(A continuación de este texto, está disponible su versión en inglés).
Desde hace unos años, cada vez se habla más de economía circular. Necesitamos un modelo de economía que nos permita ser más sostenibles, más resilientes, más respetuosos con nuestro planeta si queremos seguir estando por aquí algo más de tiempo.
El ciclo natural del agua; el ciclo urbano del agua; el ciclo del agua. Parece que si hay algo circular es el agua. Cuando hablamos de agua y economía circular debemos pensar no solo en la reutilización del agua, sino en su potencial en relación con el aprovechamiento de subproductos (las propias aguas residuales o los lodos de depuradora), la recuperación de nutrientes o la producción de energía. Pasar de meras estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) a auténticas biofactorías. El agua podría entenderse como el paradigma de la economía circular y, sin embargo, se ha convertido en la paradoja en la transición hacia una economía más circular.
Agua y economía circular. Dos aspectos que a los políticos, tanto a nivel europeo como nacional, parece encantarles poner en la misma frase, pero que acaban cayendo en saco roto.
Desde que en 2015 se adoptara el primer Plan de Acción de Economía Circular, el agua ha estado muy ausente en el desarrollo de la economía circular, hasta el punto de que en las primeras versiones de dicho Plan de Acción, el agua ni aparecía, a pesar que de que se estaba empezando a trabajar en el desarrollo legislativo del Reglamento europeo de reutilización del agua.
Hace escasamente un año, a mediados de diciembre de 2019, se aprobaba el Pacto Verde Europeo, una nueva estrategia de crecimiento destinada a crear una Unión Europea (UE) sostenible y resiliente, basada en una economía eficiente en el uso de los recursos, a la par que competitiva, y climáticamente neutra en 2050. Uno de los pilares básicos de este Pacto Verde, junto con la acción climática, es la economía circular. Entre las principales acciones derivadas del Pacto Verde está el desarrollo de un Nuevo Plan de Acción de Economía Circular, publicado este año, que presenta, entre otros objetivos, aprovechar las oportunidades de la economía circular.
«El papel del agua en el Nuevo Plan de Acción de Economía Circular de la UE es irrisorio»
Indica el Pacto Verde que la UE necesita “pioneros del clima y los recursos”, que desarrollen las primeras aplicaciones comerciales de tecnologías de vanguardia, mencionando la producción de hidrógeno limpio, el uso de combustibles alternativos, almacenamiento de energía, o la captura, almacenamiento y utilización de carbono. Hace tiempo que el sector del agua es pionero del clima y de los recursos, haciendo un uso eficiente de los mismos, reutilizando el agua, recuperando nutrientes tan escasos como el fósforo de las aguas residuales o generando energía limpia mediante la digestión anaerobia de los lodos de depuradora o el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico, y, sin embargo, el papel del agua en el Nuevo Plan de Acción de Economía Circular de la UE es irrisorio, estableciendo que:
- el nuevo Reglamento de reutilización del agua fomentará enfoques circulares respecto a la reutilización del agua en la agricultura;
- la Comisión Europea (CE) facilitará la reutilización del agua en los procesos industriales;
- la CE desarrollará un plan integrado de gestión de nutrientes, con el objeto de un uso más sostenible de los nutrientes, estimulando la recuperación de nutrientes, y que
- la CE considerará la conveniencia de revisar las directivas sobre el tratamiento de las aguas residuales y los lodos de depuradora.
Tanto la Directiva de aguas residuales como la de lodos son de las directivas más antiguas relacionadas con el agua en la UE. Por ello, su evaluación y posible revisión son una buena noticia, y una necesidad, para poder adaptarlas a la nueva realidad y los nuevos retos a los que deben hacer frente. Sin embargo, si estas directivas no son consecuentes y coherentes con los nuevos retos y con la necesidad de un enfoque holístico que tenga en el centro a la economía circular, pueden ser más contraproducentes que efectivas.
En el ámbito nacional, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aprobaba, finalmente, en junio de este año la Estrategia Española de Economía Circular, España Circular 2030. En esta Estrategia, el agua vuelve a ser relegada a un papel secundario.
La Estrategia incluye entre sus objetivos mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua. Sin embargo, hace una planificación y un seguimiento especial a 7 sectores, entre los que no está el agua.
El texto destaca que gran parte de la circularidad en el agua se logra a través de las mejoras en la depuración de las aguas residuales, lo que permite, la reutilización del agua y la recuperación de materiales en forma de nutrientes, obviando la contribución a la producción y a la eficiencia energética.
«Se necesita una política holística que permita desarrollar el papel del agua en la transición a una economía circular»
En cuanto a las políticas para el cambio en relación con el sector del agua, la Estrategia incluye la necesidad de cerrar el ciclo del agua desarrollando el Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR), abordar la innovación y la transferencia tecnológica también en relación la eficiencia energética e integral de las plantas de tratamiento y reutilización, potenciar el consumo de agua potable “de grifo”, prevención de microplásticos en el agua potable y el desarrollo de indicadores para el agua y la economía circular.
La Estrategia Española de Economía Circular puede ser un buen punto de partida, pero se necesita una política holística que permita desarrollar el papel del agua en la transición a una economía circular.
