Guerra a las plantas invasoras

Guerra a las plantas invasoras

Por Raúl Mérida

El naturalista Raúl Mérida explica el problema que suponen las plantas invasoras para los ecosistemas naturales y para la producción agrícola y destaca algunos casos en los que el sector del agua lleva a cabo una política preventiva con fuerte compromiso con la biodiversidad

Todas las plantas son buenas y necesarias, aunque no todas las plantas son buenas y necesarias ¿Se trata de una contradicción? Para nada. Las plantas realizan una labor esencial para la supervivencia del planeta y viven en perfecta comunión con su ecosistema. Sin embargo, precisamente por eso y por las intensas relaciones que mantienen con su entorno, todas las plantas deben estar en el lugar correcto y en el momento adecuado. Cuando no lo están, se rompe todo equilibrio y, lo que podría parecer bueno, acaba siendo un auténtico desastre ambiental.

Las plantas invasoras son aquellas que se reproducen a gran velocidad, en abundante número, y con la capacidad de hacerlo a gran distancia. Eso dicho así parece poca cosa, pero a nivel de la biodiversidad de un territorio puede ser y de hecho lo es, una auténtica bomba de destrucción masiva que arrasa a otras plantas autóctonas y que, por tanto, aniquila la vida.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza define las plantas invasoras como aquellas especies alóctonas que se establecen en hábitats o ecosistemas naturales o seminaturales y que son agentes de cambio y amenaza de la biodiversidad natural.

Sin embargo, las mismas plantas no son consideradas invasoras en todos los lugares del mundo. En aquellas zonas del planeta de las que son originarias son consideradas autóctonas. Por lo tanto, nada es bueno ni malo, ninguna planta es autóctona ni alóctona. Ninguna es local, nacional, ni extranjera. Simple y llanamente, todo depende del lugar del planeta en el que nos encontremos y de las consecuencias que de su presencia se deriven.

Efectos de las plantas invasoras

Las plantas invasoras asolan los territorios en los que se instalan. Modifican y destruyen sus hábitats naturales, conquistando parajes, valles, prados y hasta jardines domésticos. Pintan con el color de sus tallos y hojas el manto verde variado y distinto que configuran la convivencia de muchas otras plantas que nacieron y vivieron allí desde hace siglos y que, sin embargo, son destruidas por su presencia, robándoles espacio y oxígeno. En definitiva, depredan la biodiversidad, intensificando la erosión.

Su impacto es de tal calado, que su sola presencia, además de los infinitos daños ambientales que genera, arrasa también cultivos agrícolas y provoca grandes perjuicios económicos.

Las plantas invasoras se extienden como una plaga. Es normal. Su capacidad y facilidad para la reproducción son sus grandes aliadas. Por eso, de forma accidental o intencionada, con la intervención del ser humano, sobre todo en la jardinería, o casualmente viajando al pelo o plumaje de un animal o adherida al chasis de un vehículo, viajan allá donde el destino las quiera llevar.

El resto es sencillo. Una vez instaladas y acomodadas las semillas sobre el terreno, comienzan a procurarse un futuro de provecho. No les costará mucho lograrlo. Pronto comenzarán a crecer y hacerse sitio entre otras plantas que las recibirán solidariamente, sin saber que, con el tiempo, se harán dueñas y señoras de todo el territorio acabando con ellas.

Debido a lo anterior, resulta fundamental frenar su existencia y avance si queremos conservar el medio ambiente y su biodiversidad.

Retirada de camalote o jacinto de agua en el Guadiana. Se trata de una planta acuática invasora que ha llegado a algunos ríos españoles. | Foto: Efe

Compromiso del sector del agua

El grupo AGBAR es referente internacional por el tratamiento del ciclo integral del agua y por su compromiso con el medio ambiente en esa tarea.

Por eso, dentro de sus programas y su tarea diaria, Agbar cuida y mima la preservación de la biodiversidad partiendo de la idea de que no es posible encargarse y tratar adecuadamente todo el ciclo del agua si el entorno que la rodea se ve de alguna forma alterado.

Esa es la razón por la que el grupo está trabajando dentro de su programa medio ambiental BIObserva STOP-Invasoras, para frenar la proliferación de especies invasoras y erradicarlas de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales y las Estaciones de Potabilización de Aguas que gestiona.

Para logar el anterior propósito, AGBAR primero ha dividido España en cinco grupos o zonas para poder establecer más eficaz y claramente las especies que viven en cada una de ellas. Así ha establecido las siguientes áreas: Costera; Mediterránea, Atlántica, Montaña y Canarias.

Una vez establecidas dichas áreas y las peculiaridades que cada una de ellas reúne con respecto a la existencia en sus territorios de este tipo de plantas, AGBAR ha resaltado 33 especies de plantas invasoras de actuación prioritaria y preferente que, por otro lado, reúne a algunas de las más populares por estar incluidas a su vez en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y por ser, al fin y al cabo, las que en mayor número se encuentran en nuestro territorio.

No obstante, y por su relación con el agua, también ha incluido dentro de esas 33 especies algunas invasoras que impactan en el medio acuático e inciden directamente sobre el ciclo del agua, elaborando un catálogo propio que facilita la identificación de las mismas y que, en definitiva, constituye un manual para poder actuar contra éstas.

La lucha por la preservación de la biodiversidad no es fácil, pero es una inversión en futuro. Por eso, el grupo AGBAR apuesta por la naturalización de los espacios y de las infraestructuras que gestiona, apuesta por la creación y conservación de espacios verdes con plantas autóctonas y vigila las plantas invasoras. Una iniciativa de protección, recuperación y conservación de los ecosistemas propios de cada zona.


Raúl Mérida es naturalista y divulgador, especializado en el rescate y protección de los animales y el medioambiente. Es presidente del Arca de Noé y de la Fundación Internacional para la Protección Animal FIPARM




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