El naturalista José Luis Gallego vuelve a La Mirada del Agua para alertar de los estragos que causan las especies invasoras en los ecosistemas acuáticos, uno de los principales motivos de la pérdida de biodiversidad en todo el planeta. Compartimos la tristeza de todo amante de la naturaleza al ver que en muchos ríos y humedales hay ya más especies foráneas que autóctonas
Hace unos años recorrí la mayoría de ríos catalanes a lo largo de todo su trayecto con el equipo de rodaje de la serie Riu Avall (Rio Abajo), que tuve la suerte de escribir, dirigir y presentar en TV3.
Uno de los principales propósitos de esta serie documental, que se sigue reponiendo cada año con notable éxito de audiencia, fue al de poner en valor la rica biodiversidad que acogen los ecosistemas acuáticos mediterráneos.
Gracias a la pericia del equipo de cámaras y realización, pudimos mostrar a los telespectadores buena parte del valioso patrimonio natural de nuestros ríos y humedales.
Pero también anotamos la seria amenaza que suponía entonces (el rodaje se inició en 2011) la creciente presencia de especies invasoras, tanto de flora como de fauna, presente en todos los ríos, embalses y deltas que recorrimos. Un problema que no ha hecho más que ir a peor a lo largo de estos años.


Desde mucho antes de rodar la serie venía siguiendo con especial inquietud la rápida evolución de esta grave amenaza a la biodiversidad. Una amenaza que resultaba especialmente seria en el caso de los ecosistemas acuáticos. Pero tras recorrer los cursos fluviales catalanes y comprobar in situ la magnitud de la tragedia, aquella inquietud dio pasa a una gran turbación, una angustia que me asalta con cada nueva noticia al respecto.
Tortuga de florida, mejillón cebra, almeja asiática, caracol manzana, visón americano, cangrejo rojo, mosca negra, mosquito tigre. La lista de los “artistas invitados” era ya para entonces interminable. Y luego estaba el grupo de los peces: siluro, lucio, perca, rutilo, pez rojo, gambusia, black bass, pez gato, gobio, alburno, trucha arco iris, pez sol, carpa, dojo… en algunos casos como el tramo bajo del Ebro las especies alóctonas superaban en número a las autóctonas, que se estaban rarificando ante el avance de los invasores hasta casi desparecer por completo. Y la cosa, como digo, no ha hecho más que empeorar.


Incluso las plantas acuáticas exóticas, especies llegadas de lo más lejos como el camalote o jacinto de agua (que tantos daños está causando en el Guadiana) y el nenúfar mejicano se estaban adueñando de los hábitats: expulsando a las especies autóctonas, alterando gravemente el equilibrio ecológico de los ecosistemas y cambiando radicalmente los paisajes fluviales.
Por eso al conocer esta semana el caso de una nueva presencia invasora en una balsa de Navarra el corazón me ha dado de nuevo un vuelco.
Imagino la sorpresa que debió llevarse el agente del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) que se encontraba de servicio inspeccionando el bello entorno de la Laguna de Lor, en las afueras de la localidad de Cascante, en la Merindad de Tudela, cuando descubrió la presencia del nuevo invasor: nada más y nada menos que el espectacular cangrejo azul de Florida (Procambarus alleni), al que en Estados Unidos llaman “Electric Blue Crayfish” por su insólita coloración azul fluorescente. Prueben a ver sus fotos en internet y entenderán el sobresalto del agente.


Se trata de un pariente cercano de otro conocido invasor de nuestros humedales: el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) con quien además de compartir género también se equipara en daños. De hecho, de las 37 especies de fauna y flora que la UE clasifica como “especialmente peligrosas” seis son cangrejos de río.
Malos tiempos para nuestro discreto y cada vez más escaso cangrejo de río europeo (Austropotamobius pallipes), amenazado de extinción por la fortaleza de estos competidores llegados del otro lado del planeta, que casi lo doblan en tamaño y que lo están diezmando por las enfermedades que le transmiten. Y malos tiempos en general para todos los amantes de la naturaleza que anotamos como nuestros ríos y humedales pierden su biodiversidad autóctona ante el aumento de las especies invasoras.