Cuando en 1974, los investigadores Frank Sherwood Rowland y Mario Molina contaron al mundo que los sprays de laca para el pelo dañaban el capa de la atmósfera que nos protegía de la radiación ultravioleta del sol, la reacción fue de incredulidad absoluta. Sin embargo, poco después el llamado agujero de ozono pasó a convertirse no solo en una preocupación global, sino en uno de los símbolos del activismo verde de los años 80.

El 16 de septiembre de 1987 se firmó el Protocolo de Montreal que prohibía las sustancias que atacaban a la capa de ozono. En conmemoración a este acto, la Asamblea General de la ONU proclama cada 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. La rápida reacción para atajar el problema, prohibiendo los compuestos nocivos, representa el mayor éxito logrado por un acuerdo internacional en materia de medio ambiente.