Los bosques de algas marinas kelp pueden extenderse hasta por tres kilómetros en los litorales de Sudáfrica. Estas algas, que pueden llegar a medir más de 15 metros de longitud, ralentizan el movimiento de las aguas a su alrededor favoreciendo que éstas se calienten con los rayos de sol y creando un ambiente marino único en el que se desarrolla un gran número de especies.