Por las aguas de Venecia con la mirada de Canaletto

Por las aguas de Venecia con la mirada de Canaletto

Por Julián H. Miranda

Nuestro experto en arte Julián H. Miranda hace un detallado repaso de la vida y obra de Giovanni Antonio Canal, más conocido como Canaletto, que supo retratar el agua de su Venecia natal de una forma que no solo ha sobrevivido el paso de los siglos sino que ya es icónica

En los últimos meses, debido al COVID-19 hemos visto numerosas ciudades vacías y entre ellas el caso de las calles y palacios de Venecia, por su singularidad, han tenido un gran impacto en nuestra retina al verla serena, con miles de visitantes menos, y poder disfrutar así de una urbe única. Al observarla ahora me retrotrae a esas imágenes de sus rincones y plazas que pintó Giovanni Antonio Canal, más conocido como Canaletto (Venecia, 1697- 1768), nombre con el que firmaba sus cuadros para distinguirse de su padre, el también pintor Bernardo Canal.

Venecia fue fundada en el siglo V y construida sobre un archipiélago de más de un centenar de islas. En sus inicios dependía del Imperio Romano de Oriente, pero poco a poco se fue independizando hasta convertirse en una ciudad-estado de gran poder económico y cultural, tanto en artes plásticas y arquitectura como en literatura y música, fundamentalmente. Hasta 1797 fue capital de la República de Venecia y en 1866 se incorporó al reino de Italia.

La riqueza económica atesorada por los hombres de negocios de la Serenissima  impulsó un generoso mecenazgo en el arte y la cultura desde el siglo XV al siglo XVIII con maestros como Bellini, Tiziano, Giorgione, Tintoretto, Tiepolo, Canaletto o Guardi, entre otros, dejando para la posteridad un legado plástico de incalculable valor que no solo se puede ver en los museos y palacios venecianos sino en los mejores museos del mundo.

Venecia: S. Pietro in Castello, 1730. 47,3 X 79,5 CM. Legado de Henderson, 1879. | NGL 1059

El caso de Canaletto, hijo de un pintor con el que aprendió la técnica, resulta muy curioso por su inclinación a fijar paisajes urbanos, primero de Venecia pero años más tarde de Roma, rincones de Inglaterra y, sobre todo, del modo de ir tejiendo un hilo conductor durante más de medio siglo de trayectoria. Hizo durante todo ese largo período una cartografía muy completa de los lugares, palacios y costumbres más emblemáticos de esa ciudad edificada sobre el agua.

La primera influencia fue la de su progenitor, dedicado a pintar decorados para representaciones teatrales, pero más tarde estudió con Luca Carlevarijs (Udine, 1663-Venecia, 1730), quien le inspiraría en esos paisajes urbanos (vedute), género que cultivaría Canaletto a lo largo de su vida, junto a Francesco Guardi. Acompañó a su padre a Roma, ciudad en la que vivieron durante un año y donde conoció la obra de un pintor y arquitecto como Giovanni Paolo Pannini (Piacenza,1691-Roma, 1765), que también practicaba el vedutismo. Pannini se especializó en captar las ruinas antiguas de la ciudad romana, confiriéndolas una atmósfera de fantasía, algo irreales, que conectaban sus pinturas con los capricci.

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Venecia: Entrada al Cannaregio. Hacia 1734-42. 48×80,2 cm. Legado de Henderson, 1879. | NGL 1058

En 1720 Canaletto regresó a su ciudad natal y como era habitual para los artistas se asoció al Gremio de pintores y en él permaneció hasta 1767, un año antes de su muerte. En esos primeros años su paleta consiguió grandes contrastes de luz, con una técnica rápida sin apoyarse en bocetos. Sabía manejar con destreza la cámara oscura para encuadrar sus paisajes urbanos y lograr perspectivas precisas. Además prefería concluir sus escenas in situ desde el enclave que elegía para pintar y no dejarlo para más tarde en su estudio, una costumbre que un siglo y medio más tarde normalizarían los pintores impresionistas.

Poco después de instalarse en Venecia, ciudad que habitó casi toda su vida, excepto un período de casi nueve años, de 1746 a 1755, en el que vivió en Inglaterra, Canaletto recibió sus primeros encargos y comenzó su amistad con el cónsul inglés en la República de Venecia, Joseph Smith, que con el paso del tiempo sería su mejor cliente, embajador y mecenas, lo que posibilitó que un gran número de obras le fueran solicitadas por la clase dirigente inglesa, que se sintió atraída por la precisión y el cromatismo que extraía de una paleta variada para reflejar el esplendor de la arquitectura veneciana, dado que esa ciudad formaba parte del Gran Tour que muchos ingleses y de otros países europeos hacían por Europa.

