“En términos de economía circular el sector del agua está claramente a la vanguardia en nuestro país”, defiende Lorenzo Dávila en este artículo. El recién aprobado PERTE para la transformación digital del agua es una oportunidad para modernizar más si cabe el sector, generando empleo y grandes beneficios ambientales
En un artículo previo habíamos visto un ejemplo de como se puede plantear el desarrollo de la economía circular en el sector del ciclo integral del agua mediante la implantación de nuevas tecnologías dentro del diseño de la red de aguas residuales en la ciudad de Alicante.
El concepto de circularidad no sólo tiene efectos medioambientales, aunque estos sean los más obvios, sino que también tiene un enorme impacto económico en términos tanto de eficiencia como de valor añadido en el sentido económico y en el social. Un ejemplo no explotado de circularidad lo podemos ver en redes de transporte como pueden ser las del Metro en las ciudades.
En el diseño inicial de estas redes, se desarrollaban esquemas lineales con principio y fin, esto es con fondos de saco en ambos extremos de la línea -de ahí su nombre- de Metro.
Obviamente un diseño lineal de este tipo provoca que la intensidad de uso sea mucho mayor en el tramo central de la línea que en los extremos donde se va vaciando -con la excepción de las líneas que unen terminales de aeropuertos o trenes-, o lo que es lo mismo, el coste por metro lineal de la línea en términos de usuarios o ingresos -tanto los costes fijos de la infraestructura como los costes variables de su uso, incluyendo el coste energético- crece exponencialmente en los extremos en la medida en que lo usan muchos menos ciudadanos.
El haber diseñado estas líneas con esquemas de circularidad -esto es, sin principio ni fin- lleva a un uso isotrópico a lo largo de toda la línea, distribuyendo igualitariamente el coste de metro lineal de la red en términos de usuario/ingreso, al tiempo que aumenta el uso del servicio -con lo que disminuye dicho coste relativo- y genera valor añadido social en la medida en que aporta soluciones de movilidad no existentes previamente.
Cuando se diseña la red de agua caliente de un edificio, el incorporar un esquema de retorno permite reducir el consumo de energía -no hay que calentar tanto el agua-, al tiempo que de agua -no hay que dejar el agua correr hasta que se caliente- y, además permite un uso más confortable y rápido de la instalación.
“El modelo de economía circular implica reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes”
Un segundo pilar de la economía circular -el primero es el que hace referencia a la eliminación de residuos y contaminación desde el diseño- es el que tiene que ver con el mantenimiento de productos y materiales en uso, en la medida en que el modelo de economía circular trata de crear un modelo de producción y consumo que implica reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible, generando así valor añadido.
Esto tiene especial importancia cuando analizamos los sistemas existentes y tratamos de intervenir en ellos buscando reducir las pérdidas y desperdicios que aparecen en el proceso.
Un ejemplo muy interesante de esto lo volvemos a encontrar en el sector del ciclo integral del agua cuando vemos toda la tecnología que se desarrolla para minimizar las pérdidas a lo largo de la red, que en estos momentos, en toda la red urbana de nuestro país supone aproximadamente un 23% del agua potable ya tratada, con el compromiso de reducir estas pérdidas al 10% en el horizonte temporal de 2030.
Precisamente, en relación con todas estas tecnologías encaminadas a la gestión eficiente del agua y la minimización de sus pérdidas, es donde tenemos que incluir el recientemente aprobado PERTE para la transformación digital del agua, que además de suponer un extraordinario modelo de colaboración público-privada por un importe de 1.120 millones de euros que se unen a la inversión pública directa hasta alcanzar los 3.060 millones de euros hasta el año 2023, creando alrededor de 3.500 puestos de trabajo.
“En términos de economía circular el sector del agua está claramente a la vanguardia en nuestro país”
Esta transformación digital del agua implica la implantación en prácticamente todo nuestro territorio urbano de sistemas de medición inteligentes que permiten tener información a tiempo real de todo el consumo de agua que se está realizando en cada punto de la red, avisando de consumos anómalos que pueden estar reflejando perdidas en el sistema disparando la consecuente intervención para su solución como respuesta.
Así mismo, las implicaciones de dicha transformación afectan también a las aguas residuales mediante un incremento tecnológico en sistemas de sensorización y monitorización de las infraestructuras de saneamiento, lo que permite mejorar la depuración de las aguas y una mayor reutilización.
El programa es mucho más extenso -y afecta tanto al entorno urbano como al agrícola- y está inserto en un proyecto de transformación del sector al que se añadirán nuevos PERTE a partir del 2023, siempre bajo el paraguas de la colaboración público-privada, que permitirá hacer frente al objetivo mencionado de 2030 y a dar un paso de gigante en todo el potencial que supone pensar en términos de economía circular, en el que el sector del agua está claramente a la vanguardia en nuestro país.
Este pensar en términos de economía circular no sólo supone una mayor eficiencia en un recurso escaso y por tanto una minimización del estrés hídrico, sino también una creación de valor económico que nace de la asignación óptima de los recursos económicos, al tiempo que un mejor servicio a los ciudadanos.
Lorenzo Dávila es arquitecto y economista y director gerente de OSUR.
