Repelentes, insecticidas, mosquiteras, no salir entre el atardecer y el amanecer… en la provincia de Sevilla la población se protege intensamente contra los mosquitos. Ya son tres los fallecidos por el virus del Nilo Occidental, que podría extenderse al resto de España, según los expertos. El cambio climático está detrás de esta expansión



Tras la aparición de varios casos en Sevilla capital y el fallecimiento el pasado viernes de una tercera persona a causa de meningoencefalitis provocada por el virus del Nilo Occidental, Andalucía y otras comunidades del país observan con preocupación esta nueva ‘plaga’ de 2020. A diferencia del coronavirus, no se trata de una zoonosis nueva, pero sí de algo poco habitual hasta ahora en nuestro país. En los últimos diez años el Centro Nacional de Epidemiología solamente había registrado siete casos de virus del Nilo en España. En el último mes ya hay más de una treintena de casos. Nunca antes se había registrado en España un brote de este tipo con tantos afectados.
El presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de España (OCV), Luis Alberto Calvo Sáez, ha señalado que el virus del Nilo, así como otras enfermedades zoonóticas presentes actualmente en nuestro país, como la fiebre hemorrágica de Crimea Congo, «pueden extenderse» por España.
«Normalmente surgen brotes, son menos extensivos en principio, pero claro que pueden extenderse», advierte Calvo, que recuerda que no son enfermedades nuevas pero sí «emergentes».
Como consecuencia del brote, detectado en la comarca del Bajo Guadalquivir, causado por la transmisión del mosquito común, ya han fallecido tres personas: una mujer de 85 años y dos hombres de 70 y 77 años. A día de hoy hay 17 pacientes ingresados, seis en la UCI.
El cambio climático, detrás del brote
La crisis climática y la globalización son dos factores esenciales que explican la expansión de enfermedades tropicales como el dengue o la malaria, que son transmitidas por artrópodos que actúan como vectores, en latitudes más frías, donde antes no prosperaban. En el caso del virus del Nilo, en 2020 han concurrido otros factores debidos «a la situación generada por la pandemia como, por ejemplo, la menor presencia humana y la mayor proliferación de vectores y reservorios«, además de «las altas temperaturas y las precipitaciones bruscas y abundantes» propios de la crisis climática «que pueden haber contribuido a la aparición del brote», explica Diana Gómez-Barroso, científica titular del área de Enfermedades transmisibles del Centro Nacional de Epidemiología (CNE).
Prevención
En pueblos de Sevilla y la capital se ha instalado entre la población una psicosis para protegerse de los mosquitos. Además del esfuerzo de los municipios en la fumigación de zonas sensibles, en especial áreas de agua estancada, la población se ha armado con repelentes, insecticidas, mosquiteras, salen con prendas que cubren la mayor parte del cuerpo, a pesar de las altas temperaturas, y evitan en la medida de lo posible permanecer al aire libre entre el atardecer y el amanecer. También se recomienda no usar perfumes intensos.


Si se usa crema protectora solar, se aplicará primero esta y, una vez absorbida, el repelente de mosquitos. Es muy importante evitar la acumulación de agua en macetas, latas o canalones, así como en piscinas abandonadas.
La infección por el virus del Nilo Occidental pasa desapercibida en un 80% de las personas infectadas, de manera asintomática, como lo hace el covid-19 en muchos casos. Solo el 20% restante presenta síntomas: un poco de fiebre, dolor de cabeza, cansancio, náuseas y dolor muscular en los casos más leves, hasta la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental con fiebre elevada, convulsiones y coma en los más graves que requieren ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos. Estos casos más extremos se dan en una proporción de 1 por cada 150 contagiados.
