Los deportistas precisan hidratación extra. También, la actividad y las competiciones deportivas requieren dotaciones extraordinarias. Si bien la sostenibilidad está incorporándose en el deporte, la mención al agua es escasa. Pero el deporte puede y debe ser un aliado en la consecución de las metas del Agua 2030
Objetivos, metas, retos, etc. son palabras que utilizamos comúnmente y que gozan de un protagonismo indiscutible en la Agenda 2030. Son palabras que se asocian de manera directa a competiciones, carreras, luchas. Y que encuentran un referente en el deporte. El fin de la primavera supone el culmen de acontecimientos deportivos como las ligas y campeonatos de fútbol, baloncesto, voleibol, etc. El Masters de Madrid terminó recientemente y me pregunto ¿cuáles son los compromisos del deporte en cuanto sostenibilidad y, concretamente, con el agua?
Porque la ingesta de agua es fundamental para los deportistas. Porque el consumo de agua en los eventos deportivos resulta de consideración. Y porque, en palabras de Nelson Mandela “El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras sociales”. Entonces, el deporte puede constituir un gran aliado para el logro de los ODS y, en concreto, para lograr las metas de Agua 2030.
El deporte es salud y mantiene una gran relación con el agua, tanto por la necesidad de consumo de los deportistas, como por el que en sí entraña cada actividad. Y cobra especial relevancia en las competiciones deportivas de toda índole.
La cantidad de agua que se llega a perder con el ejercicio físico es elevada, en consecuencia, es básica la ingesta de nutrientes, fundamentalmente, agua y electrolitos. A modo de ejemplo, un futbolista que dispute un encuentro deportivo de 90 minutos de duración puede llegar a perder más de tres litros de agua corporal. Existen recomendaciones en cuanto a la hidratación de los deportistas para obtener un óptimo rendimiento y una adecuada recuperación. Llega el verano y las necesidades aumentan.
El deporte debe ser aliado de Agua 2030
Por otra parte, hay deportes ligados estrechamente al agua como la natación, el buceo o la vela y el agua es protagonista de una amplia variedad de deportes extremos, como el psicobloc o el rafting. Según los expertos el agua ofrece un ecosistema perfecto para la realización de actividades físicas con importantes ventajas para el desarrollo de la salud, tanto como herramienta de prevención como de progreso.
Además, en los espacios al aire libre naturales donde está presente, los espacios azules, la evidencia científica coincide en destacar que vivir cerca de estos espacios y/o hacer uso de los mismos, se asocia con un mayor nivel de actividad física y un mejor estado de salud mental, en especial para la reducción del estrés y el bienestar autopercibido.
«La mejora en la eficiencia en el uso del agua es una de las estrategias clave para que el deporte sea sostenible»
Los espacios azules y la salud
El consumo de agua es clave, no solo para la práctica deportiva, sino en todo lo que la rodea. El impacto ambiental de los grandes eventos deportivos resulta mayor de lo normal al multiplicarse los desplazamientos, la acumulación de basuras y el consumo de energía, alimentos y agua. Pese a este gran consumo de agua, no existen estudios específicos sobre la huella hídrica o la huella del agua asociadas a los eventos deportivos o a la práctica del deporte en general. Por ello, la investigación y previsión es fundamental, como el análisis de sostenibilidad de la Copa Mundial de la FIFA de Qatar 2022.
Reducción de la huella hídrica
En consecuencia, el deporte tiene un papel protagonista como facilitador del desarrollo sostenible. La Agenda 2030 lo destaca relacionándolo de forma directa con el ODS 3, ODS 4, ODS 5, ODS 11, ODS 16 y ODS 17. Pero pese a la estrecha relación entre el agua y el deporte, y el gran consumo del recurso en los eventos deportivos, el ODS 6 es olvidado.
Y es que, en el ODS 6, hay dos metas estrechamente vinculadas con el deporte, aunque no haya referencia explícita: la 6.3, que trata de mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación; y la meta 6.4, que se refiere a aumentar el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores.
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No cabe duda de que la mejora en la eficiencia en el uso del agua es una de las estrategias clave para que el deporte sea sostenible. A modo de ejemplo, en la Guía de buenas prácticas ambientales de los eventos deportivos de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), con recomendaciones para la utilización racional del agua en los eventos deportivos, señalan que, en el Mundial de Fútbol de 2006 en Alemania, se consiguió reducir en un 20% los consumos de agua respecto a lo que hubiera sido lo convencional, implementando medidas de ahorro de agua.
El MITECO, el Ministerio de Cultura y Deporte y el COE firmaron un protocolo el pasado año por el que se comprometen a proponer, evaluar y, en su caso, desarrollar acciones concretas en materia de medio ambiente y sostenibilidad en el deporte. Inclúyase el agua entre las tareas.


Otra palanca clave sería la economía circular. Si pensamos en un torneo como el Mutua Madrid Open, reutilizar los cordajes de las raquetas significaría un ahorro de 120.000 litros de agua” en la confección de nuevas camisetas.
Se presenta un gran campo de oportunidades que aprovechar y profundizar en el compromiso del deporte con la neutralidad climática. Teniendo en cuenta que las Naciones Unidas declaran el Decenio Internacional para la Acción “Agua para el desarrollo sostenible 2018-2028 con el lema “Cada gota cuenta”, sería trascendental que el deporte adquiriera en toda su magnitud el compromiso de contar con cada gota de agua para llegar con buen pie a esta meta. ¡Cada gota cuenta!
