Bruselas ha fracasado en el intento de pactar su primer presupuesto post-Brexit para los próximos siete años. Con los 27 divididos en dos grupos, solo han hecho falta 48 horas para evidenciar que la Unión Europea sin Reino Unido es menos Unión



Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) fueron incapaces este viernes de llegar a un acuerdo sobre el primer presupuesto comunitario sin el Reino Unido, debido a la brecha, de momento insalvable, entre los partidarios de más austeridad y los defensores de una mayor ambición europea.
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La negociación ha contado con la dificultad añadida de que la salida del Reino Unido deja un agujero de entre 60.000 y 75.000 millones de euros para los siete años que habrá que cubrir. Además, la UE se ha fijado nuevas prioridades, como la lucha contra el cambio climático o la digitalización.
Sobre la mesa se pusieron unas cuentas de 1,09 billones de euros, el equivalente al 1,074 % de la Renta Nacional Bruta (RNB) de los Veintisiete, un montante inferior al del marco actual (2014-2020), que fue del 1,16 % de la RNB, y al que propuso la Comisión Europea, del 1,11 %.
Frugales contra amigos de la ambición
Los países acudían divididos en dos grupos. De un lado los frugales: Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia, un bloque coordinado e inflexible defensor de que el presupuesto no rebasase el 1% de la renta conjunta y que se mantuviesen los reembolsos de los que se benefician en su contribución por aportar más de lo que reciben.
Del otro, los ambiciosos, 17 países, incluida España, vertebrados por su rechazo al recorte del 14% en las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y del 12,1 % en los fondos de cohesión que planteaba la propuesta del Consejo.
Las dos grandes economías de la UE, Alemania y Francia, no han querido sumarse a ningún bloque, aunque Berlín se ha aproximado más a los austeros, mientras que París está más cerca de los segundos por su rechazo a recortar la PAC.
Las 48 horas de negociación, muchas bilaterales y apenas dos reuniones con todos los estados reunidos, sirvieron para que el plan fuese rechazado de plano por los Veintisiete, precipitando el final de la cumbre.
Tras el fracaso, serán necesarias «consultas informales en los próximos días y semanas» para decidir cómo proceder».
«Hay que ser consciente de lo que es realista», dijo la canciller alemana Angela Merkel en referencia a las demandas de los estados miembros, advirtiendo de que «queda mucho trabajo por delante«.
El presidente francés, Emmanuel Macron, señaló que se ha «rechazado un mal acuerdo» e insistió en que no se ha «sacrificado la Política Agraria Común», recalcando que las ayudas al campo «no pueden pagar el Brexit».
España pide recortes cero en la PAC
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, consideró que la propuesta «no atiende» ni a las urgencias económicas y sociales de Europa ni a las políticas comprometidas por las propias instituciones europeas, e insistió en que hay margen para mejorarla.
España, sin embargo, no participará en la elaboración de una «contrapropuesta» que satisfaga a los países favorables a las políticas de cohesión, una tarea que el presidente del Consejo ha encargado a los líderes de Italia, Portugal y Rumanía, según dijo el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
El tiempo apremia, ya que una vez que los países acuerden un presupuesto, tiene que ser negociado con la Eurocámara, que reclama una dotación del 1,3% de la renta conjunta.
Si llega 2021 sin que haya nuevas cuentas, la UE no podría seguir pagando buena parte de sus programas.
Sánchez ha tachado de «altamente decepcionante» la propuesta de presupuesto de la UE del presidente del Consejo, Charles Michel, ya que “reduce de manera importante políticas como la cohesión o la PAC y no resuelve los recursos propios de la UE, como un posible impuesto al carbón en frontera”. El cambio climático, la educación Erasmus y la garantía juvenil e infantil son prioridades de España en la negociación.


Sánchez necesitaba un balón de oxígeno para apaciguar las movilizaciones del campo que llevan ya tres semanas, camino de la cuarta, sacando los tractores a la calle para reivindicar unos precios justos y una agricultura rentable para el productor.
La falta de soluciones habilitadas por el Gobierno que se ha limitado a reunirse con todas los eslabones de la cadena alimentaria en busca de un enemigo que dé con la fórmula mágica para reanimar a un sector que se asfixia, no permitía venirse de Bruselas con un recorte del 14% en los fondos de la PAC.
Con este fracaso Sánchez ha ganado tiempo pero el bidón de gasolina está a punto de caer sobre un incendio que ya prendió hace semanas en el campo y que no tiene visos de estar controlado.
