"El agua viene del grifo" - EL ÁGORA DIARIO

«El agua viene del grifo»

Por José Luis Gallego

El estar rodeados de grifos que nos proporcionan puntualmente agua en cualquier momento nos hace olvidarnos de la fragilidad de este recurso imprescindible para la vida. Y el cambio climático que ya está en marcha y las consecuencias que se avecinan afectarán gravemente a su disponibilidad

Siempre he pensado que uno de los mejores sinónimos de la palabra vida es agua. Porque mucho antes que un elemento básico para la agricultura o un recurso primordial para la industria el agua es el ingrediente imprescindible para la vida.

Nosotros mismos estamos formados hasta en tres cuartas partes por agua. Envejecemos al no ser capaces de mantener esa proporción. Incluso si puedes leer estas líneas es gracias a esas dos grandes gotas que son tus ojos, formados en un 90% por agua. Por todo ello debemos custodiarla con la máxima responsabilidad, ya que cuidar el agua es la mejor forma de preservar la vida.

Podemos imaginar la existencia en un planeta más cálido, menos confortable, rodeados de un entorno natural más inhóspito, menos acogedor, con mayor dificultad para disponer de la energía o con menos opciones de movilidad.

Sin embargo en pocas ocasiones nos detenemos a pensar en lo problemático que sería vivir en un mundo en el que no tuviéramos garantizado un acceso casi instantáneo y seguro al agua potable.

Y no nos lo planteamos porque en nuestra sociedad, en esta confortable sociedad que nos brinda un país tan avanzado como el nuestro, el agua está justo ahí: detrás del grifo.

El pasado año, en el transcurso de una conferencia a escolares de secundaria sobre gestión responsable de los recursos naturales, pregunté a la sala de dónde creían ellos que venía el agua, a lo que una simpática joven respondió con un excelente sentido del humor: “está claro: el agua viene del grifo”, provocando unas carcajadas generalizadas entre sus compañeros y en mí mismo.

La avispada respuesta de aquella estudiante me sirvió en todo caso para centrar el discurso en ése aspecto de nuestra percepción de la realidad, en esa impresión, instalada en el imaginario colectivo de nuestra sociedad de que, al estar rodeados de grifos por todas partes, los españoles tenemos garantizado el acceso seguro al agua potable. Cuando lo cierto es que no es así.

Una de las principales consecuencias negativas del aumento de temperatura debido a la crisis climática es el más que probable descenso de la disponibilidad hídrica como consecuencia de los previsibles cambios en el régimen de lluvias general y el aumento de la evapotranspiración.

Si analizamos las series pluviométricas no podemos extraer certezas respecto a una disminución repentina de las lluvias. Según los datos que nos aportan dichas series, en los últimos años viene lloviendo prácticamente lo mismo que ha llovido siempre. Pero, otra cosa es lo que señalan las proyecciones.

Al elevarse la temperatura aumenta la transferencia de vapor de agua hacia la atmósfera por evapotranspiración, lo que se traduce en un aumento de la nubosidad y consecuentemente en una mayor precipitación.

Embalse de Barrios de Luna, León

Sin embargo los climatólogos advierten que el calentamiento global va a hacer que en ciertas regiones del planeta como el área mediterránea, donde el aumento de las temperaturas medias está siendo más acentuado que en el conjunto, el retorno del agua de lluvia no compensará la mayor evaporación.

Los modelos climáticos pronostican una alteración importante de las precipitaciones medias en forma de lluvia. Una variación que podría suponer un recorte de hasta un -25% durante el verano (un solo punto de porcentaje requiere un cambio importante: imaginemos lo que supondría una cuarta parte menos), mientras que en invierno se produciría un aumento de hasta un +10%. De esa manera no se conseguiría mantener la media de precipitación y en cambio sí que se produciría un incremento de los fenómenos meteorológicos extremos.

Ante tal escenario lo más sensato es avanzar en materia de prevención de riesgos y tomar todas las medidas y habilitar todos los mecanismos necesarios para garantizarnos ese acceso seguro y cómodo al agua: ahorro en el consumo, gestión eficiente, regeneración de aguas de depuradora o desalación, entre otras.

Solo así lograremos que las generaciones futuras puedan seguir imaginando, como aquella estudiante que acudió a mi charla, que “el agua viene del grifo”.


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