Una regata en el Gran Canal, 1740. 122 x 182,8 cm. Legado por Lord Revelstoke, 1929. | NGL4454

Uno de esos óleos tempranos hoy se puede admirar en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, El Gran Canal de San Vio, Venecia (1723-1724), en la que el pintor italiano se situó en el mirador de la antigua iglesia de San Geminiano, hoy desaparecida, representando al fondo la fachada de San Marcos y parte de la del Palacio Ducal. Es una obra muy precisa, ejecutada con solo 26 años, donde no faltan los elementos ornamentales por su minuciosidad hasta conseguir dotarla de un ambiente fiel a la composición. Hay algunos rasgos innovadores, no solo en su pincelada y en la luz, como cuando refleja los barcos casi detenidos sobre el agua en la parte derecha del cuadro que atrae la mirada del espectador sino también en ese modo de extraer los matices de color, al conseguir los diferentes tonos del agua, a veces verdosa en contraste con el cielo azul.

Venecia: el Palacio Ducal y la Riva degli Schiavoni. Finales 1730. 61,3 x 99,8 cm. Legado de Wynn Ellis, 1876. | NGL 940

Los museos ingleses como la National Gallery, la Dulwich Picture Gallery, o las colecciones de los Windsor y la Wallace, entre otras instituciones, junto a museos norteamericanos y europeos poseen numerosas obras de Canaletto.  En la National Gallery podemos encontrar varias pinturas de 1730, San Pietro in Castello, y El Palacio Ducal y la Riva degli Schiavoni. La primera refleja el ambiente de la clase trabajadora, bien de los pescadores arrastrando sus redes, otros cargando heno y madera o también barcos mercantes anclados con las velas mecidas por una suave brisa. En la segunda Canaletto confirió una sensación de quietud, con esas nubes arremolinadas y la cálida luz del sol, mientras dirige nuestro interés a dos de los lugares más conocidos de la ciudad. El pintor estaba encima del muelle ý desde allí situó a la derecha las embarcaciones y con una pincelada variada consiguió esos tonos en las maderas rotas y las piedras que cubrían el borde del agua.

Venecia: el Gran Canal con S. Simeone Piccolo. Hacia 1740. 124,5 x 204,6 cm. Legado por Farnborough 1828. | NGL 163

Desde 1730 a 1746 el pintor vivió su época de esplendor, gracias a las visiones que nos legó de Venecia y la serie de acontecimientos de una ciudad tan viva como esa. En la National Gallery de Londres encontramos tres óleos que confirman su virtuosismo: Entrada al Cannaregio (hacia 1734-1742); el Gran Canal con San Simeone Piccolo (1740); y Una regata en el Gran Canal (1740). El primero es una vista que muestra a las góndolas deslizándose por el agua, junto a barcos de pesca, en la desembocadura de este canal, la segunda vía fluvial tras el Gran Canal, y lo hizo con una luz más fría e invernal permitiendo que reparemos en los edificios de ambos lados. En el segundo, Canaletto reflejó la vida cotidiana en el Gran Canal y captó detalles nítidos de las fachadas y sus reflejos en el agua, mientras que a la regata anual le dio un aire festivo para seguir fielmente la competición entre los barcos, causando emoción, mientras que las ondas producidas le sirvieron para aumentar la sensación de profundidad y movimiento del agua desde la distancia.

El Gran Canal de San Vio, Venecia. california. 1723-1724. Óleo sobre lienzo. 140,5 x 204,5 centímetros. | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Enlazando con la regata y la tradición veneciana, el Museo Thyssen-Bornemisza tiene depositado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña una tela muy apreciada por los venecianos: El Bucintoro (1745-1750), un motivo representado también por Bassano y Guardi, dado que era la galera oficial del Dux de Venecia, máxima autoridad de la República. Este barco de formas sinuosas, decorado en rojo y oro, era un símbolo de la ciudad. Mar Borobia, conservadora del Museo Nacional hyssen-Bornemisza escribe: “el ejemplar aquí representado fue el último realizado en el Arsenale, fue diseñado por Stefano Conti y decorado por el escultor Antonio Corradini. Tenía un león, símbolo de la ciudad, en la proa y una figura de la Justicia”. Y añade que “esta conmemoración reunía a toda Venecia encabezada por el dux, quien, vestido para la ocasión con brocado de oro, la capa de armiño y el peculiar gorro, salía hacia el mar [el día de la Ascensión] seguido en procesión acuática por una representación de las autoridades locales, los embajadores y el nuncio pontificio.”

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El Buccintoro California. 1745-1750. Óleo sobre lienzo. 57 x 93 centímetros. Colección Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).

Por último, dos ejemplos de paisajes con agua pintados en Inglaterra: La fachada sur del castillo de Warwick (1748) y Eton College (1754). La vista de este importante castillo fue un encargo de Francis Greville, primer conde de Warwick. Canaletto representó este monumental edificio desde diferentes ángulos con el objeto de reproducir la fachada exterior y el patio interior. El lienzo fue adquirido para la colección Thyssen en 1978. El segundo es una vista desde la orilla del río Támesis con un paisaje suavemente iluminado con un grupo de personas disfrutando de un día de verano, unos haciendo picnic y otros pescando o navegando en las cercanías. De ese paisaje extrae sutiles variaciones de luz y sombra con el río de fondo. Hoy forma parte de la colección de la National Gallery.

La fachada sur del castillo de Warwick. 1748. Óleo sobre lienzo. 75 x 120,5 centímetros. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza



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