Emoción y naturaleza en las imágenes de Ragnar Kjartansson

Emoción y naturaleza en las imágenes de Ragnar Kjartansson

Por Julián H. Miranda

La exposición ‘Paisajes emocionales’ reúne cuatro videoinstalaciones y una serie de acuarelas del islándes Ragnar Kjartansson, un artista polifacético que utiliza todos los soportes y formas del arte para transmitir su pasión por la naturaleza

Desde el pasado martes y hasta el próximo 22 de junio, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y TBA21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary) presentan en la sede del primero la exposición Paisajes emocionales, que reúne cuatro videoinstalaciones y una serie de acuarelas del islándes Ragnar Kjartansson (Reikiavik, 1976), un artista polifacético que utiliza todos los soportes y formas del arte en su práctica performativa. A lo largo de su trayectoria le han influido la historia del cine, la música, el teatro, la cultura visual y la literatura para dar forma tanto a sus videoinstalaciones como a sus dibujos y pinturas. La puesta en escena de sus videos es una herramienta clave para ofrecer a los espectadores una emoción sincera y una experiencia que transmite verdad, donde el paisaje y su admiración por la naturaleza tienen un claro protagonismo en muchas de sus historias visuales.

Sus cuatro videoinstalaciones –God (2007), The End (2009), The Man (2010) y The Visitors (2012)- componenq quizá su obra más conocida en multicanal y una de las obras de arte más importantes creadas en el siglo XXI, aunque también están presentes en el Thyssen la serie de acuarelas Desde el valle del desencanto en la Columbia Británica (2011). Desde luego, fue un sexenio muy productivo para Ragnar Kjartansson, capaz de llevar los ecos de sus paisajes natales y de revelar la fascinación que tiene por América del Norte, sus parajes y, cómo no, su música.

Sus piezas están ambientadas bien en una granja junto al río Hudson, en las Montañas Rocosas o en una pradera donde sitúa el piano de un célebre músico norteamericano, acompañadas de blues o de jazz. Con motivo de la presentación de la exposición Arte Americano de los siglos XIX y XX, este conjunto de obras del islandés establece una conversación transversal con muchas de las obras expuestas de la colección Thyssen. Comisariada por Soledad Gutiérrez, cuenta con la colaboración de la Fundación Ecolec.

Ragnar Kjartansson
Ragnar Kjartansson, Portrait. Photo: Elisabet Davids. Cortesía del artista.

TBA21, entidad fundada por Francesca Thyssen en 2002, lleva trabajando 15 años con el artista de Reikiavik y como explica su presidenta se ha querido impulsar el talento de Kjartansson porque incide en la ruptura de fronteras que impregna su trayectoria, y “experimentar sus obras en el contexto de la imaginería estadounidense en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza agrega una dimensión de resonancia a su arte. Asumir el desafío del museo de encontrar la interacción y el diálogo entre las respectivas colecciones es un viaje fascinante en el que revisamos tanto la colección del museo como nuestras propias actividades en el contexto actual”. Por su parte, la comisaria Soledad Gutiérrez explicó que “las obras de Kjartansson son tan monumentales en tamaño, materialidad y temática que es raro experimentarlas juntas”, y añadió que «esta muestra pone las obras en diálogo entre sí, mostrando nuevas intersecciones y revelando claramente el romance entre la obra de Kjartansson y las representaciones icónicas de Estados Unidos».

Ragnar Kjartansson
Fotograma del video “The God”, 2007. Ragnar Kjartansson. Videoinstalación monocanal (color y sonido), cortinas rosas.

La primera de las videoinstalaciones cronológicamente es God (2007), un encargo de TBA21 y The Living Art Museum en Reikiavik, en la que Kjartansson parte de la cultura pop estadounidense de mediados del siglo XX hasta convertirla en una videoinstalación envuelta en satén rosa. Se exhibe en la primera planta del Museo Thyssen, junto a las obras estadounidenses modernas de las colecciones del Thyssen, y tiene una duración de 30 minutos. En esta pieza podemos observar al artista islándes- que suele aparecer en sus obras- como si fuera un crooner al frente de una banda de jazz de 1950 y donde 11 músicos, dirigidos por su colaborador Davíð Þór Jónsson, e inspirado en la figura de Frank Sinatra.

Ragnar Kjartansson
Ragnar Kjartansson, The End, 2009. TBA21, Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection. Photo: Laura Vanags | The Banff Centre | Courtesy the artist | Luhring Augustine, New York | Galleri I8, Reykjavík

La siguiente videoinstalación es The End (2009), con cinco canales y las Montañas Rocosas canadienses como escenario, un lugar que le sirve a Kjartansson para cuestionar la idea romántica del artista y su conexión con el paisaje. Esta pieza se presentó en el Pabellón de Islandia en la 53ª Bienal de Venecia y está instalada también en la primera planta del Thyssen.

