Árboles Monumentales: morir de éxito, ignorados o la gran oportunidad

Árboles monumentales: morir de éxito, ignorados o la gran oportunidad

El botánico Bernabé Moya, experto internacional en árboles monumentales, explica la situación vulnerable en la que se encuentran en España. En el último trabajo del Miteco se identifica el turismo como una de las principales amenazas para los árboles singulares, recuerda


Bernabé Moya   Bernabé Moya es botánico, experto en Árboles Monumentales, Bosques Maduros y Biodiversidad


La pérdida de diversidad biológica debiera interesarnos tanto como las consecuencias del cambio climático. Pero, parece que no es así, según el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. Las especies en peligro de extinción, la pérdida de hábitats o la alteración y perturbación de los ecosistemas no reciben la misma atención por parte de los ciudadanos ni de los medios de comunicación, y, en consecuencia, de los representantes políticos. En palabras suyas, expresadas en la inauguración de la pasada Cumbre del Clima, COP26, celebrada en Glasgow: “Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono. Basta de tratar la naturaleza como un retrete”, afirmó contundentemente.

Pocas semanas antes se había celebrado en Kunming, China, la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU, COP15, mucho menos conocida que la del clima, entre cuyos objetivos se encuentran: la conservación, la sostenibilidad y el uso justo y equitativo de los recursos genéticos. El motivo: la biodiversidad decae a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad, y las causas son de origen humano. Para conservar la diversidad biológica hay que reducir la presión humana, incrementar los recursos técnicos y la financiación y contar con el apoyo de la ciudadanía, dando cabida a la gobernanza.

Cedro canario al que se estimó una edad de 1.188 años en 2019. | FOTO: Cabildo de Tenerife

«En el último trabajo del Miteco se identifica el turismo como una de las principales amenazas para los árboles singulares»

Se acaba de presentar la publicación Análisis del estado y situación de los árboles singulares en el territorio español, auspiciada desde la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Democrático (MITECO), sobre la situación jurídica y la gestión de los árboles monumentales y singulares en España, en el que se identifica el turismo como una de las principales amenazas. La situación que se nos presenta, aun siendo conocida de antemano desde hace décadas, es más que preocupante: “El abandono que han padecido los árboles singulares sigue patente”, “el problema más urgente a resolver es el de la determinación de medidas concretas de protección”, “se necesitan cuidados especiales para su correcto mantenimiento”, “es preciso contar con profesionales cualificados”, “y se desarrollen los Planes de Gestión”.

Con este panorama, da la sensación de que acabamos de empezar o de que esté todo por hacer. Veamos. Entre las iniciativas puestas en marcha en España sobre el estado, importancia y valor de los árboles monumentales, hay que destacar la labor pionera del ingeniero agrónomo Rafael Janini, quien, en 1914, llevó a cabo el primer estudio de campo y la publicación ilustrada mediante fotografías, una de las primeras del mundo, Algunos árboles y arbustos viejos de la provincia de Valencia. La iniciativa se enmarcaba en torno a los actos y eventos relacionados con la Fiesta del Árbol, con la que se trataba de fomentar la reforestación e implicar a la sociedad, a principios del siglo pasado.

Sabían lo que hacían -eran abnegados técnicos de campo y monte, además de intelectuales-, y lo que tenían que hacer, pero, desafortunadamente, no consiguieron cambiar mucho las cosas en beneficio de los árboles y bosques ancianos. Gracias a ellos disponemos de los primeros inventarios y de memoria fotográfica, digamos parciales, pero que nos permiten fijar un punto de partida para saber que ha pasado en el último siglo. Más del 80% de los árboles monumentales que aparecen recogidos en la obra de Janini han desaparecido.

«Hay ocho comunidades autónomas que carecen de catálogo de árboles monumentales, un elemento jurídico básico para protegerlos»

Hasta 1974, la administración central encargada del medio natural (ICONA) no volvió a retomar el tema. Sintéticamente, puso en marcha una recogida de casos a partir del envío de un formulario base a los funcionarios provinciales, que recibió una implicación desigual, en el que se compilaron 343 ejemplares, en 30 provincias. Desdichadamente, nada cambió a nivel legal ni de gestión. Con la llegada de la democracia las competencias sobre los árboles monumentales se transfirieron a las comunidades autónomas.

En cuanto al marco legislativo con el que se han dotado, el documento sostiene que son “leyes y decretos de carácter genérico”, en los que se detecta una “falta de desarrollo de la figura de árbol singular”, por lo que “no se otorga una protección real y efectiva”. En lo que respecta a los “catálogos” de árboles monumentales, un factor de gran importancia a nivel jurídico, siguen sin disponer de él las comunidades autónomas de Asturias, Canarias, Navarra, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura, Andalucía y País Vasco, mientras solo unas pocas los tienen actualizados.