Uno de los principales retos relacionados con el agua y su papel en la economía circular es la necesidad de un marco normativo y regulatorio que facilite el desarrollo de todo el potencial que el agua tiene como catalizador de la economía circular, no que lo frene. Este marco legislativo debe ser coherente y coordinado entre todos los sectores que están estrechamente relacionados con el agua, evitando crear cuellos de botella que imposibiliten el desarrollo del papel del agua en la economía circular.
De este modo, un ejemplo de cómo el marco normativo a nivel de la UE puede frenar la contribución del agua en la economía circular es el Reglamento europeo de fertilizantes, aprobado en junio de 2019, que prohíbe expresamente el uso de lodos de depuradora en la producción de compost y digestatos [material residual que se genera a partir de la digestión anaeróbica] distintos del digestato de cultivos frescos. Resulta cuanto menos chocante, y poco coherente para el propio proceso normativo, que en el texto del Reglamento se incluya en su articulado que a partir de julio de 2019, la CE realizará una evaluación de la estruvita, el biochar y los productos a base de cenizas, con el fin de determinar si son incluidos como una nueva categoría de materiales componentes de los fertilizantes.
Otro ejemplo a nivel europeo es la futura Nueva Estrategia de Suelos. En su hoja de ruta, publicada recientemente (noviembre 2020), la única mención que se hace a los lodos de depuradora es en su papel de contaminantes de los suelos, relegando por completo su posible contribución como fuente sostenible de nutrientes si son adecuadamente tratados.
Encontramos también ejemplos en la normativa española. El recientemente publicado Proyecto de Real Decreto por el que se establecen normas para la nutrición sostenible en los suelos agrarios, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, deja fuera de la categoría de compost a aquel obtenido total o parcialmente a partir de lodos de depuradora, lo que genera un conflicto con el “Plan Nacional de lodos de depuración”, donde se reconoce el compost elaborado a partir de lodos de depuradora, así como con la Orden AAA/1072/2013 sobre “Utilización de lodos de depuración en el sector agrario”, que incluye el compostaje entre los tratamientos aplicables a los lodos de depuradora. Excluir el compost obtenido con lodo de depuradora de esta definición supondría dejar fuera del mercado una cantidad muy importante de este subproducto, dado que el 80% de los lodos de depuradora tratados son aplicados en suelos agrícolas.
«Será difícil conseguir que el agua tenga el papel de catalizador en la transición a la economía circular si se siguen desarrollando marcos estratégicos y normativos que sean contradictorios, lineales y compartimentados»
Otro aspecto relacionado con la existencia de un marco estratégico y normativo coherente es la necesidad de reducir o eliminar las cargas fiscales a la cogeneración en las EDAR, y las trabas burocráticas y presiones fiscales sobre el resto de energías renovables susceptibles de aprovechamiento en el ciclo urbano del agua.
¿De qué sirve tener una normativa específica sobre el uso de lodos en agricultura cuyo objetivo es garantizar el uso seguro de los mismos si se desarrollan otras normas que impiden su uso en la producción de compost? ¿Cómo fomentaremos la cogeneración en las EDAR si no se reducen las cargas fiscales? Será difícil conseguir que el agua tenga el papel de catalizador en la transición a la economía circular si se siguen desarrollando marcos estratégicos y normativos que sean contradictorios, lineales y compartimentados.
La transición de una economía lineal a una economía circular requiere de un cambio de mentalidad, pasando de una forma de pensar lineal y segmentada a una holística y global, circular en definitiva.
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Water, paradigm or paradox of circular economy?
During the last years, there has been more and more talk about circular economy. We need an economy model that allows us to be more sustainable, more resilient, and more respectful of our planet if we want to continue being around for a little longer.
The natural water cycle; the urban water cycle; the water cycle. It seems that if there is something circular, it is water. When we talk about water and circular economy we must think not only about the reuse of water, but also about its potential in relation to the use of by-products (waste water itself or sewage sludge), the recovery of nutrients or the production of energy. Waste water treatment plants (WWTP) are turning into authentic biofactories. Water could be understood as the paradigm of circular economy and, yet, it has become the paradox in the transition to a more circular economy.
Water and circular economy. Two aspects that politicians, both at the European and the national level, seem to love to put in the same sentence, but which end up falling on deaf ears.
Since the first Circular Economy Action Plan was adopted in 2015, water has been largely absent in the development of the circular economy, to the point that in the first versions of this Action Plan, water did not even appear at all, despite the fact that the legislative development of the European Regulation on water reuse was beginning.
Barely a year ago, in mid-December 2019, the European Green Deal was approved, a new growth strategy aimed at creating a sustainable and resilient European Union (EU), based on resource-efficient and competitive economy, and climate neutral in 2050. One of the basic pillars of this Green Deal, along with climate action, is the circular economy. Among the main actions derived from the Green Deal is the development of a New Circular Economy Action Plan, published this year, which presents, among other objectives, taking advantage of the opportunities of the circular economy.
