Flashes sobre las olas - EL ÁGORA DIARIO

Flashes sobre las olas

Por Antonio Sandoval Rey

En su nueva entrega para La Mirada del Agua, Antonio Sandoval nos relata sus sensaciones en una jornada de conteo de aves en el entorno de Estaca de Bares y nos describe el vuelo del agresivo págalo grande, que inspiró el diseño de un avión de guerra por sus picados mortíferos contra el enemigo

Llevo todo el día censando aves viajeras, pero hoy he venido aquí, además, a zambullirme entre el pasado y el presente históricos. Según contemplo el océano, y sobre él las bandadas en paso, mi imaginación se sumerge hacia pecios hundidos en la memoria, como este:

El primer avión alemán derribado en combate aéreo en la Segunda Guerra Mundial, un hidrocanoa bimotor con la cruz gamada grabada en la aleta de cola, sucumbió el 26 de septiembre de 1939, sobre el Mar del Norte, a las ametralladoras de tres Blackburn B-24 Skua. Este modelo de caza británico, destinado a portaaviones y especializado en picados mortíferos contra el enemigo, se llamó así por haberse inspirado en la que acaso sea el ave marina más agresiva de Europa: el págalo grande, Great Skua en inglés.

Casi ochenta años después, en compañía de varios amigos, cuento uno tras otro centenares de págalos grandes. Es 10 de septiembre, y estamos en el cabo de Estaca de Bares, en el norte de la provincia de A Coruña.

Estaca de Bares, A Coruña. | Antonio Sandoval

Tenemos frente a nosotros uno de los rincones del océano Atlántico más importantes de Europa para las aves marinas. En 2014 esta área fue designada por el Gobierno de España Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), en aplicación de la Directiva de Aves de la Unión Europea, por su condición de corredor migratorio crucial para decenas de especies diferentes. Entre ellas, esta que nos está brindando hoy un espectáculo extraordinario. Queda poco para que acabe el día, y ya pasamos de 900 págalos grandes censados en paso hacia el oeste, cerca del 3% de su población global, estimada en torno a los 30.000-35.000 individuos. A su alrededor siguen volando, también en cifras muy gruesas, pardelas, charranes, alcatraces…

El nombre científico de este págalo es Stercorarius skua. O Catharacta skua, según dónde consultes. La palabra Skua proviene de las islas Feroe, donde en nórdico antiguo, una lengua perdida de raíz germánica, llamaban Skúfr a este animal. Su denominación en latín se la debemos al danés Morten Thrane Brünnich (1737-1827), quien comenzó estudiando gramática oriental en su juventud para terminar siendo uno de los ornitólogos más reputados de su tiempo. Dos siglos antes, el holandés Carolus Clusius, introductor del tulipán en su país, ya la había utilizado para describir por vez primera esta ave para la ciencia.

En el Reino Unido su denominación más popular es Bonxie. De nuevo una palabra perteneciente a un idioma indogermánico desaparecido, el Norn. Casi exclusivo de los archipiélagos de las Orcadas y las Shetland, en el norte de Escocia, donde evolucionó tras ser importado de Noruega, sus últimos refugios fueron las conversaciones entre los siempre escasos habitantes de dos de las islas más remotas de Reino Unido, Unst y Foula. El nombre de esta última proviene del nórdico antiguo Fugley, “isla de las aves”.

El mar vibra azotado por el viento del oeste. Millares de borreguillos brotan efímeros en las crestas de las olas. El frío del norte empapa de sal mis párpados. Me calo mejor la gorra y sigo contando.

Las gaviotas se espantan al paso de los Bonxies, pues estos suelen atacarlas para robarles su comida, de ahí su nombre en castellano: págalo. Su silueta es la de un ave rapaz rotunda y parda, moteada de tonos arcillosos, a veces casi dorados. Sus alas son anchas. En el centro de su mitad más externa destellan grandes flashes blancos. Las baten a poca altura de las olas, con un ritmo sólido, constante. A cada golpe de remo, sus plumas más largas se curvan ligeramente hacia arriba. Los cazas Blackburn B-24 Skua también tenían las puntas de las alas combadas de esa manera. En algunas de sus acciones de ataque descendían casi en vertical sobre sus objetivos para bombardearlos con proyectiles incendiarios Cooper.

Págalo grande (Stercorarius skua).

