España, segundo país de la UE en superficie forestal, está en posición de emprender y liderar la transición hacia una economía verde si hace un uso inteligente de sus bosques. El divulgador ambiental José Luis Gallego nos cuenta la importancia del sector forestal para un futuro más sostenible
Cuando planificamos el futuro de nuestra economía, de nuestra sociedad, el futuro de nuestro país, solemos elevar la mirada hacia los valores en los que tradicionalmente se ha basado nuestro modelo productivo, absolutamente escorado hacia el sector terciario con casi tres cuartas partes de aportación a nuestro PIB.
Sin embargo, España está en disposición de liderar el compromiso europeo hacia una economía baja en carbono aprovechando la gran oportunidad que nos ofrece ahora el sector primario. Y no me refiero al sector agrícola, sino al forestal, mediante el desarrollo de los mercados de carbono forestal, la conservación y mejora de los ecosistemas forestales y el aprovechamiento sostenible de sus recursos.


Nuestro país es el segundo de toda la UE, tan solo por detrás de Suecia, con mayor superficie forestal: casi 30 millones de hectáreas. Si lográsemos mejorar su estado de conservación ampliando y poniendo en valor a su vez los servicios ambientales, sociales y económicos que nos prestan nuestros bosques, nos convertiríamos en una de las mayores potencias europeas de la nueva economía verde, hacia la que la UE nos pide que avancemos.
La Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2030 identifica la recuperación y crecimiento de los bosques europeos como una de las líneas de actuación prioritaria para avanzar en términos de adaptación y mitigación de la crisis climática.
Ampliando ese importante papel de los bosques, la reciente resolución del Parlamento Europeo denominada “Estrategia forestal europea: el camino a seguir” establece de manera mucho más categórica que los bosques son fundamentales para el desarrollo de la nueva economía verde, ya que “garantizan puestos de trabajo en las zonas rurales y reportan un beneficio directo al conjunto de la sociedad al preservar nuestra salud. Contribuyen de manera esencial a la lucha contra el cambio climático, la protección del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad y desempeñan un papel fundamental en la consecución de los objetivos que establece el Pacto Verde Europeo para alcanzar la neutralidad climática en 2050”.


Por todo ello debemos atender de una vez por todas a las necesidades del sector forestal, un sector que en España ha venido siendo ninguneado por las administraciones, quienes, a falta de una política forestal que vele por la conservación y el aprovechamiento sostenible de los bosques, siempre lo han dejado a su suerte.
Un gravísimo error, pues como reconocen ahora las autoridades comunitarias, la UE no logrará cumplir sus compromisos en materia de medio ambiente y acción climática “sin unos bosques multifuncionales, sanos, gestionados de manera sostenible y con unas industrias forestales viables”, unas industrias que, desde el compromiso con la protección de la naturaleza y la mejora de la biodiversidad, contribuyan a la transición ecológica de nuestra economía.


Todo ello contribuiría además a generar nuevas oportunidades de empleo y desarrollo económico en el medio rural, tanto para profesionales como para empresas, y contribuir al reto demográfico de fijar población en el territorio y ofrecer más y mejores oportunidades de prosperidad y bienestar para vivir en el campo.
Es tiempo de redirigir la mirada al bosque y poner en valor todas las posibilidades que nos ofrece, tanto medioambientales como económicas y demográficas, para liderar la transición hacia ese nuevo modelo de desarrollo verde, más limpio, responsable y sostenible, que exige la UE y que ningún otro Estado miembro está en mejor disposición de emprender y liderar.
