¿Unos congresos más sostenibles tras el coronavirus?

¿Unos congresos más sostenibles tras el coronavirus?

¿Unos congresos más sostenibles tras el coronavirus?

El turismo de congresos, que genera en España más de 6.000 millones de euros al año, busca reinventarse con la nueva normalidad tras la pandemia mientras los científcos exploran fórmulas para reducir la huella de carbono de este sector


Nicolás Pan-Montojo
Madrid | 28 julio, 2020


Desde los festivales multitudinarios a los abrazos familiares, el coronavirus ha aplazado a 2021 o hasta que se encuentre una vacuna muchas de las actividades que dábamos por sentadas. Aunque ahora, después de meses de confinamiento, muchos vuelven a las calles y los parques en busca de nuevas rutinas, para el turismo, clave en la economía española, la nueva normalidad parece una pesadilla que implica pocos extranjeros, aforos reducidos y cancelaciones. Además, por si esto no fuera suficiente, la COVID-19 tampoco ha permitido la supervivencia de unas de las patas clave del sector: las reuniones, congresos y convenciones.

El turismo de congresos generó en España más de 6.000 millones de euros en 2017, último año completo del que se disponen de datos. Aunque esto supone tan solo un 6% de todos los beneficios turísticos españoles, se trata de un sector que antes del coronavirus subía con fuerza: la cifra de negocios ha crecido un 63% desde el año 2013 hasta ahora.

Además, a pesar de que la gran mayoría de este turismo se circunscribe a Madrid y Barcelona, que son las ciudades con mayor capacidad para acoger eventos masivos como el Mobile World Congress o la COP, los hosteleros españoles llevan años fomentando la celebración de eventos profesionales por su gran rentabilidad: los visitantes que se consiguen a través de este tipo de congresos tienen un gasto diario medio de 208 euros, mientras que el turista de sol y playa se queda en 146.

Por supuesto, dentro de las medidas que se tomaron a principios de marzo para frenar la expansión del coronavirus estuvo la prohibición de cualquier tipo de evento multitudinario, lo que lógicamente provocó la cancelación de la mayoría de congresos y convenciones profesionales. Aunque actualmente se permiten los eventos de un máximo de 400 personas siempre que se respeten las medidas de seguridad, muchos organizadores han optado por la suspensión o el traslado de fechas. De hecho, hasta la COP26, que iba a tener lugar en Glasgow este noviembre, ha sido postergada hasta que se encuentre un remedio seguro al coronavirus.

Sin embargo, antes de la pandemia, cada vez había más voces que reclamaban una reflexión sobre estos congresos y su posible impacto ambiental. La propia COP genera cada año casi 60.000 toneladas de CO2 en desplazamientos e infraestructuras, lo mismo que 150.000 vuelos de ida y vuelta entre Madrid y París. Por supuesto, en su día el Gobierno se comprometió a compensar las emisiones de la COP25 con la compra de bonos de carbono, pero gestos como este, cada vez más comunes en eventos de todo tipo, no evitan la contaminación. ¿Es posible racionalizar el turismo de congresos?

Reducir la huella de carbono

La Organización Mundial del Turismo estima que las actividades turísticas son responsables de aproximadamente el 5% de las emisiones globales. La huella de carbono de los establecimientos hoteleros, incluyendo calefacción, aire acondicionado, refrigeración de bares, restaurantes y climatización de piscinas, supone el 20% del total, mientras que los medios de transporte suponen un 75% de las emisiones.

Es decir, el gran problema del turismo de congresos está sobre todo en el movimiento de personas a través del globo que implica cualquier gran convención internacional. Y la experiencia por la que nos ha hecho pasar el coronavirus podría tener una de las claves para solucionarlo: según un estudio publicado recientemente en Nature, con propuestas basadas en la experiencia de la pandemia del COVID-19, la huella de carbono de estos viajes se podría reducir hasta un 90%.

El autor principal del estudio, el estudiante de doctorado en Oxford Milan Klöwer, explica que su modelo identifica tres áreas clave para la acción: seleccionar cuidadosamente los lugares para minimizar las emisiones de transporte, organizar las conferencias cada dos años para reducir instantáneamente los viajes en un 50%, y crear centros para que las personas viajen distancias más cortas para beneficiarse de las redes mientras se conectan virtualmente a otros centros.

Ifema - COP25
Ifema – COP25.

El estudio encontró que los vuelos intercontinentales representan una alta proporción de las emisiones totales, mucho más que los vuelos regionales, lo que significa que la promoción de modos de transporte regionales alternativos, como los trenes, es limitada en términos de reducción de la huella de carbono general de una conferencia. Sin embargo, los investigadores enfatizaron la necesidad de evitar excluir a los científicos que residan más lejos, y la necesidad de mejorar la inclusión de investigadores de regiones subrepresentadas, incluido el Sur Global.

Para poder superar este dilema y no depender exclusivamente de eventos virtuales, los investigadores proponen un nuevo modelo de ‘tres centros’ en el que se realizarían múltiples conferencias simultáneamente en diferentes lugares, permitiendo a los asistentes viajar a su centro más cercano para interactuar personalmente mientras simultáneamente se conecta virtualmente con los de otros centros. Según el estudio, esto podría reducir las emisiones de viaje combinadas en un 80%.

Más coordinación

«Para alcanzar las emisiones globales netas cero, necesitamos que todos, desde los organismos de financiación hasta las instituciones académicas, releguemos este tipo de exceso de viajes al pasado. Solo a través de un esfuerzo coordinado y coordinado, la transición hacia un nuevo modelo de conferencia académica ganará terreno», apunta la profesora de la Universidad de Oxford Debbie Hopkins, que también ha participado en la elaboración del estudio.

Pero no solo se debe reducir la huella de carbono de los eventos limitando los viajes, ya que en muchas ocasiones no será posible impedir a ciertos expertos desplazarse solo por motivos de distancia. Es necesario lograr organizar eventos cada más verdes y sostenibles en todos los sentidos, desde la planificación hasta los regalos que se suelen dar al finalizar.

Esto se puede lograr de múltiples maneras. Por un lado, se puede primar la contratación de proveedores (aerolíneas, sedes, hoteles o agencias receptivas) que tengan un sólida política medioambiental, es decir, que cuiden la gestión de residuos y el reciclaje, tengan planes de eficiencia energética o desarrollen acciones de Responsabilidad Social Corporativa en la comunidad local donde se desarrolla el evento. También es importante elegir sedes de reuniones y hoteles que tengan opciones de transporte público e intentar en la medida de lo posible planificar un evento sin papel, una opción cada vez más sencilla gracias a los avances tecnológicos.

impuesto ecologico
Los medios de transporte suponen un 75% de las emisiones del sector turístico.

Por otro lado, los organizadores tienen que minimizar el consumo de recursos escasos como la energía o el agua, eligiendo hoteles y sedes de reuniones que tengan política de eficiencia energética, usando jarras de agua en vez de botellas de plástico o calculando adecuadamente las cantidades necesarias de comida para evitar el desperdicio. Es fundamental también informar a los participantes sobre las medidas que se están tomando durante el evento para minimizar su impacto medioambiental y ser más sostenibles, además de ofrecer a los asistentes recomendaciones sobre cómo minimizar su impacto medioambiental durante el evento.

Solo cuidando todos estos aspectos se podrán evitar verdades incómodas, como que las mismas reuniones y eventos destinados a apoyar la lucha contra el cambio climático causen enormes emisiones de gases de efecto invernadero. El coronavirus nos ha dado algunas pistas, pero el resto depende de nosotros.



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