Cuando en primavera te acercas a un nido de págalos grandes, estos te reciben con furiosos y repetidos picados desde un cielo a menudo gris. Si te descuidas, puedes terminar con un feo arañazo de sus patas. Es de esas impresiones que no se olvidan. Su mayor colonia mundial está, precisamente, en Foula. Pero solo desde hace pocos siglos.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en los asentamientos precristianos hallados en esa isla, habitada ya hace 5.000 años por gentes que construían elipses de piedra orientadas al solsticio de invierno, revelaron que aquellos primeros pobladores consumían todo tipo de aves. Entre los restos de sus pitanzas se encontraron huesos de muy diferentes especies. Pero no de págalo grande. Tampoco se menciona esta ave allí, ni en el resto de Reino Unido, por parte de quienes escribieron acerca de la biodiversidad de esas regiones antes del S. XVII. Las primeras parejas reproductoras, oriundas de más al norte, se establecieron en Foula hacia 1774.

Hoy la “isla de las aves”, en sus 5,6 km de largo y 4 de ancho, acoge cada temporada de cría más de 1.600 nidos de págalos grandes. Es más: el norte de las islas británicas alberga en primavera el 60% de su población mundial. Tras la colonización de Foula y Unst por parte de aquellas primeras parejas, y su inmediata protección por parte de los ganaderos, su población fue creciendo poco a poco. Y es que la agresividad de los págalos ante cualquier extraño los convirtió en muy bienvenidos aliados de aquellas gentes incluso frente a los pigargos, enormes águilas que hasta entonces se llevaban cada poco un cordero en sus garras.

En la actualidad, el turismo ornitológico se ha convertido, junto a la ganadería, en uno de los recursos más importantes de Foula, donde viven unas 30 personas. Si vas allí, por cierto, ten en cuenta que no solo debes cambiar la hora de tu reloj. En ese lugar nunca se abandonó el calendario Juliano por el Gregoriano, de modo que la fiesta de fin de año, por ejemplo, se celebra el 13 de enero.

El sol está ya bajo. Vuelvo junto a mis compañeros para seguir contando págalos. Continúan pasando cerca y lejos, en pequeños grupos y en solitario. De vez en cuando, uno de ellos ataca a una gaviota patiamarilla, una pardela cenicienta o un alcatraz. Lo persigue, lo obliga a arrojarse al mar, investiga si ha soltado lo que fuera que haya comido hace un instante. Muchos se quedarán en invierno en el mar de Galicia. Son más los que acuden frente a Portugal y alrededor de Canarias. Unos cuantos penetran en el Mediterráneo occidental.

El Reino Unido fue uno de los estados de la Unión que más se esforzó en la redacción y promulgación de la Directiva de Aves europea. Durante décadas, fue además ejemplo de iniciativas en materia de conservación de aves y desarrollo de la ornitología en los ámbitos científico y recreativo. En este momento, mientras tantas aves nacidas allí (págalos, pardelas pichonetas, charranes, alcatraces…) pasan por aquí, ese país está a punto de abandonar al resto del continente en esa contingencia llamada Brexit, desde hace poco comandada por un Primer Ministro al que cada vez más analistas describen ajeno a las actitudes democráticas. Al mismo tiempo, al otro lado de este océano Atlántico gobierna un personaje de ademanes y peinado no menos llamativos. Y en Rusia… Y en Austria, y en Hungría, y en Brasil, y en…

Punto de avistamiento de aves en Estaca de Bares, A Coruña. | Antonio Sandoval

En 1940 Hitler decidió ocupar Noruega. En abril de ese año lanzó la Operación Weserübung y envió al puerto de Bergen dos cruceros ligeros que años antes habían operado como navíos supuestamente neutrales en la Guerra Civil Española. Uno de ellos, el Königsberg, con 174 metros de eslora, había pasado frente a este mismo cabo de Estaca de Bares en ruta hacia Ferrol  en enero de 1936, para entregar allí a las autoridades golpistas al vapor Marta Junquera, capturado días antes junto al cabo Ajo, en Cantabria.

El 10 de abril de 1940, en el puerto de Bergen, los tripulantes del Königsberg vieron caer el infierno desde el cielo. Con el sol a sus espaldas para cegar a los artilleros alemanes, un escuadrón de 16 cazas Blackburn B-24 Skua bombardearon su buque hasta enviarlo a pique.

La Alemania nazi, con todo, ocupó Noruega. Pero no sin un precio. Se achaca en parte a los 400.000 soldados que mantuvo allí hasta 1944 su debilidad para encarar el frente oriental por una parte y el desembarco de Normandía por otra. Cuando el Eje se hundió de manera definitiva, el Königsberg había sido reflotado a pesar de sus graves daños, y de nuevo hundido ante el fin de la contienda. En 1947 fue desguazado para chatarra. En cuanto a los  Blackburn B-24 Skua, no se conserva ninguno completo.

Hace frío. El sol está a punto de ponerse. Los págalos grandes, Skuas, Bonxies, parecen incluso más dorados a esta luz tostada que nos invita a regresar a nuestros hogares. Plegamos los trípodes de los telescopios y echamos una última mirada al océano antes de echar a andar hacia nuestros coches.


Otras noticias destacadas