Continuidad en el zoo, la mirada transformadora de José Manuel Ballester - EL ÁGORA DIARIO

Continuidad en el zoo, la mirada transformadora de José Manuel Ballester

Por Julián H. Miranda

De la mano de Julián H. Miranda recorremos esta semana la exposición Un día en el zoo, un conjunto de 44 fotografías, tomadas en cuatro zoológicos y oceanarios por el artista José Manuel Ballester. El objetivo, mostrarnos los ecosistemas creados de manera artificial para acoger a animales salvajes, ausentes en las instantáneas, como metáfora del anacronismo de estas instalaciones y concienciar sobre la pérdida de fauna y hábitats en el planeta

En muchas trayectorias artísticas la preocupación por el mundo que nos rodea termina impregnando muchas de las obras que esos pintores, fotógrafos, escultores o escritores, entre otros creadores, legan a la posteridad. El caso de José Manuel Ballester (Madrid, 1960), pintor y fotógrafo, es el de un artista que está investigando constantemente, desde sus composiciones pictóricas hasta la línea fotográfica comprometida de las dos últimas décadas. Premio Comunidad de Madrid en 2009 y Premio Nacional de Fotografía en 2010, su trayectoria y lenguaje visual en ambas disciplinas no deja indiferente porque siempre tiene intención.

José Manuel Ballester junto a “Lugar para aves acuáticas 1” (Lisboa). Fotografía de Paloma Hiranda
José Manuel Ballester junto a “Lugar para aves acuáticas 1” (Lisboa). Fotografía de Paloma Hiranda

Su último trabajo, Un día en el zoo, es un conjunto de 44 fotografías, tomadas en cuatro zoológicos y oceanarios de Lisboa, Londres, Madrid y Melbourne en 2019, que se enmarcan en un gran proyecto al que ha denominado Espacios ocultos, donde Ballester con precisión ha ido eliminando los animales de esos espacios artificiales creados por el hombre para contemplar a esos seres en cautividad. “Mi intención es poner el foco en la extinción de muchas especies animales y aunque el escenario sean los zoos a través de ellos quiero llegar al problema de su desaparición de los hábitats, que es donde radica el principal reto”, subraya José Manuel Ballester.

Ahora, hasta el 10 de marzo se exponen 18 fotografías de ese trabajo transformador en la Galería Pilar Serra de Madrid (Santa Engracia, 6). Estos zoológicos se fundaron a comienzos del siglo XIX: Londres (1828); Melbourne (1862); Madrid (1972), aunque siguiendo la pauta de la Casa de Fieras del Retiro en el reinado de Carlos III; y Lisboa, un oceanario construido a orillas del Tajo e inaugurado con motivo de la Expo 98. En las imágenes late una reflexión plástica y ética dual del anacronismo que supone mantener el concepto de zoológico. “Este modelo me plantea dos preguntas: la primera si tiene sentido mantener estos lugares tal y como fueron concebidos hace muchos años; y la segunda, es si debemos renunciar a los hábitats naturales que son los más idóneos y crear otros espacios a imitación de éstos pero que difícilmente llegarán al equilibrio de los originales”, argumenta Ballester.

José Manuel Ballester. “Tapirus Indicus” (Londres), Chromaluxe Art Brillo, 2019
José Manuel Ballester. «Ocenario 3» (Lisboa), Chromaluxe Art Brillo, 2019

Desde su creación estos zoológicos han evolucionado y apostado por nuevas actividades didácticas para atraer a niños, jóvenes y adultos a conocer  mejor a animales poco habituales en nuestros hábitats. Sin embargo son espacios cerrados donde los animales no viven en libertad aunque preserves dichas especies para evitar su extinción. Los incendios de Australia desde septiembre, por la sequía y la falta de agua, el poco cuidado de la Amazonia ahora y otros fenómenos del ciclo climático natural está terminando con la vida de millones de animales salvajes. Y, sobre todo, nos señala la vulnerabilidad ante la velocidad del cambio climático en los últimos años para animales y seres humanos.

José Manuel Ballester junto a “Lugar para las aves 1” (Melbourne). Fotografía de Paloma Hiranda
José Manuel Ballester junto a “Lugar para las aves 1” (Melbourne). Fotografía de Paloma Hiranda

Cada una de las imágenes captadas por José Manuel Ballester no solo nos alerta de los peligros de alterar la biodiversidad del planeta, sino también de cómo sin ser capaces de lograr un equilibrio en la vida animal sí hemos sido sabido crear unos ecosistemas artificiales en esos lugares idílicos para aves acuáticas, donde no faltan rocas, agua, vegetación abundante y una temperatura adecuada. En una de las mejores piezas de la exposición, Lugar para las aves 1, tomada en Melbourne, Ballester es capaz de sugerir movimiento en esas hojas que parecen mecerse por la fuerza del viento, aunque de los árboles no cuelga ninguna de las aves que seguro veríamos en algún parque natural porque hay un techo de cristal como si fuera un invernadero que impide su vuelo.

