Este año el lema del día mundial del agua es el valor del agua. En el Campo de Cartagena conocemos muy bien los beneficios que aporta el agua, y las graves repercusiones que tenemos cuando no disponemos de ella.
Cuantitativamente, el agua del trasvase Tajo-Segura es sin duda un pilar básico de nuestro regadío, pero además también resulta imprescindible en el aspecto cualitativo dada su gran calidad agronómica. Ya que los problemas asociados con el uso de las aguas subterráneas que presentan una alta salinidad, las desaladas que conllevan un elevado coste, posibles problemas agronómicos y elevadas emisiones, se mitigan considerablemente mediante su uso conjunto con las aguas del trasvase. Lo que repercute en un aumento en la producción agrícola, disminución del riesgo de contaminación difusa, y en una reducción del riesgo de salinización de los suelos. Además, gracias al agua del trasvase podemos aprovechar las aguas regeneradas procedentes de las estaciones depuradoras de las poblaciones costeras y las del “bombeo del Albujón”, con una elevada salinidad, evitando que las mismas puedan llegar al Mar Menor, con el beneficio medioambiental que ello supone.
El vigente Plan Hidrológico del Segura pone de manifiesto el gran valor del agua del trasvase Tajo-Segura para cumplir con sus objetivos medioambientales de nuestra cuenca. Indicando que para satisfacer las demandas de esta cuenca son imprescindibles los trasvases, dado que los recursos propios resultan manifiestamente insuficientes, incluso para satisfacer con garantías la demanda urbana. También señala que la reutilización de las aguas depuradas, la modernización de regadíos y el uso de los recursos desalinizados no permiten por sí solos reducir el déficit de la demarcación por debajo de los 400 hm3.
Además, es importante recordar que los cultivos agrícolas son un freno a la desertificación y que por su capacidad fotosintética actúan como sumideros de gases de efecto invernadero. En este sentido, de acuerdo con una investigación sobre el balance de carbono de las zonas regables del trasvase Tajo-Segura, realizada recientemente por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena, la progresiva sustitución de agua del Trasvase Tajo-Segura por agua marina desalinizada reduciría en un 30% la capacidad de ser sumidero de CO2 de los regadíos del Trasvase.
El impacto social y económico que tiene el trasvase Tajo-Segura se muestra claramente en un reciente informe de PriceWaterhouseCoopers (PwC) que resalta que la actividad ligada al Trasvase Tajo-Segura supera los 3.000 millones de euros de aportación al PIB, con más de 106.500 puestos de trabajo. Esta importancia socioeconómica del Trasvase Tajo-Segura queda también avalada por dos estudios de la Universidad de Alicante. Según estas investigaciones el impacto económico directo e indirecto de las actividades agrarias es muy significativo, y no parece que pueda existir una alternativa en el corto plazo. Otro aspecto importante a resaltar es el importante atractivo que la agricultura de regadío representa sobre la población, reduciendo la emigración y favoreciendo el establecimiento de una población inmigrante joven que frena el despoblamiento rural que ha caracterizado a la “España Vaciada”. El modelo productivo del sector agrícola del trasvase caracterizado por una concatenación de campañas, permite fijar residencia, generar arraigo, facilita el reagrupamiento familiar y suaviza las dificultades y esfuerzos de la emigración. Tampoco podemos olvidar la capacidad del sector agrícola para amortiguar el impacto de las crisis económicas padecidas y el consiguiente aumento del desempleo en las últimas décadas, así como la que estamos sufriendo actualmente por la COVID-19.
Para finalizar resaltar la importancia estratégica que tiene la agricultura de regadío, necesitamos agua para seguir produciendo alimentos, y de este modo garantizar la alimentación de la población.