMPORTANTE PARA EL FUTURO?
El PNACC es, sin duda, una piedra angular para la transformación de nuestro aparato físico y productivo a la nueva realidad climática, y que junto con el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que ha de enviarse a Bruselas, intenta encontrar la forma de adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos, para evitar lo que de otra manera sería un shock brutal para nuestra economía y nuestra forma de vivir.
En palabras de Ribera, se trata de “reflexionar sobre cuál es el mejor modo de construir resiliencia frente a los impactos del cambio climático, mejorar nuestra capacidad de anticipación e identificar cuáles son las mejores orientaciones para los distintos sectores de nuestra actividad económica, si queremos construir una economía sólida y una sociedad inclusiva”.
El milagro anhelado del retorno a Ítaca se vislumbra como un hecho cercano. Retomar los objetivos de lucha y adaptación al cambio climático es el símbolo de que “volver a la vida” ya es algo más que un deseo.