El impacto sobre la salud pública de la enfermedad COVID-19, causada por el nuevo virus SARS-CoV-2 y su incidencia en la actividad económica está siendo tan amplio, que cualquier noticia relacionada provoca una fuerte repercusión mediática. Al tiempo, la necesidad de agua y su interacción con las personas es tan directa, que resulta apropiado reiterar lo que conocemos y lo que hemos aprendido de organismos de referencia y de los expertos en virología y en agua.
El agua potable presenta unas amplísimas garantías sanitarias, y este virus no puede transmitirse a través de ella ya que el agua del grifo se somete a diversos tratamientos que eliminan contaminantes químicos, virus y bacterias patógenos y siempre se le aplica una etapa final de desinfección (habitualmente con cloro) que, desde hace más de un siglo, se emplea para garantizar la ausencia de microorganismos patógenos.
No consta que se hayan detectado coronavirus en el agua de entrada a las plantas de tratamiento de agua (ETAPs), y así lo ha confirmado la Universitat de Barcelona para la ETAP de Sant Joan Despí, operada por Aigües de Barcelona, que abastece a gran parte del área metropolitana. Además, los sistemas de tratamiento actuales están diseñados y operados de forma que se garantiza en todo momento la eliminación de virus patógenos humanos, como los rotavirus o los norovirus, que son más resistentes que los coronavirus.
El agua potable presenta unas amplísimas garantías sanitarias, y este virus no puede transmitirse a través de ella
Por otro lado, se ha detectado la presencia de este virus en el agua residual, aunque la Organización Mundial de la Salud, ya señala que “el riesgo de contraer la COVID-19 por contacto con las heces de una persona infectada parece ser bajo. Aunque las investigaciones iniciales apuntan a que el virus puede estar presente en algunos casos en las heces, la propagación por esta vía no es uno de los rasgos característicos del brote”.
Sin embargo, cabe comentar, que para la detección del SARS-CoV-2 en muestras de agua, se emplea la técnica de PCR, que se trata de un método diagnóstico de referencia en los ámbitos clínico y medioambiental y que detecta de un modo especifico el material genético del virus, en este caso RNA. Sin embargo, la detección del RNA no informa de si el virus tiene capacidad infectiva o no.
Como se ha comentado anteriormente, los estudios preliminares de que disponemos han detectado presencia del virus a la entrada de algunas EDARs, sin poder asegurar si es infectivo, aunque todo hace pensar que no, debido a su estructura poco estable, por excretarse en las heces ya mayormente inactivado y por los datos aportados por estudios realizados con otros virus similares que se han podido estudiar más profundamente.
No se ha encontrado el virus en otras fases de tratamiento de la planta, incluida el agua final ya tratada, o en aquellas plantas que tienen un tratamiento adicional que permite la reutilización del agua, y que ofrecen un alto grado de protección ya que se realiza tratamiento de desinfección final, como cloración o radiación ultravioleta, y que se han demostrado eficaces ante incluso virus más resistentes que los coronavirus. En cualquier caso, los operadores de las depuradoras (EDARs) deben seguir las normas de seguridad y salud que ya eran de obligado cumplimiento, y que les protegen completamente en un entorno de actividad biológica, como es una depuradora urbana.
Desde el Centro Tecnológico del Agua, Cetaqua, fundación donde colaboran Aigües de Barcelona, la UPC (Universitat Politécnica de Catalunya) y el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones científicas), estamos coordinando varias iniciativas que confluyen en el interés de generar un conocimiento pormenorizado del comportamiento del coronavirus en el ciclo urbano del agua.


En primer lugar, se tiene como objetivo la detección y en su caso, la confirmación de la no infectividad del SARS-CoV-2 en los distintos puntos del ciclo urbano del agua, en diversas geografías, para corroborar de manera exhaustiva la garantía sanitaria del agua y la seguridad de las personas que operan los sistemas. Para ello, nos hemos rodeado, como en tantos otros proyectos de investigación, de las Universidades y expertos referentes en virología, en procesos de tratamiento de agua, en operación y en analítica de aguas. Entre ellos los doctores Albert Bosch (Universitat de Barcelona), Juan Lema (Universidade de Santiago de Compostela), Miquel Paraira (Aigües de Barcelona) y Vicente Catalán (Suez-Labaqua). Así, estamos realizando muestreos en un total de 24 puntos en 10 plantas de tratamiento ubicadas en Barcelona, Sabadell, Alicante, Santiago de Compostela y Murcia y se prevé recoger 150 muestras mensuales aproximadamente. Complementariamente, participamos en diversas redes de investigación que nos permiten aunar esfuerzos y compartir conocimiento con colegas de diversos países de Europa, y hemos participado activamente en algunas iniciativas que ya se han lanzado desde Bruselas, colaborando con el sistema emprendedor.
Junto con la confirmación de la seguridad del ciclo urbano en todos sus puntos, estamos explorando el papel que las EDAR pueden tener como observatorio de la salud de la población, actuando como punto de control en la detección anticipada de nuevas epidemias, de modo que se puedan adoptar rápidamente las medidas adecuadas para minimizar su impacto y seguir de un modo objetivo su evolución.
El agua está jugando un papel activo clave en la lucha contra el SARS-CoV-2, ya que en todas las recomendaciones se indica como la forma más segura de inactivar, junto con el jabón, el coronavirus. Desde Cetaqua buscamos dar un paso más de servicio a los ciudadanos y a las administraciones, no sólo ayudando a garantizar la calidad y cantidad del recurso, sino también desarrollando nuevas herramientas que ayuden en el control y mantenimiento de la salud pública.