Así impacta el cambio climático en las aguas subterráneas

Así impacta el cambio climático en las aguas subterráneas

Por José Miguel Viñas

«Escasean los estudios centrados en el impacto del cambio climático sobre las aguas subterráneas», afirma el meteorólogo José Miguel Viñas, quien defiende potenciar el estudio de los acuíferos y el impacto del cambio climático sobre estos reservorios esenciales para el regadío, el abastecimiento urbano y la biodiversidad de los humedales

Los impactos del cambio climático son muchos y muy variados. Su magnitud está aumentando y las proyecciones climáticas apuntan a que lo seguirá haciendo a lo largo del presente siglo, siendo mayor o menor dependiendo del escenario de emisiones que consideremos.

El calentamiento global está influyendo en los distintos procesos y componentes que constituyen el ciclo hidrológico. Los cambios en los patrones de precipitación, tanto en su intensidad (carácter más extremo) como en su distribución espacio-temporal (cambios en la frecuencia y magnitud de las sequías, por ejemplo), está empezando a alterar el citado ciclo hidrológico, con las repercusiones que ello conlleva en los recursos hídricos.

Si bien se publican muchos estudios sobre los cambios observados y los previstos en la precipitación, los océanos (nivel del mar, acidificación, corrientes marinas…), ríos o lagos, escasean los centrados en las aguas subterráneas.

Si tenemos en cuenta que de toda el agua dulce (en estado líquido) que hay en la Tierra, el 30% es subterránea (frente a tan solo un 1% de agua superficial), que esa agua proporciona casi la mitad del agua potable que se consume en el mundo y que es la principal fuente de agua utilizada en la agricultura, cobra especial importancia tratar de conocer de qué manera el cambio climático está empezando a afectar y lo hará en las próximas décadas a esas aguas subterráneas, cuyos manantiales alimentan a los humedales.

«Escasean los estudios centrados en el impacto del cambio climático sobre las aguas subterráneas»

Una reciente investigación llevada a cabo por científicos españoles ha abordado esta importante cuestión. Aunque se trata de un primer estudio piloto, los resultados obtenidos son un primer paso previo a nuevas investigaciones destinadas a tener un conocimiento más profundo y detallado de los previsibles impactos que el cambio climático tendrá en los humedades peninsulares, aparte de otros impactos que también hay que introducir en la ecuación, como la sobreexplotación de los acuíferos.

La Albufera de Anna, situada en el interior de la provincia de Valencia, ha sido el humedal seleccionado como caso de estudio en el proyecto IMAGUA, de evaluación de los impactos que el cambio climático puede tener en las aguas subterráneas que abastecen humedales como este. Fuente: CGSi
La Albufera de Anna, situada en el interior de la provincia de Valencia, ha sido el humedal seleccionado como caso de estudio en el proyecto IMAGUA, de evaluación de los impactos que el cambio climático puede tener en las aguas subterráneas que abastecen humedales como este. | FUENTE: CGSi

«Para el Mediterráneo se proyecta un claro descenso del número de días con precipitación y un incremento de la concentración de la lluvia»

Proyecto IMAGUA

La investigación se ha desarrollado en el marco del proyecto IMAGUA (Impactos del cambio climático en humedales afectados por AGUAs subterráneas) y ha sido llevada a cabo conjuntamente por la Fundación para la Investigación del Clima (FIC) y la Compañía General de Soporte a la Ingeniería (CGSi).

El caso de estudio piloto principal de la primera fase del proyecto fue el de la Albufera de Anna, localizada en la Masa de Agua Subterránea (MASb) de Caroch Sur. Se establecieron las relaciones que existen entre los niveles piezométricos (asociados al volumen de reserva de aguas subterráneas en la MASb), los caudales de manantiales (asociados a los recursos disponibles en el sistema), y la climatología correspondiente.

Paralelamente, se generó un conjunto de escenarios locales y regionales de cambio climático en el área de estudio, a cargo de la FIC. Una vez validados los distintos escenarios, se realizaron proyecciones de los índices piezométricos del estado cuantitativo de las reservas de agua subterránea y de las surgencias de manantiales con un análisis probabilístico de impactos previsibles sobre la MASb y por tanto del humedal.

Evolución futura para lo que resta de siglo de los caudales del manantial que abastece a la Albufera de Anna en todos los modelos climáticos estudiados para el escenario SSP5-8.5. Fuente: Proyecto IMAGUA
Evolución futura para lo que resta de siglo de los caudales del manantial que abastece a la Albufera de Anna en todos los modelos climáticos estudiados para el escenario SSP5-8.5. Fuente: Proyecto IMAGUA

«El escenario más pesimista muestra que la precipitación anual podría disminuir hasta un 20% a mediados de siglo»

En una segunda fase del proyecto IMAGUA se llevaron a cabo estimaciones de los impactos más importantes de la variabilidad climática extrema sobre las aguas subterráneas y humedales asociados a las mismas, teniendo en cuenta los modelos más actuales de cambio climático, del Sexto Informe del IPCC (AR6, año 2022).

El objetivo fue obtener la escala de respuesta de los humedales y aguas subterráneas. A diferencia de lo que ocurre con las aguas superficiales, cuya respuesta a una sequía como la actual es rápida, en las aguas subterráneas el comportamiento no es tan inmediato, aunque a largo plazo terminan acusando una reducción de las precipitaciones en el largo plazo, como apuntan las proyecciones climáticas en la región mediterránea.

De aquí a 2050 se espera que aumentan las temperaturas entre 1º y 2,5 ºC respeto a la media del periodo reciente 1986-2015, mientras que a final de siglo la media anual de las temperaturas mínimas y máximas diarias podría ascender hasta 4 ºC bajo el escenario medio (SSP2-4.5) y hasta los 7ºC bajo el escenario más pesimista (SSP5-8.5) de los cinco que considera el IPCC en su sexto y último informe.

Aunque el escenario más pesimista muestra que la precipitación anual podría disminuir hasta un 20% a mediados de siglo, en términos generales la precipitación anual en la vertiente mediterránea no presenta cambios estadísticamente significativos en general.

«La disminución de las reservas hídricas provocadas por el cambio climático conllevará un aumento en los costes de la energía necesaria para extraer el agua subterránea»

Sin embargo, se proyecta un claro descenso del número de días con precipitación y un incremento de la concentración de la lluvia. Es decir, llueve casi lo mismo pero repartido en menos días, de forma más intensa (torrencial), y por lo tanto habrá más escorrentía, con menos percolación hacia aguas subterráneas, repercutiendo en la disminución de recargas hídricas y peor calidad de agua que se suma a una mayor evapotranspiración.

Para el escenario SSP5-8.5, que es el más restrictivo, y teniendo en cuenta todos los modelos climáticos, se pueden observar unos descensos continuados de caudal en el manantial que incluso podrían llegar a comprometer la existencia del mismo a partir de mediados de siglo, lo que supondría un impacto gravísimo sobre el ecosistema asociado a la Albufera de Anna y los caudales ecológicos correspondientes que es preciso considerar.

El estudio concluye también que –para ese mismo escenario de muy altas emisiones– los descensos en los niveles piezométricos a finales de siglo se sitúan en torno a los 15 metros. Hay que tener en cuenta que la disminución de las reservas hídricas provocadas por el cambio climático conllevará un aumento en los costes de la energía necesaria para extraer el agua subterránea, al estar situado a una mayor profundidad del nivel piezométrico, lo que cobra una especial relevancia en el marco de crisis energética que estamos viviendo.




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