Uno de cada cinco ciudadanos de la UE padece niveles de ruido nocivos para la salud, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Pero lo peor puede estar por llegar: la cifra de afectados por la contaminación acústica va a crecer en los próximos años



Hay una contaminación que nunca vemos, pero que cada vez se oye con más fuerza. Y aún así, parece que optamos por ignorarla, hasta que nos toca vivir junto a una carretera con mucho tráfico o un aeropuerto internacional. La contaminación acústica afecta a uno de cada cinco ciudadanos europeos, una cifra que aumentará en la próxima década tanto en zonas urbanas como rurales debido al crecimiento de las ciudades y la demanda de movilidad, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) recién publicado. Un problema, el del ruido, que tiene múltiples consecuencias sobre la salud y que se ha intenado corregir mediante normativa comunitaria sin éxito por la inacción de los países miembro, entre ellos España.
De lejos, la principal fuente de contaminación acústica es el tráfico rodado. Alrededor de 113 millones de europeos están expuestos como mínimo a 55 decibelios (dB) -el nivel a partir del cual la OMS indica que se producen efectos nocivos sobre la salud- día, tarde y noche por culpa de los camiones, los coches y las motocicletas. De hecho, en la mayor parte de los países europeos, más del 50% de los habitantes de las zonas urbanas están expuestos a niveles de ruido de tráfico rodado de 55 dB o más. Además, 22 millones de personas están expuestas a elevados niveles de ruido de tráfico ferroviario, cuatro millones sufren la contaminación acústica producida por aeronaves y apróximadamente un millón tienen que convivir con mucho ruido industrial.


La exposición al ruido a largo plazo tiene efectos importantes sobre la salud. La AEMA estima que dicha exposición ocasiona 12.000 muertes prematuras y contribuye a 48.000 casos nuevos de cardiopatía isquémica -provocada por el estrechamiento de las arterias del corazón- al año en Europa. Hay una abundante literatura científica que relaciona la exposición a altos niveles de ruido con una mayor probabilidad de sufrir infartos.
Las mujeres son más sensibles a los daños del ruido sobre el sistema coronario. La exposición al ruido crónico se asocia con un aumento de hasta tres veces del riesgo de ataque cardiaco en el caso de las población femenina y hasta de un 50 % en el de los hombres. También se calcula que 22 millones de personas sufren grandes molestias crónicas por culpa de esta contaminación invisible y que 6,5 millones de personas sufren alteraciones del sueño graves y crónicas.
Además de afectar a los seres humanos, la contaminación acústica también es una amenaza creciente para la fauna terrestre y marina. El ruido puede reducir la capacidad reproductiva de distintas especies e incrementar la mortalidad y la huida de los animales hacia zonas más silenciosas.
Objetivo incumplido
Bruselas lanzó su normativa antiruido hace casi 20 años, con el objetivo de limitar a la población expuesta a más de 55 dB de forma continua, en 2002. La Directiva sobre el ruido ambiental establecía que cada país debía elaborar tanto planes de acción como mapas estratégicos de ruido para que desde Europa se pudiera evaluar el estado de la cuestión y recomendar políticas concretas. Aunque esta regulación europea ha conseguido éxitos, como la misma elaboración del informe de la AEMA que parte de datos proporcionados por los miembros de la UE, aún no se han alcanzado los objetivos políticos globales en materia de ruido ambiental.
En particular, no se cumplirá el objetivo establecido por el VII Programa de Medio Ambiente de reducir la contaminación acústica y acercarse a los niveles de exposición recomendados por la OMS para 2020. Más bien al revés: está previsto un aumento de la contaminación acústica debido al continuo crecimiento urbano y al aumento de la demanda de movilidad.
España podría enfrentarse a una sanción si no actualiza sus mapas de ruido de acuerdo con la normativa europea
En el caso de España, después de recibir un primer aviso en septiembre de 2016 y un segundo en enero de 2018, aún no hemos entregado mapas de ruido estratégicos y planes de acción para muchas de las aglomeraciones, carreteras principales y ferrocarriles principales dentro de nuestro territorio. Además, España no ha revisado ni actualizado los planes de acción existentes para los principales aeropuertos. Ambos incumplimientos, de prolongarse, podrían suponer sanciones.
Posibles medidas
Según el informe de la AEMA, algunos países ya están adoptando diversas medidas para reducir y gestionar los niveles de ruido. Sin embargo, sigue resultando difícil evaluar sus beneficios en términos de resultados positivos para la salud. Algunas de las medidas más utilizadas para reducir los niveles de ruido en las ciudades incluyen la sustitución de las antiguas calzadas pavimentadas por asfalto más liso, una mejor gestión de los flujos de tráfico y una reducción de los límites de velocidad a 30 kilómetros por hora. También existen medidas encaminadas a concienciar y modificar la conducta de la población a la hora de utilizar medios de transporte menos ruidosos, como la bicicleta o los vehículos eléctricos. Incluso fomentar el simple acto de caminar puede ser clave.
Utilizar medios de transporte menos ruidosos, como la bicicleta o los vehículos eléctricos, y fomentar los desplazamientos a pie puede ser clave para reducir el ruido urbano
En cualquier caso, el ruido ambiental sigue siendo un problema importante en la UE con repercusiones sanitarias significativas. De acuerdo con la información disponible sobre el impacto del ruido sobre las personas, parece necesario prever nuevas medidas para reducir el número de personas expuestas a niveles sonoros nocivos. Es una cuestión de salud pública.
