La contaminación acorta la esperanza de vida más que el tabaco

La contaminación acorta la esperanza de vida más que el tabaco

Un nuevo estudio señala que la contaminación del aire acorta la esperanza de vida una media de casi tres años, lo que supone más que el tabaco, el sida, las guerras o enfermedades como la malaria. Los expertos hablan ya de una «pandemia» de polución


Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades de más de 300.000 habitantes, un porcentaje que para 2050 subira hasta el 70%. El ser humano es ya una especie animal predominantemente urbana, pero esta elección vital puede tener un coste importante para la salud debido a un factor invisible: la polución atmosférica. El aire de cientos de urbes en todo el planeta está cada vez más contaminado por la incapacidad mundial para limitar una contaminación cuya principal fuente es el uso de combustibles fósiles. Y su incidencia sobre el cuerpo humano es cada vez mayor: según apunta un estudio, la contaminación del aire acorta la esperanza de vida en casi tres años, lo que supone más que el tabaco, el sida, las guerras o enfermedades como la malaria.

Los resultados del informe, firmado entre otros por investigadores del Instituto Max Planck (Alemania) y publicado en la revista Cardiovascular Research, sugieren que «el mundo se enfrenta a una ‘pandemia’ de contaminación del aire«, según se indica en un comunicado de la Sociedad Europea de Cardiología. Una expansión masiva de un problema grave para la salud que afecta en especial a las personas de más edad y en el que dos tercios de las muertes prematuras por contaminación atmosférica son atribuibles a la mala calidad del aire generada por la actividad humana.

Los expertos usaron para su estudio un nuevo método de modelización de los efectos de diversas fuentes de contaminación atmosférica en las tasas de mortalidad. En el nuevo sistema se usaron datos de 2015 que cifraron en 8,8 millones el exceso de mortalidad directamente relacionado con la exposición a la contaminación atmosférica, entendiendo como tal el número de muertes durante un período que no se producirían en ausencia de la exposición a un determinado factor.

Esta cifra se traduce en una reducción media de la esperanza de vida de 2,9 años en todo el mundo, indica el estudio. En comparación con otros factores del mismo estudio, el tabaco acorta la esperanza de vida una media de 2,2 años; el sida 0,7 años; enfermedades como la malaria causadas por parásitos o insectos 0,6 años y todas las formas de violencia -incluidas las guerras- 0,3 años, según expone el informe.

Para crear el modelo, los investigadores se centraron en los efectos de la contaminación del aire en el agravamiento de seis tipos de enfermedades: infecciones del tracto respiratorio inferior, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón, dolencia cardíaca, enfermedad cerebrovascular y enfermedades no transmisibles como la tensión alta o la diabetes.

Peor para los más mayores

La mala calidad del aire tiene un gran efecto en la reducción de la esperanza de vida, pero afecta sobre todo a la gente de mayor edad. Se estima que el 75% de los fallecimientos atribuidos a la contaminación atmosférica son de personas de más de 60 años. La única excepción son las muertes de menores de cinco años en países de bajos ingresos en África y el sudeste asiático.

Esto se debe a que la contaminación atmosférica causa sobre todo daños en los vasos sanguíneos por el aumento del estrés oxidativo, lo que a su vez provoca aumentos de la presión arterial, diabetes, accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos e insuficiencia cardíaca. Estos problemas de salud tienen una incidencia especialemente alta en la mortalidad de las personas más mayores, según precisó el líder del estudio, Jos Lelieveld, del Max Planck. De hecho, las enfermedades cardiovascuales son responsables de la mayor proporción en la reducción de la esperanza de vida debido a la contaminación del aire, con casi 43% en todo el mundo.

Uno de los autores, Thomas Münzel, de la Universidad de Mainz, consideró que los políticos y la comunidad médica «deberían prestar mucha más atención» a este asunto. «Alrededor de dos tercios de las muertes prematuras se pueden atribuir a la contaminación atmosférica provocada por el hombre, principalmente por el uso de combustibles fósiles, cifra que llega hasta el 80% en los países de altos ingresos. Cinco millones y medio de muertes anuales en el mundo son potencialmente evitables«, explica Münzel.

En materia de contaminación del aire hay, sin embargo, grandes diferencias regionales debido a la diversidad de emisiones, precisa el estudio. Así, en Asia oriental la reducción de la esperanza de vida es como media de 3,9 años; en África de 3,1; en Europa 2,2 años; en América del Norte de 1,4 y en Sudamérica de un año.



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