«The role of water in the EU’s New Circular Economy Action Plan is derisory»
The Green Deal indicates that the EU needs “climate and resource frontrunners”, who develop the first commercial applications of breakthrough technologies, mentioning the production of clean hydrogen, the use of alternative fuels, energy storage, or carbon capture, storage and utilisation. The water sector has long been a frontrunner of climate and resources, making efficient use of them, reusing water, recovering nutrients as scarce as phosphorus from waste water or generating clean energy through anaerobic digestion of sewage sludge or the use of hydroelectric potential, and yet the role of water in the EU’s New Circular Economy Action Plan is derisory, stating that:
- The new Water Reuse Regulation will promote circular approaches to water reuse in agriculture;
- The European Commission (EC) will facilitate the reuse of water in industrial processes, and that
- The EC will develop an Integrated Nutrient Management Plan, with a view to stimulating nutrients recovery, and that
- The EC will also consider the advisability of reviewing the directives on the treatment of waste water and sewage sludge.
Both the Urban Waste Water Directive and the Sewage Sludge Directive are among the oldest water-related directives in the EU. For this reason, their evaluation and possible revision are good news, and a necessity, to be able to adapt them to the new reality and the new challenges they must face. However, if these directives are not consistent and coherent with the new challenges and with the need for a holistic approach that has the circular economy at the centre, they can be more counterproductive than effective.
At the national level, the Ministry for Ecological Transition and Demographic Challenge finally approved in June of this year the Spanish Circular Economy Strategy, Spain Circular 2030. In this Strategy, water is once again relegated to a secondary role.
The Strategy includes among its objectives improving the efficiency of water use by 10%. However, it defines a special planning and monitoring of 7 sectors, among which water is not included.
The text highlights that much of the circularity in water is achieved through improvements in waste water treatment, which allows for the reuse of water and the recovery of materials in the form of nutrients, ignoring the contribution to energy production and efficiency.
«A holistic policy is needed to develop the role of water in the transition to a circular economy»
Regarding policies for change in relation to the water sector, the Strategy includes the need to close the water cycle by developing the National Plan for Treatment, Sanitation, Efficiency, Savings and Reuse (Plan DSEAR in its Spanish acronym), addressing innovation and technology transfer also in relation to integral and energy efficiency of treatment and reuse plants, promoting the consumption of drinking water «from tap», prevention of microplastics in drinking water and the development of indicators for water and circular economy.
The Spanish Circular Economy Strategy can be a good starting point, but a holistic policy is needed to develop the role of water in the transition to a circular economy.
One of the main challenges related to water and its role in the circular economy is the need for a legislative and regulatory framework that facilitates the development of the full potential that water has as a catalyst for circular economy, rather than restraining it. This legislative framework must be coherent and coordinated between all sectors that are closely related to water, avoiding creating bottlenecks that make it impossible to develop the role of water in the circular economy.
In this way, an example of how the regulatory framework at the EU level can curb the contribution of water in the circular economy is the European Fertiliser Regulation, approved in June 2019, which expressly prohibits the use of sewage sludge in the production of compost and digestate [waste material that is generated from anaerobic digestion] other than fresh crop digestate. It is at least shocking, and not very coherent for the regulatory process itself, that the text of the Regulation includes in its articles that as of July 2019, the EC will carry out an evaluation of struvite, biochar and products based on ash, in order to determine if they are included as a new category of component materials of fertilisers.
Another example at the European level is the future New Soil Strategy. In its roadmap, recently published (November 2020), the only reference to sewage sludge is in its role as soil pollutant, completely relegating its possible contribution as a sustainable source of nutrients if properly treated.
We also find examples in the Spanish legislation. The recently published Draft Royal Decree establishing standards for sustainable nutrition in agricultural soils (Ministry of Agriculture, Fisheries and Food), leaves out of the category of compost the one obtained totally or partially from sewage sludge, generating a conflict with the «National Plan for Sewage Sludge», which recognizes the compost made from sewage sludge, as well as with the Order AAA/1072/2013 on «Use of sewage sludge in the agrarian sector”, which includes composting among the treatments applicable to sewage sludge. Excluding compost obtained with sewage sludge from this definition would mean leaving a very important quantity of this by-product out of the market, since 80% of the treated sewage sludge is applied to agricultural soils.
«If strategic and regulatory frameworks that are contradictory, linear and compartmentalized continue to be developed»
Another aspect related to the existence of a coherent strategic and regulatory framework is the need to reduce or eliminate tax burdens on cogeneration in waste water treatment plants (WWTP), and bureaucratic obstacles and fiscal pressures on other renewable energies susceptible to being used in the urban water cycle.
What is the use of having a specific regulation on the use of sewage sludge in agriculture aiming at guaranteeing its safe use if other legislation is developed that prevent the use of sewage sludge in compost production? How will we promote cogeneration in WWTPs if tax burdens are not reduced? It will be difficult to get water to play a catalyst role in the transition to the circular economy if strategic and regulatory frameworks that are contradictory, linear and compartmentalized continue to be developed.
The transition from a linear economy to a circular economy requires a mind-set change, going from a linear and segmented way of thinking to a holistic and global one, ultimately circular.