Un estudio publicado en ‘The Lancet’ prevé que la población mundial alcanzará un pico de unos 9.700 millones en 2064, pero caerá hasta los 8.800 millones a finales de siglo, un descenso que será de más del 50% en países desarrollados como España o Italia



La superpoblación es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad. Desde la década de 1950, principalmente debido a los avances médicos y el aumento de la productividad agrícola, el número de personas que hay en la tierra se ha ido incrementando a cada vez más velocidad, sobre todo por la presión demográfica que suponen países en vías de desarrollo en África subsahariana o el sudeste asiático. En la actualidad hay aproximadamente 7.700 millones de seres humanos, pero según las proyecciones de la ONU, esta cifra podría alcanzar los 9.800 millones para 2050 y superar ampliamente los 11.000 millones para final de siglo.
Sin embargo, un estudio que publica el prestigioso medio científico The Lancet, apunta que las Naciones Unidas podrían estar equivocadas en sus predicciones. Según las investigaciones del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, la humanidad alcanzará su pico de población en la década de 2060, con 9.700 millones. Pero, a partir de ese momento, el ciclo demográfico cambiará y el número de personas en el planeta se irá reduciendo lentamente hasta quedarse en los 8.800 millones en 2100.
La clave de este cambio de tendencia estará en la educación de la mujer, que será más generalizada y precoz, lo que acelerará la disminución de la fertilidad y el crecimiento demográfico lento incluso en países que actualmente tienen unas tasas de nacimientos gigantescas. En África subsahariana, naciones como Níger, Burundi o Angola superan los seis hijos por mujer, un dato que a finales de siglo se reducirá hasta los dos.


Eso sí, el descenso impactará especialmente a países que ya cuentan con una población relativamente envejecida, como Japón, Tailandia, Italia o España. En cualquier caso, en la gran mayoría de países analizados, 183 de 195, la Tasa Total de Fertilidad (TTF) se situará en unos niveles que no permitirán mantener el tamaño de sus poblaciones, a menos que se apliquen «políticas liberales de inmigración», advierte el estudio. A pesar de esto, en Europa, Reino Unido, Alemania y Francia se mantendrían dentro del ‘top 10’ a final del siglo, mientras que Italia y España caerían al vigésimoquinto y vigésimoctavo, después de que sus poblaciones pasasen de un pico de 61 millones en 2014 y 46 millones en 2017, respectivamente, a mínimos de 30,5 y 23 millones en 2100.
La caída de la población también podría significar que ambos países podrían retroceder en la lista de potencias económicas globales, al caer de los puestos decimotercero y noveno de 2017 hasta el vigésimoctavo y vigésimoquinto en 2100, respectivamente.
¿Un nuevo orden mundial?
Este nuevo contexto poblacional mundial puede implicar importantes cambios en los equilibrios internos de las grandes potencias internacionales. Sin ir más lejos, dos de los motores económicos más importantes de la actualidad como son India y China sufrirían grandes descensos en el segmento de personas en edad de trabajar, lo que frenaría su crecimiento económico.
Es decir, que aunque los expertos pronostican que China sustituirá en 2035 a Estados Unidos como la mayor economía mundial en términos de producto interior bruto (PIB), el gigante asiático podría experimentar un «rápido» declive demográfico a partir de 2050, con una reducción en su fuerza laboral, desde los 950 millones en 2017 a 357 millones en 2100. Si este escenario se produce, es muy probable que la potencia norteamericana regrese al primer puesto hacia 2098, siempre y cuando, precisan, la inmigración siga nutriendo su fuerza laboral.


Y es que, tal y como recuerdan los autores del estudio, en aquellos países con altos ingresos y con tasas de fertilidad que sean incapaces de compensar la pérdida de población, la «mejor solución» para mantener «los niveles actuales, el crecimiento económico y seguridad geopolítica» pasaría por la aplicación de «políticas migratorias abiertas». Sus «políticas sociales», agregan, también deben servir para «apoyar a las familias» para que tengan el «número de hijos deseado».
Asimismo, el aumento de las poblaciones en los países del África subsahariana reforzaría el poder de esta región en materia geopolítica global, con una posición especialmente dominante para Nigeria. Las proyecciones de los autores para este país indican que será el único entre los 10 más poblados del mundo que aumentará su fuerza laboral, al pasar de 86 millones de 2017 a 458 en 2100, un aumento que auparía su PIB hasta el puesto noveno.
«El continuo crecimiento de la población durante el siglo ya no es la trayectoria más probable. Este estudio ofrece a gobiernos de todos los países una oportunidad para que comiencen a repensar sus políticas en inmigración, fuerza laboral y desarrollo económico para afrontar los retos que presentan los cambios demográficos», ha explicado en un comunicado el director del IHME, Christopher Murray.
En cualquier caso, el futuro que plantea este estudio es el de un planeta extraordinariamente envejecido en 2100, en el que los mayores de 65 años rondarán los 2.300 millones, en comparación con tan solo 1.700 millones de menores de 20 años. Un cambio demográfico del que aún desconocemos todas las implicaciones.