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En relación con la conservación y gestión de los Árboles Monumentales que se lleva a cabo en las comunidades autónomas, es decir, en cuanto a contar con técnicos y expertos de experiencia contrastada y la disponibilidad de los recursos económicos necesarios para conservar estos Monumentos Vivos: “Escasez de tiempo, personal y recursos”, y en consecuencia “escasez de seguimiento y evaluación del estado del patrimonio arbóreo”. Finalmente, señala la causa más importante de los problemas: “la principal causa del fallecimiento de árboles monumentales se debe a prácticas antrópicas inadecuadas”.

El número de árboles monumentales inscritos en la actualidad en la base de datos nacional asciende a 4.557, siendo la Comunidad Valenciana la que mayor número tiene protegidos, con 2.187 ejemplares. El Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, desde donde se redactó e impulsó en 2006 la Ley de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunidad Valenciana, que fue aprobada por unanimidad, tiene mucho que decir. Las siguientes comunidades autónomas que aparecen en el listado se sitúan a mucha distancia, las más atrevidas han protegido algo más de 300 árboles, mientras las más rezagadas como Asturias, Castilla La Mancha o Andalucía, se sitúan en torno a los 10.

En cuanto a biodiversidad, en la base de datos nacional hay registradas 250 especies, en orden decreciente: olivos, palmeras datileras, sabinas albares, Washingtonias, encinas, algarrobos, dragos, pinos canarios, pinos rodenos, palmeras canarias, pinos piñoneros, ficus, tejos, alcornoques, robles carballos y castaños. La mayoría de ellos son árboles agrícolas o de jardín, curiosamente los árboles forestales son los que están menos representados.

“La principal causa del fallecimiento de árboles monumentales se debe a prácticas antrópicas inadecuadas”, señala el informe

En cuanto al origen de las problemáticas que los acosan, se hace una especial incidencia en los daños causados por la actividad turística, sea el turismo de masas, rural, verde o ecológico, ya que han experimentado un gran auge. El propio documento indica la causa “la desprotección que sufren la gran mayoría de estos árboles y la escasa sensibilidad tanto de los gestores de los espacios como de los turistas”. Es decir, se está fomentando y usando de forma insostenible un Patrimonio Natural vivo, único e irremplazable, sin estar protegido de forma efectiva, correctamente gestionado, ni llevar a cabo un seguimiento del estado de salud y el impacto que causa la actividad. Se incumplen, pues, los criterios básicos para poder hablar de un turismo responsable y sostenible.

Es el momento de revisar iniciativas populares bien intencionadas, bajo reclamos como “abraza los árboles monumentales” o los concursos para elegir el árbol del año o de la comarca, entre otras. Desafortunadamente, se constata un incremento de los casos en los que los desvalidos candidatos, que ni han recibido los cuidados necesarios ni se ha estudiado previamente la idoneidad de los árboles y espacios para poder acoger visitas multitudinarias, han sufrido daños graves o han fallecido. Como la Encina de las 1.000 ovejas, en la provincia de Ciudad Real; la Encina Milenaria de Rute, en la provincia de Córdoba; la Trabina La Juana y el Pi del Salt, en la provincia de Valencia; o la Carrasca de Lecina, en la provincia de Huesca, ganadora del premio “Árbol Europeo del Año” en 2021. En estos momentos está de rabiosa actualidad en los medios de comunicación el caso del Castañar de El Tiemblo, en la provincia de Ávila.

«La mayoría de ellos son árboles agrícolas o de jardín, curiosamente los árboles forestales son los que están menos representados»

La buena noticia es que gracias al Ministerio conocemos la situación actual de este Patrimonio, y, sobre todo, qué necesitan y qué caminos convendría tomar para sacar a los árboles monumentales del olvido y el abuso. Deberían quedar pocas dudas al respecto de la importancia de estos árboles ancianos y los bosques maduros para la conservación de la biodiversidad, tanto genética como de microhábitats, además de haber demostrado, con su muy larga vida, estar especialmente capacitados para ayudarnos a enfrentar el cambio climático.

Ya sabemos lo que tenemos, cómo lo tenemos y qué necesitamos. La oportunidad es de oro, puesto que, en el interesante coloquio celebrado en el Ministerio, con el que concluyó el acto de presentación, se destacó la oportunidad que supone que los árboles monumentales catalogados hayan pasado a formar parte del Banco de la Naturaleza, lo que obliga a llevar un seguimiento periódico de su estado y evolución, e informar a la UE. La creación de un grupo de trabajo a nivel ministerial formado por expertos con gran experiencia y reconocida trayectoria es una oportunidad que no podemos dejar escapar. Es mucho lo que nos jugamos en biodiversidad y futuro. Y estamos preparados.


Bernabé Moya es botánico y dirigió el Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia entre 1993 y 2016.



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