"La contaminación principal del agua no es la difusa, sino la política" - EL ÁGORA DIARIO

«La contaminación principal del agua no es la difusa, sino la política»

Andrés del Campo

Presidente FENACORE

El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo comparte con El Ágora la importancia del regadío ante el desafío de producir un 55% más de alimento con menos agua y menos recursos


María Santos
Madrid | 5 abril, 2021

Tiempo de lectura: 6 min



La actual población mundial solo puede alimentarse gracias al regadío” así de contundente se manifiesta Andrés del Campo, máxima autoridad en la materia y presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), una asociación que representa a más de 700.000 regantes y más de dos millones de hectáreas de cultivo.

En una entrevista concedida a El Ágora, del Campo repasa el papel del regadío ante el desafío de alimentar a una población mundial en crecimiento, que demandará un 55% más de producción alimentaria de aquí a 2050, “lo que nos obliga a innovar y modernizar el sector para producir más con menos recursos, especialmente con menos agua”. Un reto que, a su juicio, solo será posible si se logra equilibrar el binomio agua-energía para hacer del regadío una actividad sostenible desde el punto de vista ambiental y que ha de llevar aparejada la rentabilidad para los productores.

«El ahorro medio estimado en agua del 16% en los últimos diez años se ha conseguido gracias al esfuerzo de los regantes en modernizar sus sistemas de riego, a pesar de que la superficie regada se incrementara un 1,44% en 2019»
Como representante de los regantes españoles, del Campo muestra con orgullo los avances y el esfuerzo desarrollado en los últimos años en el regadío.

“A nivel nacional se ha hecho un esfuerzo muy grande para transformar los regadíos, de manera que somos un país pionero. Ya hemos modernizado el 75% del riego mediante presión y aspersión, de forma que solo quedan 900.000 hectáreas pendientes de transformar, lo que representa un 34% de la superficie regada. Eso no ocurre en ningún otro país, solo en Israel, pero allí tienen 170.000 hectáreas, y nosotros tenemos dos millones”.

Sin embargo, «el premio al enorme esfuerzo que estamos haciendo por transformar los sistemas de riego, que nos ha convertido en un país de referencia, es la escalada continuada de las tarifas eléctricas desde hace más de una década». Desde 2008 el recibo eléctrico ha subido más del 100%, principalmente debido a los costes fijos, puesto que el término de potencia se ha incrementado más de un 1.000%, afirma con cierto disgusto.

Del Campo nos explica que las tarifas existentes se modificaron en 2008, de manera que los costes fijos aumentaron más que los variables. Así que, «las parcelas que se riegan tres o cuatro meses al año pagan los doce meses, aunque enciendan el sistema solo un minuto».

A esta situación añade la reciente aprobación de las modificaciones para los nuevos peajes eléctricos, que entran en vigor el próximo 1 de junio.

Estos cambios incrementarán aún más la factura eléctrica de los regantes, un coste que constituye uno de los principales lastres para la competitividad del sector agrario, que ocupa el segundo puesto en el ranking de los consumidores de energía, únicamente por detrás de ADIF.

Para el presidente de los regantes la demanda es clara: “Queremos pagar por la potencia realmente utilizada, pues los costes fijos de la energía suponen cerca del 70% de la factura eléctrica y pagar la máxima potencia, se riegue o no, encarece el coste energético más de un 20% a los agricultores”

Del Campo no entiende que algo tan sencillo no se termine de aplicar y desarrollar, habida cuenta de que ya el Decreto de sequía de 2018 contemplaba esta posibilidad para los regantes: contratar la mínima potencia los meses que no se riega y la máxima potencia los tres o cuatro meses regables del año.

Pero aún a mayores, insiste Del Campo, los Presupuestos Generales del Estado de 2021 incluyen una disposición que da seis meses a la administración para desarrollar esta medida. “Vamos camino de junio y aún no se sabe nada”.

Más allá de la potencia, los nuevos peajes incrementarán todavía más el coste de la luz para regar, ”porque, en general, reducen las horas baratas en detrimento de las horas caras. Además, desaparece el horario barato en el mes de agosto, que es cuando mayor necesidad eléctrica tienen los regantes porque es cuando más se riega”.

Del Campo se pregunta asimismo por qué esta modificación de los peajes no ha tenido en cuenta a los segundos mayores consumidores de electricidad en España. “Es muy difícil adaptar los sistemas de bombeo a este sistema de tramos horarios, porque no se puede regar cuatro horas si y dos no. Esta adaptación va a encarecer aún más el coste del regadío”.

«El binomio agua-energía va a ser el principal condicionante de la viabilidad de los futuros regadíos»

Planta solar fotovoltaica flotante Sierra Brava | Foto: EFE / Ana Isabel Crespillo
Planta solar fotovoltaica flotante Sierra Brava | Foto: EFE / Ana Isabel Crespillo

La apuesta por el  autoconsumo energético es la única opción para lograr un regadío sostenible ambiental y socioeconómicamente.

Ese autoconsumo ya se incorpora en los nuevos proyectos de modernización. La forma de abaratar el coste energético pasa por aprovechar las energías renovables, eólica, hidráulica y fotovoltaica, en función de las posibilidades de cada región o usuario.

