El valor del agua y su complejidad en los ecosistemas de alta montaña

El valor del agua y su complejidad en los ecosistemas de alta montaña

Dentro de la serie especial de tribunas que publicamos con motivo del Día Mundial del Agua hablamos de la importancia de los ecosistemas montañosos. Los ecosistemas de alta montaña forman el eje de la seguridad hídrica de Colombia, por lo que es imprescindible una gestión integral del agua que tenga en cuenta su capital natural, según defiende Liliana Recaman Mejía, doctora en Ciencias Ambientales y coordinadora de la Fundación Procuenca de Popayán (Colombia)


Liliana Recaman Mejía Coordinadora de la Fundación Procuenca Río Las Piedras y Fondo de Agua Manantial de Pubenza en Popayán, Colombia.


A nivel de Colombia los ecosistemas de alta montaña forman el eje de la seguridad hídrica del país. Su valor es incalculable en relación a los beneficios de desarrollo económico y social. Sin embargo, es importante considerar que funcionan como sistemas adaptativos complejos, y es así como deben abordarse, ya que la naturaleza se entrelaza con los sistemas socioecológicos propios y se integran a la biosfera, coevolucionando y dependiendo de ella, incidiendo en los procesos de aprovechamiento de los servicios ecosistémicos (Folke et al., 2016), entre ellos la oferta hídrica de una región para su desarrollo económico.

La incorporación del capital natural de los servicios ecosistémicos en la toma de decisiones forma parte de los nuevos desafíos (Guerry et al., 2015), que influyen en la sostenibilidad de la gestión integral del recurso hídrico. La gobernanza forma parte de estos retos y proporciona elementos para mejorar la capacidad de adaptación, colaboración, la escala de intervención, el conocimiento y el aprendizaje, la inclusión y la equidad, generando cambios a corto y largo plazo en relación con las políticas públicas (Karpouzoglou et al., 2016), y por ende con las políticas internas de las comunidades, acercándonos a una gobernanza adaptativa que permita abordar el territorio de acuerdo a sus particularidades.

De forma similar, la gobernanza transformadora implica una capacidad adicional para fomentar nuevos regímenes socioecológicos, incluida una mayor tolerancia al riesgo, una inversión sistémica significativa, economías reestructuradas y relaciones de poder (Chaffin et al., 2016), las cuales requieren comprender mejor las interacciones socio-ecológicas entre las regiones (Felipe-Lucia et al., 2015; Fischer et al., 2015) y afianzando el valor del agua como eje de desarrollo. Profundizar sobre las particularidades y la interrelación entre los subsistemas biofísicos y socioculturales, dependerá finalmente de la respuesta para lograr integralidad, conociendo conflictos, puntos de encuentro, concertación y dinámicas para construir estrategias de ordenamiento (Nates, 2011), de planificación y gestión.

«La incorporación del capital natural en la toma de decisiones forma parte de los nuevos desafíos que influyen en la sostenibilidad de la gestión integral del recurso hídrico»

Es así como los servicios ecosistémicos, considerados como los beneficios que los humanos derivan de los ecosistemas, y los servicios ambientales, considerados como las actividades de gestión que los humanos realizan en los ecosistemas, sumados a los bienes intangibles como son los de la percepción que dependen del contexto cultural, cosmovisión del territorio y por ende de cómo se entiende y cómo se utiliza, forman parte de un todo, de la complejidad del sistema y del valor del agua en cada región.

Esto se une a la reflexión de Burgos (2011), en la que considera que el manejo adaptativo de los recursos hídricos permite atender la incertidumbre y la complejidad de los sistemas naturales y sociales, entre ellas la dimensión cultural que trasciende en los cambios organizativos, las prácticas locales relacionadas con el ambiente y la naturaleza siendo resignificadas y/o transformadas (Ulloa, 2011).

Estas reflexiones conceptuales han formado parte de las lecciones aprendidas en la gestión integral del recurso hídrico de las fuentes de abastecimiento en la capital del departamento del Cauca al sur de Colombia, en las que de un ejercicio desarrollado durante 30 años, por la Fundación Procuenca Río Las Piedras y la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Popayán S.A E.S.P ha mostrado resultados de una mejor intervención y articulación en el territorio de las cuencas de abastecimiento, con el incremento de coberturas de protección en ecosistemas de páramo, humedales, bosques altoandinos y andinos.

«Se ha mejorado la calidad y continuidad de la oferta hídrica en Popayán, para beneficio de más de 300.000 habitantes»

También se ha mejorado la calidad y continuidad de la oferta hídrica para beneficio de más de 300.000 habitantes de la ciudad de Popayán y cerca de 30.000 habitantes del sector rural. Como se analizaba anteriormente, las dinámicas de transformación llevan continuamente a generar nuevas estrategias y es así como en el 2017, se creó, el Fondo de Agua Manantial de Pubenza, articulado a siete fondos más a nivel del País y de la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua con miras a una gestión más articulada entre actores sociales e institucionales para la seguridad hídrica de las regiones.

De acuerdo a este ejercicio con enfoque de manejo adaptativo del territorio, se están sumando nuevos componentes para la puesta en marcha del pago por servicios ambientales PSA a través de acuerdos de conservación, con el fin de que el valor del aprovechamiento de los recursos ecosistémicos, se vea reflejada en la corresponsabilidad social entre los actores de las cuencas que cuidan el agua en los ecosistemas de alta montaña y los actores comunitarios que las aprovechan en sus partes bajas, para el desarrollo económico de todo un país. Sin duda otro elemento más a esta larga cadena de valor entorno al agua como equilibrio natural, social y económico en la que todos nos beneficiamos para sostenibilidad y resiliencia de los territorios.


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