Vista de dos acuarelas de la serie “Desde el valle del desencanto en la Columbia Británica”, 2011.

En una sala anexa cuelgan once acuarelas de la serie Desde el valle del desencanto en la Columbia Británica (2011), donde el artista que viene de los parajes de Islandia capta los bosques desnudos de ese área de las Montañas Rocosas canadienses, mismo espacio grabado en su video The End. A lo largo de esos dibujos se adivina un modo sutil de recoger el aire espectral y fragmentando, a través de unos colores suaves, en los que predominan los tonos ocres y blancos, que parecen posteriores a un incendio, con un acento melancólico de cierta desesperanza.

Acuarela sobre papel de la serie “Desde el valle del desencanto en la Columbia Británica”, 2011.

En la planta sótano se puede ver la tercera videoinstalación, The Man (2010), en la que se recoge una interpretación completa del repertorio del célebre músico de blues de Mississippi Pinetop Perkins, de 97 años, una de las pocas obras en las que el propio Kjartansson no aparece. El piano de Perkins está en medio de una vasta pradera casi vacía, excepto por un viejo granero y algunos árboles al fondo, inspirándose en el paisaje que captó el pintor Andrew Wyeth, El mundo de Cristina (1948). Nuevamente la música y la naturaleza se dan la mano en la obra del creador islandés.

Y por último, The Visitors (2012), posiblemente la obra más célebre de Kjartansson. Creada por un grupo ecléctico de músicos, amigos del artista, es una instalación de vídeo de nueve canales, de poco más de una hora de duración, ambientada en Barrytown (Nueva York). Pude verla en el Museo Guggenheim de Bilbao hace poco más de siete años. Me impresionó la fuerza y armonía entre las imágenes y la música para mantener la atención de los que veíamos embelesados ese poema visual durante un largo período de tiempo. Desde su estreno en el Migros Museum für Gegenwartskunst de Zúrich, en 2012, Los visitantes ha realizado una extensa itinerancia internacional, siendo expuesta en Malmö, Milán, Nueva York, Ohio y Viena, entre otras ciudades.

Ragnar Kjartansson. The Visitors, 2012. Videoinstalación con nueve canales, sonido, 64 minutos. Encargo de Migros Museum für Gegenwartskunst. Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection. Foto: Elísabet Davids. Cortesía del artista. Luhring Augustine, Nueva York | i8 Gallery, Reikiavik

Los visitantes (2012) es una videoinstalación multicanal en la que el artista Ragnar Kjartansson documenta una acción musical que transcurre en la granja Rokeby, una mansión histórica situada en el Valle del río Hudson, en el estado de Nueva York, que el creador descubrió  en el año 2007 y que, desde entonces, visita con frecuencia. Gracias a los miembros de la familia que la siguen habitando, la granja Rokeby ha logrado mantener un aire de deterioro romántico y bohemio, que atestigua la larga y ecléctica historia que sirvió de inspiración al artista.

Para la ejecución de esta pieza de 64 minutos, el artista islandés invitó a un grupo cercano de amigos —músicos de renombre en Reikiavik, algunos reconocidos a nivel internacional— a realizar una performance musical en Rokeby. Los nueve canales que componen la instalación muestran a los intérpretes tocando con sus instrumentos la misma melodía en espacios diferentes de la mansión. La suma de estas actuaciones individuales es lo que construye y da sentido al conjunto de la performance, que el artista describe como “un espiritual femenino nihilista”. La instalación es, por un lado, un análisis de la noción del intérprete, dejando al descubierto la intensa emoción de la interpretación colectiva y, por otro, una reflexión acerca de la persistencia de los lazos afectivos y el romanticismo melancólico, típicos de la cultura nórdica del artista.

Ragnar Kjartansson, The Visitors, 2012, Nine-channel video installation color, sound, 64 min (videos). Overall dimensions variable. Commissioned by Migros Museum für Gegenwartskunst Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection Still: Courtesy the artist | Luhring Augustine, New York | Galleri I8, Reykjavik

El título The Visitors alude al último álbum, del año 1981, del grupo musical Abba, que se hallaba en esos momentos en proceso de ruptura y desintegración. Tanto la letra de la canción que se escucha en el vídeo, escrita por la exmujer del artista, como la propia música nos remiten a un mundo nostálgico y en una armonía en la que todo es posible, junto a la naturaleza que tanto emociona a Kjartansson. Muchas de sus videocreaciones ayudan al espectador a reflexionar sobre la fragilidad y belleza de la condición humana.




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