Migrar a causa de los efectos del cambio climático, es un acto que hoy no parece lejano ni imposible. Por el contrario, es una realidad latente que los seres humanos enfrentamos, pero que está afectando también a otros habitantes del planeta: las aves. Se trata de aquellas que migran año a año buscando un mejor clima, reproducirse e ir en busca de alimentos, las cuales a causa de la contaminación o la devastación de sus hábitats, se ven obligadas a partir y no volver jamás. Esto lo que nos cuenta el artista visual chileno Guillermo del Valle en su último trabajo, “Desplazados”, expuesto en el Museo Nacional de Historia Natural de Chile, donde busca crear conciencia sobre el impacto que la acción humana y el cambio climático están teniendo en la avifauna del Humedal de Tunquén, ubicado en la Región de Valparaíso.
“Durante más de treinta años tuve la suerte de caminar por Tunquén, un paisaje prístino a orillas del Pacífico… Es una costa llena de energía, acantilados, imponentes roqueríos, grandes olas, y una playa solitaria de casi dos kilómetros. En dicha playa hay un gran humedal, que en invierno se une con el mar. En él anidan por temporadas muchas aves, en sus migraciones por el continente, y otras lo hacen permanentemente. Por eso, al caminar por los senderos de Tunquén con mis hijos, siempre escuchando el fuerte ruido del mar, respirando la brisa fresca y a veces salada, veíamos infinidad de pájaros ¡Eran sus territorios!”, recuerda con nostalgia el artista.
Sin embargo, con los años este sector comenzó a recibir más habitantes, los precios de las tierras cercanas comenzaron a subir y la presión inmobiliaria se hizo sentir. Además, el Humedal de Tunquén comenzó a recibir basura e incluso un condominio, distante a 17 kms, inició la extracción de agua del humedal, para regar su cancha de golf, entre otros sucesos que amenazaban directamente a las especies del lugar.


Fue así como Guillermo del Valle se hizo parte de la Fundación Tunquén Sustentable, cuyo propósito es la protección de toda la zona, lo cual fue posible el 2014, cuando el Humedal de Tunquén fue declarado Santuario de la Naturaleza, aunque solo 97, de sus 637 hectáreas, están protegidas.
En “Desplazados” vemos a más de 30 aves del humedal de Tunquén, pintadas en viejas lonas de hamacas y toldos de playa oxidadas por el sol, la humedad y las deposiciones de aves, mezclando también con lonas más nuevas, contrastando material reciclado, con otro de primer uso.
“Teniendo a los humedales como escenario, al agua como el principal recurso que determina la viabilidad de estos, el proyecto pone el foco en los efectos que el deterioro de estos ecosistemas tiene para la avifauna. En efecto, la escasez del agua, la contaminación del agua o directamente la extinción por la huella humana de estos ecosistemas, obliga al desplazamiento de cientos de miles de aves, en busca de otros lugares donde sobrevivir, no siempre con éxito. Algo similar con lo que ya se perfila con las migraciones humanas por los efectos del calentamiento global, dinámica que se agudizará con grandes flujos y desplazamientos de población en los próximos años”, nos explica el artista visual.
Agregando que, “de alguna manera las aves de los humedales desplazadas por la pérdida de su hábitat, anticipan lo que va ocurrir con nosotros. El proyecto apunta a un llamado a que cuidemos el planeta para todas las especies que lo habitamos”.


Por su parte, Mario Castro, director del MNHN, señala que “para nosotros como museo la conservación del medioambiente, especialmente de los humedales, es de particular importancia. Recientemente se realizó en nuestro museo la exposición “Humedales, refugios de vida en peligro”, que da cuenta del riesgo que hoy corren estos verdaderos ecosistemas por la acción del ser humano, que son esenciales para nuestra existencia. Ahora, la exposición “Desplazados” sigue la misma línea, transmitiendo un mensaje urgente sobre la conservación de estos ecosistemas, pero integrando una perspectiva artística en la transmisión del mensaje, que, creemos firmemente, es necesario difundir”.
Un rol educativo e informativo, que comparte plenamente el artista chileno. “Creo que es muy potente el cruce entre ciencia y arte, entre lucha ambiental y arte. Para mí el arte no es producir una obra específica “bonita” y decorativa para que se cuelgue en algún salón. El artista debe proponer un discurso, jugar una posición, abrir preguntas social o existencialmente relevantes. Claro, para ello debe apelar a sensaciones y emociones, usando diversas técnicas y medios”, explica del Valle.
“En este sentido, que un museo de ciencias genere espacio para el lenguaje del arte es importante. Cuando montábamos la muestra, veíamos el tipo y la cantidad de público que ingresaba al museo. Eran familias enteras, muchos estudiantes y jóvenes, y claramente era un público más numeroso y más diverso socialmente, que el público que uno ve en un museo de arte, y ni hablar de una galería comercial, que muchas veces por sus ubicaciones en determinados barrios y por un aura elitista, genera una barrera sicológica, que hace que ingrese mucho menos gente”, agrega el pintor.


Por último, Guillermo del Valle enfatiza que “además de tomar o reforzar la conciencia sobre la problemática expuesta, creo fundamental que las personas asuman que tiene poder para incidir en esto. La primera expresión coherente, si uno dice tener conciencia y querer proteger los ecosistemas de los humedales, es que en su práctica diaria muestre cuidado por el medio ambiente, reduzca el consumismo desenfrenado e innecesario, genere menos basura, recicle, compre los productos de cercanía, cuide el uso del agua, etc”.
“Pero como segundo esfuerzo, entienda que puede incidir denunciando situaciones, apoyando a las organizaciones ciudadanas que se movilizan por estas causas, apoyando los cambios institucionales y legales que permitan la protección más efectiva de los ecosistemas, frente a los lobbies poderosos de las grandes empresas e intereses económicos particulares. Está en juego el futuro del planeta, en el que deben poder vivir nuestros hijos y nietos, en armonía con la flora y fauna que nos rodea. No hay mucho tiempo para reaccionar”, finaliza.
“Desplazados” es una iniciativa del artista visual Guillermo del Valle en colaboración con la Asociación Arte Sostenible de Barcelona, España, y el patrocinio del MNHN, la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile, la Fundación Tunquén Sustentable, el Parque Cultural de Valparaíso y el medio Ladera Sur.