Los bosques certificados FSC, garantía de una buena preservación del agua

Los bosques certificados FSC, garantía de una buena preservación del agua

El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de los Bosques. Con ese motivo, en esta tribuna, el portavoz de Forest Stewarship Council (FSC) recuerda la importancia de los servicios ecosistémicos que estos prestan, con la creación de suelos fértiles y la captación de agua. La gestión forestal responsable, promovida por sellos como FSC, contribuye a mantener la cubierta forestal en buenas condiciones


César Javier Palacios César-Javier Palacios es director de Comunicación de FSC España


Los bosques son fundamentales en la conservación de los recursos hídricos del Planeta. Para confirmarlo podríamos apoyarnos en los estudios de algún gran científico actual o un moderno centro de investigación, pero citaremos a Cristóbal Colón, el primero en la historia en relacionar bosques y lluvias allá en un lejano 1494, cuando capeaba un terrible temporal entre Cuba y Jamaica.

En su cuaderno de bitácora, el descubridor dejará escrita para la posteridad una reflexión que todavía hoy muchos parecen desconocer: que son los árboles los que generan nubes y lluvia, y no las lluvias las que traen a los árboles. E incluso irá aún más lejos, afirmando que la pérdida de bosques estaba detrás del descenso de las precipitaciones que ya por entonces empezaba a ser tangible «en Canarias, en Madeira y en las Azores», donde después de cortar en apenas un siglo los árboles «que las atestaban, ya no se generan tantas nubes ni tanta lluvia como antes».

Bosque de laurisilva en el Parque Nacional de Garajonay, en la isla canaria de La Gomera. FOTO: Jessica Hyde
Bosque de laurisilva en el Parque Nacional de Garajonay, en la isla canaria de La Gomera. FOTO: Jessica Hyde

No por casualidad, menciona el navegante a Canarias, que conocía bien como obligado lugar de parada y avituallamiento en sus viajes atlánticos. Aunque por entonces la conquista europea de ese territorio todavía no estaba concluida, los efectos negativos de la destrucción de sus bosques para abastecer barcos e ingenios azucareros estaban empezando a hacerse notar en una sociedad que los especialistas definen todavía hoy como “hidráulica”, estrechamente relacionada con la gestión de la siempre escasa y valiosa agua.

Tanto en La Gomera como en Gran Canaria, Colón supo de la existencia de sus “bosques esponja”, laurisilvas y pinares capaces no solo de atraerse las nubes sino, directamente, de “ordeñar” sus mares de nubes como sigue haciendo hoy el mítico Árbol Garoé de El Hierro, cuya existencia era bien conocida por el genovés.

«Los bosques prestan servicios ecosistémicos esenciales como el agua y los suelos fértiles»

Cinco siglos después, los tiempos han cambiado pero la necesidad de conservar los bosques se ha hecho aún más prioritaria. Los necesitamos no solo para garantizar esa madera que nos permitirá avanzar en la bioeconomía, el secuestro de carbono y la lucha contra el cambio climático. Los necesitamos muy especialmente para garantizar servicios ecosistémicos esenciales que nos brindan a la humanidad como el agua, los suelos fértiles e incluso, no menos importante, un ocio que alimenta el turismo rural y beneficia a nuestra salud.

Pero una cosa es decir que los bosques tienen esos efectos positivos y otra, mucho más difícil, es demostrarlo ante terceros. Y promover, eso sí que es complicado, un mercado voluntario internacional que atraiga desinteresadas inversiones económicas hacia el mundo forestal.

Consciente de ello, el FSC (Forest Stewardship Council), organización que vela por la gestión responsable de los bosques del mundo, elaboró en el año 2019 una serie de novedosas herramientas para certificar de manera robusta y fiable esos servicios aparentemente menos tangibles y promover con ello la financiación de su cuidado. Aquellos servicios impagables, más allá de la producción de madera, y que hasta ahora no eran cuantificables ni por lo tanto tenían un valor económico definido.

Puede parecer algo imposible, que las empresas paguen por la protección de unos montes cuyos bienes más preciados serán disfrutados por la sociedad en su conjunto, pero los tiempos han cambiado. De hecho, España es uno de los países donde más está progresando esta novedosa certificación internacional. Galicia, Asturias y Gran Canaria forman parte de la selecta avanzadilla europea que está cambiando de forma radical nuestra relación con los montes y el agua.

Bosques esponja

Gestionar los bosques es preservar el principal corazón del planeta por donde circula nuestro bien más preciado: el agua.

Gracias a la gestión forestal responsable promovida por FSC, los bosques contribuyen a la filtración, regulación, absorción y liberación de agua. El mantenimiento de la cubierta forestal en buenas condiciones garantiza que ríos y manantiales mantengan su capacidad de purificar y regular el flujo del agua, un aspecto crucial para las comunidades que viven en y de su cuenca.

El último en certificar los servicios hidráulicos de sus bosques ha sido, precisamente, el Cabildo de Gran Canaria. Más de 3.600 hectáreas de los valiosos pinares de La Cumbre cuentan ahora con la certificación FSC que garantiza el mantenimiento de la capacidad de su cuenca hidrográfica de purificar y regular los flujos de agua.

«El mantenimiento de la cubierta forestal en buenas condiciones garantiza que ríos y manantiales mantengan su capacidad de purificar y regular el flujo del agua»

Otro territorio eminentemente forestal, el Principado de Asturias, ha hecho lo propio con casi 3.000 hectáreas de robledales, hayedos y encinares costeros atlánticos de alta calidad ambiental. Allí, bosques autóctonos de los concejos de Santo Adriano, Teverga, Amieva y Ribadedeva han sido de los primeros en España en lograr la certificación FSC por sus servicios al ecosistema. Algunos de estos montes vierten sus aguas al río Sella, por lo que su conservación garantiza recursos hidroeléctricos y pesqueros para toda la comunidad.

Con el apoyo de FSC, los propietarios de superficies forestales (baste recordar que el 70% de los bosques españoles son de propiedad privada) pueden recibir ingresos extras por garantizar la preservación de los pulmones verdes del Planeta.

Parece lógico. Si como ya señaló Colón, el agua depende de nuestros bosques, lo sensato será cuidarlos y protegerlos tanto o más que los manantiales cristalinos que corretean entre las rocas por esos montes esponja de los que se nutren ellos, pero especialmente nosotros.



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