La otra sequía - EL ÁGORA DIARIO

La otra sequía

El naturalista Joaquín Araújo reflexiona sobre la importancia del agua para la vida y para el planeta y el el modo de referirse a ella en la cultura oriental. Los pictogramas chinos de agua y eternidad son casi idénticos y suponen una asociación de conceptos relacionados con la materia y el tiempo


Joaquín Araújo Escritor, divulgador y agricultor


Nada en demasía, nos recuerda todavía el oráculo; aunque más que una predicción lo que se pretendía, con esa frase que presidía el santuario de Delfos, era una advertencia. La manifiestamente incumplida. Tanto que ahora todo es exceso y sus consecuencias, acaso ya irreversibles. Porque lo que ahora arrecia es la sequía.

Sequía de ideas, de una mínima coherencia, de al menos, algún grado de cumplimiento de los acuerdos, programas y compromisos políticos.

Todo ello porque seguimos primando a la acumulación, el gasto superfluo y la ignorancia que quema. Que quema más que el mismo calentamiento global del planeta.

Sequías que acaban en desiertos. Y poco, o nada, desertiza más que no comprender lo que nos hace posibles: el agua.

La general ignorancia desprecia y por eso las aguas, corrientes o acostadas, están siendo ahogadas por los plásticos, los contaminantes químicos y el derroche.

Cuando se afirma que esto de cuidar de los elementos básicos para la vida, de sus manifestaciones dentro del paisaje o de los sistemas vivos es un incordio nada más sencillo que desmantelar el argumento con un pequeño sorbo de memoria. Nuestra capacidad de recordar lo evidente y necesario se ha secado de tal forma que precisa de un buen chaparrón de elemental evocación.

Acaso esta pequeña retahíla de aforismos sobre el líquido elemento ayuden a que beban nuestra inteligencia y sensibilidad.

Somos agua que piensa

El agua es la primera materia prima de la totalidad de las cosas que hacemos e, insisto, nos hacen.

El agua es el lápiz del tiempo. Nada vemos que no haya dibujado, en todo o en parte, el líquido vivaz.

Nada, absolutamente nada, vivo deja de nadar o de que el agua le nade por dentro.

Toda planta y la vida es una planta creciendo, como expresa el correspondiente pictograma chino, es agua erguida. (A recordar que el 97 % de la biomasa terrestre es vegetal).

Nada ha organizado mejor el territorio que las cuencas fluviales.

Nada expresa mejor -y ni siquiera es una metáfora- la mejor idea de la vida que este volver a empezar que acomete incesantemente el agua y su ciclo.

En la más crucial creación del agua que son los ríos encontramos el mejor ejemplo a seguir para secar a las sequías. No hay mejor biomímesis que  emular  al mismo río. Porque lo ríos saben volver a empezar, saben ser camino que anda, saben fundar la vida y saben confluir con todo, con  absolutamente todo lo demás. Los ríos saben beber mejor que nadie. Y la vida es beber y poco más. Aprendamos a beber y eso pasa por dejar que el agua haga su imprescindible trabajo. El primero de los cuales es disolver a cada instante la vejez del mundo. El agua, si se piensa y se siente con intensidad, es el único elixir de la eterna juventud que existe.

Cuando esto se entienda se entenderá porqué los pictogramas chinos de agua y eternidad son idénticos, salvo que este último, el de la victoria sobre el tiempo es agua acentuada, con tilde, en fin, o mejor en principio.

Pictogramas del agua y la eternidad dibujados especialmente para El Ágora por Joaquín Araújo

 

Joaquín Araújo es escritor, divulgador y agricultor. Lleva 50 años dedicado a la divulgación del medio ambiente y es autor de multitud de libros, enciclopedias, documentales y exposiciones. Precisamente, en estas fechas se muestra en los jardines de El Retiro de Madrid la exposición Salvemos los bosques, organizada por Lunwerg en el marco de la Feria del Libro.



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