José Manuel Ballester. “Panthera Leo Persica” (Londres) Chromaluxe Art Brillo, 2019
José Manuel Ballester. “Panthera Leo Persica” (Londres) Chromaluxe Art Brillo, 2019

El agua en esos paraísos artificiales, tanto en Londres como en Melbourne, Madrid y mucho más en Lisboa es un elemento recurrente en las imágenes de José Manuel Ballester porque este elemento ocupa la centralidad en la vida de casi todas las especies, desaparecidas a nuestros ojos, pero muy importantes para alimentarse, lavarse o chapotear. “El agua es lo primero que los científicos buscan en otros planetas. En sus entrañas surgió la vida y en torno a ella gira todo. Otro de los problemas de numerosas especies es por la contaminación del agua y por la escasez de la misma, a causa de los cambios climáticos tan bruscos y que van por delante de las diferentes especies al cambio”, añade José Manuel Ballester durante nuestra conversación por la exposición.

Precisamente el artista ha fijado esos espacios con agua que suelen ocupar las panteras en Panthera Leo Persica, del zoológico de Londres, con una  gradación pictórica de la roca anaranjada, suelo de piedra y el agua oscura verdosa que no deja ver el fondo del estanque a esa pequeña charca de agua rodeada de un territorio alambrado con esas dos torres de edificios contemporáneos, sin dejar de mencionar la mordaz ironía que supone el Tío Vivo de la Belle Epoque de Londres, con esos animales en madera sujetos a estructuras de hierro, que revelan lo inanimado y la extinción como proyección de su preocupación como creador.

José Manuel Ballester. “Panthers Tigris” (Madrid). Chromaluxe Art Brillo, 2019
José Manuel Ballester. “Panthers Tigris” (Madrid). Chromaluxe Art Brillo, 2019

Del zoológico de Madrid llaman la atención tres imágenes: Panthers Tigris, con esas terrazas de hormigón y el agua entre ellas, donde se reflejan los árboles, pero donde no hay vida del animal que debería habitarlas; esa muralla también de hormigón en contraste con los árboles que le dan sombra y esas rocas colocadas por la mano del hombre en Papio Cynocephalus; y por último esa casa de tonos ocres amarillentos de los koalas, que no vemos, en Lipunus Cinereus Goldfuss, quizá un presagio porque estos animales rara vez salen de su estancia.

Por último, la mirada de Ballester al Oceanario de Lisboa, el segundo más grande de Europa, donde están representados los hábitats de cuatro oceános: Atlántico, Pacífico, Índico y Antártico, con su fauna y su flora. Tanto en la visión interior Oceanario 1, 2 , 3 y 4, como en las fotos exteriores hay una travesía serena de los fondos marinos, habitados por tiburones, delfines, rayas, atunes o peces tropicales, pero donde solo hemos podido rastrear un escualo y un pez en Oceanario 2, y esa visión en Oceanario 3 de un hombre que observa las rocas, el fondo marino verdoso y el azul claro de las aguas, y donde deja vagar su mirada como un espectador de nuestro tiempo.

José Manuel Ballester. “Oceanario 4” (Lisboa). Chromaluxe Art Brillo, 2019
José Manuel Ballester. “Oceanario 4” (Lisboa). Chromaluxe Art Brillo, 2019

A lo largo de su trayectoria como fotógrafo ha captado arquitecturas urbanas, interiores de museos, paisajes solitarios en lugares remotos y también se ha apropiado de obras maestras de pintores como Giotto, El Greco, Velázquez, Vermeer y El Bosco, entre otros. “En El Jardín de las Delicias el agua es protagonista en las tres secuencias de la creación que representa. Aparece en diferentes estados: desde su pureza más cristalina a la más tenebrosa e incluso en su estado de congelación en la oscuridad de la noche. Pero siempre rodeado de la vida más intensa, variada y compartida por todos”, apostilla Ballester.

José Manuel Ballester. “Oceanario 2” (Lisboa). Chromaluxe Art Brillo, 2019
José Manuel Ballester. “Oceanario 2” (Lisboa). Chromaluxe Art Brillo, 2019

Con motivo de ARCO 2020, a finales de febrero, se presentará un libro con las 44 imágenes que componen Un día en el zoo, editado por la Galería Pilar Serra. Para los que no puedan visitar la exposición será una ocasión única para descubrir esos espacios de naturaleza transformados por la mano de paisajistas y biólogos que terminan deviniendo tristes porque son escenografías impostadas que José Manuel Ballester denuncia con esos impactos visuales. Los rinocerontes, aves, reptiles, felinos y otras especies deben vivir en la libertad de ecosistemas naturales, no artificiales.



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