El título del artículo es algo ambicioso, pero no lejos de la realidad porque el coronavirus ha logrado ser un catalizador de políticas que hasta el momento se habían quedado aparcadas en el proyecto de Cohesión y en la PAC. Tan solo algunos meses atrás y bajo la dirección de Mario Draghi los Eurobonos fueron una controversia total y, a la falta de aceptación de las cabezas tractoras de la UE, el proyecto quedó en segundo plano. Y poco que decir del tan anhelado proyecto de integración fiscal que lleva años recorriendo el laberinto burocrático de la Comisión Europea, a mi entender de forma premeditada.
Pues bien, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró a mediados de abril: “…Utilizaremos la fortaleza del presupuesto europeo en su conjunto para incentivar la enorme inversión que requerimos de cara a reconstruir el Mercado Único tras el coronavirus.», con la visión puesta en mejorar las relaciones entre los Estados Miembros (EEMM) y en cierta forma recriminando la falta de coordinación y solidaridad no solo en esta situación coyuntural, sino en todos los aspectos económicos y sociales que afectan en distintas magnitudes a los EEMM.
Como resultado positivo del COVID-19 y por la presión de las circunstancias se ha propuesto la creación de un mecanismo de actuación conjunta sin precedente en la breve historia de la UE, conocido como “Fondo de Recuperación” o “Next Generation EU” que va mas allá de las pretensiones de los anhelados Eurobonos, pero que pueden un primer paso para transitar el camino de integración pendiente por recorrer. Este nuevo fondo, se crea principalmente porque los mecanismos actuales como el Programa de Compra de Activos (APP) o el propio Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), no se adecuan a las necesidades actuales ni futuras que pretende dejar cubiertas la Comisión para los próximos años.


Otra de las razones sobre las que se fundamente este Fondo es que, en base a la experiencia de la crisis pasada, hubo una divergencia entre las recuperaciones de los EEMM (Ver Informe BE: Documentos Ocasionales No. 2014). Por último, el riesgo de fragmentación de la UE se ha incrementado en parte por la pasividad de la CE ante los requerimientos de los países menos fuertes dentro de la Europa de los 27. No siendo estas las únicas razones para proponer la creación de este fondo el COVID-19 ha superado el tramite burocrático en el seno de la CE en los 3 meses que llevamos de pandemia.
Una cuestión importante es entender cómo se financiará este mecanismo. En el escenario actual de tipos de interés, esta claro que se presenta una ventana favorable de tipos bajos e incluso negativos. Como la estructura de todo limited partners, o LP por el lado del pasivo este fondo de carácter excepcional y temporal, será posible gracias a la aportación de recursos propios, que permitirá a la Comisión obtener préstamos excepcionales de hasta 750.000 millones de euros en nombre de la Unión Europea, mediante la emisión de bonos, para medidas que se aplicarán durante el período 2021-2024. Para esto la UE reunirá fondos elevando temporalmente el límite máximo de los recursos propios hasta el 2% de la renta nacional bruta de la UE, En el marco financiero multianual actual, que termina en 2020, este techo se sitúa en el 1,20% (Arce, Kataryniuk et al, 2020).
Las garantías serán aportadas a requerimiento de la Comisón a los EEMM para favorecer la calidad crediticia de los bonos a fin de ubicarlos en la categoría de “Activo Refugio” que cuente con la máxima calificación, lo cual conduce a tener una mayor capacidad y calidad crediticia que si se hubiese optado por mecanismos de financiación por parte de cada EEMM.
Por el lado del activo, este fondo se sustenta en la eficiencia en la utilización de los recursos públicos, para lo cual las políticas deberán contener un alto grado de seguimiento y evaluación del impacto, así como de los potenciales spillovers positivos que se puedan presentar. Además de la solidaridad proporcional que asegure que aquellos países con mayores necesidades durante la ventana de actuación reciban los recursos necesarios para cubrir las brechas económico y sociales, al mismo tiempo que se refuerce la autonomía estratégica de la UE. La situación debe de ser equilibrada entre aquellos que aportan mas recursos y que se asegure al menos el coste de oportunidad de los recursos comprometidos en el fondo, así como la asignación del riesgo entre los EEMM para que cada uno de ello aporte desde la prudencial fiscal para mantener la calidad de los instrumentos emitidos bajo este marco común.
Por tanto, a parte de que esta estructura garantiza la financiación de los EEMM mediante la compra de deuda publica de los EEMM, también promoverá el refuerzo de la estructura industrial en el marco de la sostenibilidad el Pacto Verde Europeo, la resiliencia de las economías nacionales y la digitalización. Los tres pilares de actuación serán: (i) el a poyo a los Estados miembros en sus inversiones y reformas (560.000M de euros de los cuales vía subvención aportará 310.000M y el resto vía prestamos), con un complemento de 55.000M al programa de cohesión actual y un refuerzo de 15.000M de euros para el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, (ii) relanzar la economía de la UE incentivando las inversiones privadas, mediante Instrumento de Apoyo a la Solvencia que movilizará recursos privados para apoyar urgentemente a empresas europeas viables de los sectores, las regiones y los países más afectados (31.000M de euros), aumento de la dotación de InvestEU, hasta un nivel de 15.300M de euros, y por último, (iii) aplicar las lecciones de la crisis con un nuevo programa de sanidad, EU4Health, que reforzará la seguridad sanitaria para futuras crisis en ese ámbito, con un presupuesto de 9.400M de euros, entre otras.
Se presenta una gran oportunidad para abandonar el anestesiado proceso de consolidación de la UE y de recuperar parte del terreno geoestratégico que ha cedido Europa en los últimos 20 años a favor de China y Estados Unidos. Por su parte a nivel local, estos recursos deben de generar cohesión, refuerzo del tejido productivo y capacidad de resiliencia para afrontar las próximas situaciones coyunturales. Veremos.