2015 fue bautizado como el año de la sostenibilidad. Han pasado ya seis años desde que el 25 de septiembre de 2015, los estados miembros de Naciones Unidas aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que vinieron acompañados del Acuerdo de París, el primer acuerdo jurídicamente vinculante para frenar el cambio climático y que muchos celebramos el 12 de diciembre de 2015.
Durante estos seis años el mundo ha seguido girando y cambiando. También hemos sufrido una pandemia que nos ha recordado la fragilidad del ser humano y estamos viviendo un momento histórico en el que podemos cambiar los comportamientos y decisiones que se tomaban antes de la Covid-19. Nos encontramos en el primer año de la Década de Acción, bautizada así por Naciones Unidas para remarcar la necesidad de actuar sobre los retos que nos marcan los 17 ODS como la erradicación del hambre y la pobreza, el acceso a la salud y la educación, el impulso de los derechos humanos, el trabajo decente, el cuidado medioambiental, la lucha contra el cambio climático y las alianzas como clave para alcanzar la Agenda 2030. Y por delante nos quedan nueve años, que parece mucho tiempo, pero como sabemos, el tiempo pasa muy rápido, más cuando se trata de impulsar cambios sistémicos.
«Estamos ante el reto de hacer nuestro el compromiso colectivo que supone esta ‘Década de la Acción’ hacia la reactivación sostenible»
Estamos ante un proceso de reactivación hacia un futuro sostenible en el que es fundamental ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones para los próximos años y generaciones. Y para ello es necesario seguir con la implicación urgente y colectiva de personas, empresas y gobiernos como motores del cambio. Se están produciendo avances, pero la Agenda 2030 requiere más velocidad. Y es aquí donde se hace obligatorio impulsar el liderazgo empresarial para conseguirlo.
Hay que acelerar las soluciones sostenibles impulsando ideas que tengan que ver con las inversiones financieras, la tecnología y las innovaciones sostenibles. En este punto no hay que olvidar a uno de los grandes actores y motor económico en nuestro país: las pymes, responsables de la creación de la mitad de los empleos a nivel mundial y líderes en el impulso de una nueva economía verde, justa y centrada en las personas a través de cadenas de valor más sencillas y circulares, como pequeñas y medianas empresas que son.
Pymes y emprendedores de impacto
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el programa “España Puede para la Recuperación, Transformación y Resiliencia”, impulsado por el Gobierno en España, y que se refiere expresamente al emprendimiento y al trabajo con las pymes para la reactivación económica, con el foco puesto en la sostenibilidad. Medidas e ideas que se concretan en acciones como el Índice de Ecosistemas de Impacto, elaborado por Impact Hub, el primero que define, mide y establece un ranking al respecto en nuestro país, además de demostrar cómo el emprendimiento con propósito es clave para la reactivación económica y contribuye a un desarrollo equilibrado y sostenible de estos ecosistemas.
Con pequeños pasos como éste es posible demostrar que el emprendimiento es capaz de generar círculos virtuosos: en los ecosistemas en los que la armonía entre los tres ejes (Económico-empresarial, Sociocultural y Medioambiental) es mayor, el crecimiento de nuevos proyectos y emprendimientos de impacto se da de manera más natural, lo que a su vez incide en la mejora de los tres ejes a futuro y de forma equilibrada.
A mayor movilización, más impacto social
Esta Década de Acción viene acompañada también por la necesidad de movilizar a todas las personas, para que cada uno de nosotros actuemos de forma individual y colectiva tanto a nivel local como mundial. Para ello, es importante identificar los riesgos a los que nos enfrentamos para no dejar a nadie atrás y qué mejor forma de hacerlo que promoviendo el cambio, con especial atención en los comportamientos, con el objetivo de implantar nuevos hábitos de conducta en las personas y los colectivos que integran (organizaciones, instituciones, empresas, ciudades, etc).
Para movilizar a la sociedad y alcanzar la Agenda 2030, Naciones Unida ha establecido diferentes niveles de acción:
- A nivel mundial, para garantizar un mayor liderazgo, más recursos y soluciones más inteligentes con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
- A nivel local, que incluyan las transiciones necesarias en las políticas, los presupuestos, las instituciones y los marcos reguladores de los gobiernos, las ciudades y las autoridades locales.
- A nivel individual, incluidas la juventud, la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado, los sindicatos, los círculos académicos y otras partes interesadas, para generar un movimiento imparable que impulse las transformaciones necesarias.
Estamos ante el reto de hacer nuestro el compromiso colectivo que supone esta Década de Acción hacia la reactivación sostenible… Los ODS han sido capaces de vertebrar una aspiración global: construir un mundo mejor, más sostenible e inclusivo, con una agenda común para gobiernos, empresas y sociedad civil, pero que necesitan acelerar su implantación para cumplirlos. En estos seis años hemos logrado que los ODS estén en el centro de la acción política y de las grandes empresas, y esto es ya un gran éxito. A partir de aquí queda avanzar con mayor ambición para alcanzarlos. Precisamente, el ODS 17 de Alianzas para lograr los objetivos es nuestro aliado global.
