Ojalá llegue un 8 de marzo en el que no tengamos que revindicar el papel de la mujer en el proceso de conciencia de su valor humano dentro de la sociedad.
Es innegable que en las últimas décadas hemos dado pasos enormes hacia la consecución de la igualdad entre hombre y mujeres, con una mayor visibilidad y liderazgo del papel femenino más allá del plano doméstico. Sin embargo, todavía nos queda un largo camino por recorrer: son muchos años de historia los que nos que nos lastran y, en muchas ocasiones, hasta a nosotras mismas nos cuesta salir de ese paradigma social.
Uno de los ejemplos más claros es la brecha de género que encontramos en las profesiones STEM (ciencia tecnología, ingeniería y matemáticas) que continúan manteniendo a niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la Ciencia. Los propios planes educativos nos privan, desde la infancia, de referentes: Mary Kenneth, Ada Lovelance, Grace Murray Hooper, Lise Meitner, Bárbara McClintock son absolutas desconocidas, mencionándose únicamente a Marie Curie o, con suerte, a Rosalind Franklin.
«Es el momento de usar el talento femenino para superar los grandes retos que se nos presentan»
«Necesitamos referentes que permitan visibilizar el trabajo que realizamos las mujeres en sectores donde hemos estados poco representadas»
Necesitamos referentes que permitan visibilizar el trabajo que realizamos las mujeres en sectores donde hemos estados poco representadas, para que las generaciones femeninas futuras vean estos trabajos como una alternativa, no como una opción no apta para ellas. Es un esfuerzo colectivo, y como mujeres debemos visibilizar nuestra labor y su impacto en la sociedad.
Sé lo que es ser mujer en un sector históricamente masculino, el sector del agua, que por su índole técnica ha tenido poca representación femenina. Afortunadamente, en los últimos años esto ha cambiado: estamos viviendo un momento de transformación y de concienciación social hacia el agua, un momento de relevo generacional, de acogimiento de nuevas ideas, de relajación de estructuras jerarquizadas, de implementación de nuevas formas de trabajo, que tienen un objetivo común: la necesidad de una gestión inteligente del agua ecológicamente sostenible.
Un cambio que también permite que podamos estar representadas en sectores técnicos, y que ocupemos posiciones de liderazgo: si miro internamente, me doy cuenta de que pertenezco a una compañía en la que el 53% de la plantilla son mujeres (en su mayoría con perfiles muy técnicos), y casi el 60% de los puestos de responsabilidad (incluyendo la Dirección General) está conformados por nosotras.
«Las mujeres tienen mucho que aportar en la transformación de las empresas hacia un modelo menos jerárquico»
Es el momento para poner en valor el trabajo realizado en el sector del agua por la mujer. Tenemos equipos multidisciplinares donde, además de las capacidades técnicas, los valores interpersonales como la capacidad de trabajo en equipo, comunicación, disposición para aportar soluciones, adaptabilidad, liderazgo, pensamiento disruptivo, la gestión del tiempo son críticos para hacer frente a los nuevos retos a los que nos enfrentamos en el sector.
Estos valores interpersonales serán la clave para poder seguir avanzando como líderes en el sector, y en estos aspectos las mujeres tienen mucho que aportar en la transformación de las empresas hacia un modelo menos jerárquico, con equipos más transversales y multidisciplinares, asumiendo puestos de mayor responsabilidad, rompiendo barreras y asumiendo papeles de liderazgo.
«Estamos viviendo un momento de transformación y de concienciación social hacia el agua, un momento de relevo generacional»
Es el momento de usar el talento femenino para superar los grandes retos que se nos presentan, en el sector y como empresa. Tenemos el privilegio de trabajar en un sector en continuo cambio, con una apuesta de gran responsabilidad hacia el clima y con grandes retos por enfrentar con nuestros clientes dentro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
La tecnología va a ser uno de los puntos disruptivos que nos permitirán la consecución de esos objetivos. El avance de la transformación digital en las empresas que ya es imparable, la aplicación de la inteligencia artificial y Big Data nos permitirán ofrecer un servicio global con mayor capacidad de toma de decisiones. Nacen nuevas herramientas de diagnóstico ambiental: la sensorización ha llegado para hacer frente a la demanda del mercado adelantándonos a las exigencias medioambientales y de salud; la automatización y robotización nos ayudarán a mejorar la eficiencia de los procesos productivos en nuestros laboratorios e incluso podríamos ver en un futuro no muy lejano la aplicación del metaverso en la gestión de nuestros procesos.
En este futuro (ya presente) del sector del agua que se visualiza, tenemos mucho que aportar como mujeres no sólo con nuestro trabajo y nuestro talento, sino convirtiendo este trabajo y talento en un referente para las futuras generaciones.
Adela Yáñez es directora de Innovación de Labaqua.
