La Unión Europa acaba de lanzar una consulta pública para dilucidar su futura estrategia en el Ártico, una región que cada vez tiene más importancia política a causa del cambio climático, su riqueza en recursos energéticos y su situación geoestratégica



Aunque el planeta Tierra ha sido medido y mapeado hasta la extenuación, el cambio climático permite que surjan nuevos espacios en el globo capaces de alterar el orden geopolítico mundial. El calentamiento global y el consecuente deshielo de los casquetes polares está provocando que cada vez más potencias, como Rusia o Estados Unidos, miren al Ártico como una región con múltiples posibilidades geoestratégicas, que van desde la apertura de nuevas rutas comerciales a la extracción de recursos naturales. Ante esta situación, la Unión Europea (UE) quiere tener también poder de decisión sobre lo que pasa en un casquete polar con el que comparte fronteras y estudia cooperar con otros países para invertir e investigar en el Ártico.


La Comisión Europea (CE) ha presentado este lunes una comunicación (documento no legislativo) sobre la creación de una política integrada de la UE para el Ártico, al mismo tiempo que ha abierto una consulta pública al respecto. Según las autoridades europeas, la consulta servirá para propiciar una reflexión amplia sobre la política ártica de la UE en un contexto de nuevos retos y oportunidades, teniendo en cuenta también las ambiciones del Pacto Verde Europeo.
En el documento, la Comisión subraya que la UE «debería cooperar con todos sus socios árticos, incluidos Canadá, Rusia y los Estados Unidos, con vistas a identificar nuevos ámbitos de cooperación tales como la ciencia y la inversión». Además, cree que los Veintisiete deben colaborar también con «todos los Estados que tengan un interés creciente en el Ártico», como China, la India, Japón, Corea del Sur y Singapur, para abordar «cuestiones de interés y preocupación comunes».


El texto presentado plantea una cooperación con la región en tres ámbitos prioritarios: el cambio climático y la protección del medio ambiente ártico, la promoción del desarrollo sostenible en la región y el apoyo a la cooperación internacional en cuestiones relacionadas cono ella.
«La UE tiene gran interés en garantizar que el Ártico siga siendo una zona de una cooperación internacional constructiva en la que las cuestiones complejas se aborden mediante soluciones negociadas, y donde puedan establecerse plataformas comunes en respuesta a los riesgos incipientes», ha destacado el Ejecutivo comunitario. En particular, a través de una ciencia que puede ser un «catalizador para apoyar un entendimiento común que permita alcanzar soluciones acordadas conjuntamente y promover una cooperación pacífica».
Proteger el medio ambiente
Por otro lado, la Unión Europea quiere aumentar su influencia en el Ártico para velar por que se apliquen «medidas apropiadas para la gestión eficaz del océano Ártico, a fin de garantizar la protección del medio ambiente, la cooperación pacífica y la solución de diferencias, la observancia del Derecho internacional y el uso sostenible de los recursos marinos».
En este sentido, alerta de la importancia de abordar desafíos como la seguridad en el mar y la gestión sostenible de los recursos terrestres y marítimos «desde la cooperación», para evitar que el control del Ártico acabe convirtiéndose en una lucha entre diversos países para hacerse con los valiosos recursos naturales que aún se esconden bajo el hielo. Hay estudios que estiman que la región posee en torno al 22% de las reservas de petróleo (90 mil millones de barriles de petróleo) y gas del planeta, aunque debe tenerse en cuenta que las condiciones medioambientales y el alto grado técnico pueden hacer de la explotación de estos recursos un negocio menos rentable del que en principio muestran las cifras.


«El Ártico es una frontera de rápida evolución en el marco de las relaciones internacionales. El cambio climático está transformando la región de manera radical; también está haciendo que su importancia geopolítica crezca, y varios actores ya ven nuevas oportunidades estratégicas y económicas en el Alto Norte. Debemos garantizar que el Ártico siga siendo una zona de bajas tensiones y de cooperación pacífica, donde los problemas se resuelvan mediante un diálogo constructivo», ha explicado el Alto Representante para la Política Exterior y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell.
Por último, la Comisión destaca la importancia de que la UE continúe colaborando con los pueblos indígenas árticos y las comunidades locales para garantizar que sus puntos de vista y derechos sean respetados y promovidos en el actual proceso de elaboración de las políticas de la UE que afectan al Ártico.
El objetivo es mantener y desarrollar comunidades indígenas robustas y competitivas, promover el espíritu empresarial, fomentar las comunidades con un suministro de energía asegurado, y promover y desarrollar el patrimonio cultural y natural.