“Todas las alternativas de energía renovable no fósil que sea para autoconsumo, aunque sea parcialmente,  supondrán coger ventaja a las compañías eléctricas y reducir ese porcentaje del 70% del coste fijo de la energía para riego”.

En este sentido el presidente de Fenacore tiene claro que “el binomio agua-energía va a ser el principal condicionante de la viabilidad de los futuros proyectos de regadío, para que sean eficientes tanto hidráulicamente como energéticamente. El autoconsumo es fundamental de modo distribuido, en cada región con las renovables que puedan implementar”.

“El reto de alimentar a un mundo en crecimiento solo podemos hacerlo con riego y tecnología”

«Hay que ser sostenibles medioambientalmente pero también socialmente, sin una agricultura rentable el campo se vacía y las ciudades dejan de comer»
Para Andrés del Campo hay un clima de “demonización”  del regadío en algunos segmentos de la sociedad. “Está claro que hay que controlar, pero la demonización de la agricultura de regadío no solo es injusta, sino que es contranatura”.

Mientras que la población no para de aumentar (se espera que en apenas unos años se pase de los 7.600 millones actuales a más de 9.500 millones de personas), actualmente la desnutrición afecta a más de 815 millones de personas en todo el mundo. “La FAO, ya ha advertido de que para lograr alimentar a toda la población, la productividad de alimentos tiene que aumentar un 40% antes de 2030 y un 60% en 2040. Pero, al mismo tiempo, tenemos menos tierra y menos agua per capita”.

La conclusión para Del Campo es que “esto solo se puede conseguir mediante biotecnología y agricultura de regadío”.

“En España, por ejemplo, el riego ocupa menos del 15% del territorio, pero en cambio aporta más del 65% de la producción total agraria. Una hectárea de regadío produce como cinco de secano, y en el caso del intensivo, el rendimiento de una hectárea de regadío equivale a más de 40 hectáreas de secano”.

Los que van en contra del regadío olvidan que “si a nivel mundial pretendiésemos ese aumento a base de secano, el resultado sería medioambientalmente inadmisible porque sería en detrimento de selvas y bosques. Con el regadío, en cambio, se produce más ocupando menos”.

El regadío debe ir asimismo acompañado de un buen desarrollo biotecnológico que proporcione variedades más adaptadas al cambio climático, a la sequía, a la salinidad y la acidificación de las aguas, y a las plagas.

“Todo esto permitirá producir más con menos agua y con menos fertilizantes y fitosanitarios. Por lo tanto, se contaminará menos y se abaratarán los costes de producción al agricultor, haciendo la actividad más rentable, con la consiguiente fijación de la población en el medio rural, que tanto favorece la cohesión territorial y combate los desiertos demográficos”.

Es decir, “que la solución está en el regadío altamente tecnificado y eficiente, que tiene en cuenta el binomio agua-energía”.

“Sin infraestructura de regulación hidráulica en España solo viviríamos cuatro millones de personas en verano»

En este país, insiste Del Campo hay una realidad que a algunos les cuesta aceptar, y es así nos guste o no: somos una región semiárida y dependemos de las obras hidráulicas de regulación.

“Si en España no hubiera presas, embalses, pantanos o trasvases, en los meses de julio y agosto, con los actuales ratio de consumo de agua per cápita, solo podríamos vivir 4 millones de personas. Sin embargo, gracias a todas estas obras de regulación bebemos 60 millones de personas, contando a la población flotante. Esa es la realidad de nuestro país, nos guste o no”, advierte Del Campo.

Esta reflexión le lleva a instar a todas las administraciones “a tomarse en serio la gestión del agua. En este momento más que planes hidrológicos se están elaborando planes ideológicos”.

“La mayor contaminación del agua no es la difusa que causan los agricultores, es la contaminación política del agua, que se usa para intereses políticos y localistas que no coinciden ni con el interés general ni con el bien común”, destaca el presidente de los regantes.

Así responde Del Campo ante los planes del ejecutivo de modificar las normas de explotación del Trasvase Tajo-Segura que reducirá los aportes a la cuenca receptora basándose en un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX).

Este informe recomienda reducir los aportes de agua del Trasvase Tajo-Segura de 38 a 27 hectómetro cúbicos mensuales para reducir del 50% al 20% las situaciones de excepcionalidad contempladas en las normas de explotación del trasvase (ATS), que debido a la reducción de precipitaciones y el descenso de aportes a los embalses de cabecera, cuestionan el mantenimiento de este sistema del que depende el abastecimiento de la región levantina.

“Lo que obvian los detractores del trasvase es que el propio CEDEX señala en su informe que es muy inoportuno hacer cambios en las reglas el trasvase en este momento, ya que al no disponerse de planes hidrológicos a futuro, la modificación es parcial “.

«Hay que tomarse el agua muy en serio porque de ella depende la vida, el medio ambiente, el desarrollo de nuestras regiones, municipios y de nuestras sociedades, y aún más ante el cambio climático», concluye Andrés del Campo.


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