El Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial indica que los eventos climáticos extremos, el fracaso de la acción climática y los desastres naturales son los tres principales riesgos en términos de probabilidad, y están entre los cuatro primeros en términos de impacto.
La Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible posiciona el cambio climático (ODS 13) y el agua (ODS 6) como temas prioritarios que requieren de acciones inmediatas, ya que juegan un papel clave y transversal en el logro de los ODS.
El cambio climático es una realidad y un riesgo innegable que afecta especialmente a los recursos hídricos, tal como reflejan los informes del IPCC. Los impactos y consecuencias del cambio climático en el ciclo del agua están relacionados, principalmente, con el aumento de las sequías y las fuertes precipitaciones y con las variaciones en la distribución de las lluvias, lo que conducirá a una reducción de la disponibilidad de recursos hídricos. Como indica el Water and Climate Blue Book, para 2050 más del 40% de la población mundial estará sometida a un grave estrés hídrico y casi el 20% estará expuesto a inundaciones.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente y la iniciativa EURO-CORDEX, las áreas terrestres europeas se calientan más rápido que las áreas terrestres mundiales. Además, según la Red Mediterránea de Expertos en Cambio Climático y Medioambiental, la Región Mediterránea es la más vulnerable al cambio climático.
En diciembre de 2019 la Comisión Europea presentó el Pacto Verde Europeo, una estrategia que busca transformar la Unión Europea en una sociedad equitativa y próspera, con una economía competitiva y eficiente en el uso de los recursos, sin emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 y que aspira a proteger, mantener y mejorar su capital natural, así como la salud y el bienestar de los ciudadanos frente a los riesgos y efectos medioambientales.
«El envejecimiento de las infraestructuras del agua y la falta de inversión de los últimos años hace peligrar la sostenibilidad de los servicios del agua»
A pesar de la estrecha relación entre el agua y el cambio climático, en los objetivos del Pacto Verde Europeo destaca la escasa ambición que presenta en relación con el agua: sólo se menciona respecto al plan de acción “contaminación cero” para el aire, el suelo y el agua y la necesidad de restablecer las funciones naturales de las aguas superficiales y subterráneas, aspectos que ya vienen recogidos en las directivas europeas del agua y sus actuales revisiones. Sin embargo, el Pacto puede ser una oportunidad para integrar el cambio climático en las políticas del agua, ya que hay una serie de principios en las líneas de acción del mismo que pueden ser trasladadas a la gestión del agua.
El Pacto contempla una futura ley climática cuyo roadmap parece que estará más enfocado en medidas de mitigación para reducir las emisiones de CO2. Sin embargo, mejorar la resiliencia al cambio climático y sus impactos requiere, además, desarrollar e implementar estrategias proactivas de adaptación a todos los niveles, especialmente a nivel local. El coste de la no acción es mucho más alto que el de planificar y priorizar las medidas de adaptación al cambio climático, como muestra la Estrategia Europea de Adaptación al Cambio Climático, que estima el coste mínimo de no adaptarse entre 100 mil millones €/año en 2020, a 250 mil millones en 2050. Las políticas del agua deben incluir la adaptación al cambio climático.
En Europa, las ciudades son impulsoras clave del desarrollo sostenible en sus tres dimensiones. Según indica el informe Reflection Paper Towards a Sustainable Europe by 2030 (CE), más del 70% de sus ciudadanos viven en zonas urbanas y cerca del 85% de su PIB se genera en las ciudades. Pero las ciudades se enfrentan a desafíos como la alta concentración de actividad económica y la creciente urbanización y población (se prevé que la proporción de la población urbana en Europa supere el 80% en 2050, según dicho informe), lo que puede conducir a desigualdades sociales, impermeabilización de las superficies y degradación y contaminación medioambiental, todo ello agravado por el cambio climático.
«La implementación eficiente de las estrategias de adaptación al cambio climático y su éxito requerirá una gobernanza sólida y multinivel»
Las ciudades son particularmente vulnerables al cambio climático y a los impactos de los desastres naturales. Por ello, la senda hacia ciudades resilientes debe abordar los crecientes desafíos en la sociedad, la economía y el medio ambiente debidos a los impactos del cambio climático. Las autoridades locales son clave en la lucha contra el cambio climático, ya que con una planificación y gestión urbana racional y coherente con la planificación y gestión del agua, las ciudades pueden convertirse en centros inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles, dinamizadores de innovación e iniciativas.
La implementación eficiente de las estrategias de adaptación al cambio climático y su éxito requerirá una gobernanza sólida y multinivel, con una definición y asignación clara de roles y responsabilidades entre todos los actores implicados, así como un enfoque intersectorial y ecosistémico. La implicación de las partes interesadas es fundamental, por lo que es importante fomentar el desarrollo de la capacitación (tal como recoge el Pacto Verde Europeo); implicación que debe estar guiada por la voluntad y el compromiso político. Desde el sector del agua urbana en España, se viene destacando la idoneidad del establecimiento de un regulador que permita reducir las vulnerabilidades al cambio climático, al tiempo que asegure unos servicios eficientes y sostenibles.
Uno de los principales desafíos de la adaptación al cambio climático es su economía y financiación, especialmente considerando el envejecimiento de las infraestructuras del agua y la falta de inversión de los últimos años, que hace peligrar la sostenibilidad de los servicios del agua, más aún en los escenarios de incertidumbre que conlleva el cambio climático. El Pacto Verde Europeo establece que la neutralidad climática requiere de infraestructuras inteligentes y de tecnologías digitales.
«Los modelos tradicionales no permiten abordar la adaptación al cambio climático. Las ciudades deben buscar prácticas innovadoras para ser resilientes»
La adaptación al cambio climático debe verse como una inversión para lograr ciudades inteligentes y resilientes y, por ello, se deben movilizar recursos financieros apropiados. Para adaptar los servicios del agua al cambio climático, se deben definir políticas efectivas que consideren los escenarios de calentamiento global, incluida la adecuada implementación del artículo 9 de la Directiva Marco del Agua, que permitan reflejar el valor del agua y de sus servicios.
En este sentido, los costes deben recuperarse mediante el equilibrio entre tarifas, impuestos y/o transferencias, de acuerdo con el Modelo 3T de la OCDE. Las decisiones relacionadas con la implementación de las medidas deben tomarse en base a un análisis coste-beneficio, que informe sobre los costes y beneficios económicos, sociales y ambientales de los planes y medidas, así como sobre su financiación. Además, las ciudades deben desarrollar modelos económicos y de financiación innovadores incluyendo, por ejemplo, una tributación reformada, nuevas formas de asociación público-privada, incentivos fiscales o la promoción de seguros y otros productos financieros para inversiones resilientes.
Finalmente, los modelos tradicionales no permiten abordar la adaptación al cambio climático. Las ciudades deben buscar prácticas innovadoras para ser resilientes al cambio climático, que pueden incluir, entre otras, planes de gestión de riesgos climáticos y medioambientales −recogidos por el Pacto Verde Europeo−, sistemas de información geográfica, espacios e infraestructuras verdes y azules, datos e información relacionada con los impactos del cambio climático y las vulnerabilidades o indicadores para monitorear y evaluar la implementación de las estrategias de adaptación.
Gari Villa-Landa es responsable de Asuntos Internacionales de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).
* Puedes leer una versión en inglés de este artículo en el siguiente enlace
