El aire acondicionado es uno de los mejores aliados para combatir las altas temperaturas del verano y más en épocas de olas de calor como la que atravesamos. No obstante, también es uno de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, conocidos como RAEEs, que más se recogen.
“El RAEE se refiere simplemente al residuo del aparato eléctrico y electrónico que tiene multitud de tipologías porque va desde un frigorífico hasta un ordenador, un teléfono móvil, un televisor…”, explica Andreu Vilà, director de ECOTIC, una organización dedicada a la gestión de este tipo de residuos.
Esta entidad ve la luz en 2005 a raíz de la creación de normativa para la regulación de este tipo de residuos. “ECOTIC es una entidad privada de naturaleza fundacional, sin ánimo de lucro tal como exige la ley española para este tipo de entidades cuya actividad principal es organizar y gestionar la recogida y el reciclaje de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos por cuenta de los productores de este tipo de aparatos que son los que tienen la responsabilidad legal de asumir esa gestión y la financiación de la recogida y reciclaje”, explica.
“Esa responsabilidad legal del productor de aparatos electrónicos ha venido a definir que quién pone en el mercado un producto que puede convertirse en un residuo tiene que asumir el coste de su eliminación y su adecuado tratamiento. Esa responsabilidad la puede gestionar el productor por sí mismo o a través de una organización creada al efecto que es lo que se llama el sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP), que es lo que es ECOTIC”, aclara.
En este sentido, el director de la fundación recuerda que este concepto de responsabilidad ampliada del productor se aplica a otros residuos como envases, aceites y neumáticos.
Andreu Vilà, abogado y PDG por IESE, cuenta con una amplia experiencia en el campo de la dirección en la industria química y farmacéutica. Su trayectoria estuvo principalmente vinculada a la multinacional Ciba, donde ostentó la posición de presidente y consejero delegado en España, Italia y Portugal, durante los últimos nueve años antes de su adquisición por parte de BASF, en la que formó parte del Comité Ejecutivo responsable del proceso de integración y reestructuración de la compañía en el sur de Europa.
Asimismo, desde hace un año es miembro el Consejo de Administración de WEEE Forum, asociación europea de los principales sistemas colectivos para el reciclaje de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que actualmente agrupa a 40 entidades pertenecientes a 25 países y que trabaja para promover la economía circular y posicionar a Europa como región pionera. “Desde WEEE Forum estamos trabajando en un estudio para analizar el impacto que la COVID-19 ha supuesto sobre el sector, y que sin duda será una referencia de enorme valor añadido para la revisión y redefinición de los planes de acción”, avanza.
Desde su puesta en marcha, en marzo de 2005, y hasta el pasado año, ECOTIC ha gestionado la recogida de unas 800.000 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. “En 2019, superamos la barrera simbólica de las 100.000 toneladas, recogimos 103.000 toneladas de RAEES de categoría doméstica y cerca de 10.000 vía industrial o profesional”, detalla Vilà.
Se trata de una tendencia al alza, pues a pesar del impacto de la crisis sanitaria generada por la pandemia de coronavirus en 2020, provocando el cierre de puntos limpios, uno de los principales canales de recogida y el cese de actividad de establecimientos de distribución de electrodomésticos, la entidad recogió 114.800 toneladas de RAEE.
En este sentido, hasta el pasado mes de junio, se han gestionado un total de 57.952 toneladas. Con esta cantidad que se añaden a las 946.659 toneladas acumuladas registradas al cierre de 2020, la cifra de RAEE totales gestionados desde el inicio de la actividad supera las 1.004.611 toneladas. De estas, mientras, 956.944 toneladas procedieron del ámbito doméstico, 47.667 toneladas fueron del ámbito profesional.
“La gestión de RAEEs es lo que venimos a llamar la minería urbana”, dice Vila. En este sentido, durante su funcionamiento, ECOTIC ha recuperado más de 460.000 toneladas de hierro (equivalentes al peso de 63 Torres Eiffel de París), más de 27.000 toneladas de cobre (equivalentes a 306 Estatuas de la Libertad de Nueva York), o más de 21.000 toneladas de aluminio (equivalentes al que contienen más de 1.400 millones de latas de refrescos).
Igualmente, ha logrado evitar la emisión de más de 8.500.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente en emisiones de gases de efecto invernadero.
El mejor residuo, el que no se genera
A pesar de las cifras, el director de ECOTIC recuerda que “el mejor residuo es el que no se genera” y por ello desde fundación que dirige se aplican los principios de jerarquía de la pirámide de residuos. “El primer valor sería la prevención, es decir, evitar que se genere un residuo”, recuerda apuntando que ello se lleva a cabo con el ecodiseño, “desde la producción, el diseño del aparato, antes de su puesta en el mercado, la elaboración de los productos, pensando en minimizar el impacto que puede tener al medio ambiente, aprovechando materiales”.
“Después de la prevención sería la recogida, la valorización de los residuos y su reutilización antes de que devengan residuo en sí. Hay una serie de recogida selectiva de los RAEE que en algunos tipos de producto se fomenta principalmente esa preparación para la reutilización”, agrega.
“La reintroducción de materias primas provenientes de residuos es otra fuente de materias primas esencial y lo va a ser aún más en el futuro”
“Después de esa reutilización, vendría ese tratamiento, reciclaje adecuado, para aprovechar los materiales, valorizar los materiales y recuperar los materiales de los residuos”, explica recordando la necesidad de ir hacia ese camino ya que una “economía debe ser circular si quiere ser sostenible en el futuro”.
“La reintroducción de materias primas provenientes de residuos es otra fuente de materias primas esencial y lo va a ser aún más en el futuro, primero por el agotamiento de recursos naturales y segundo por la mejor capacidad y mejora del proceso de reciclaje que permite que se recuperen más materiales”, argumenta.
Una cuestión de responsabilidad
“La responsabilidad ampliada del productor se cuantifica mediante unos objetivos de recogida por categoría de RAEE, y también doméstica y profesional, que vienen establecidos por la Unión Europea y que para el año 2019, 2020, 2021 y siguientes se cifra en el 65% del volumen, medido en toneladas de los aparatos eléctricos y electrónicos puestos en el mercado”, explica el máximo responsable de la entidad.
No obstante, la realidad se enfrenta a diversas problemáticas. “No en todos los tipos de aparatos, se produce la substitución del aparato nuevo por el viejo”, lamenta Vilà apuntando a lo que suele suceder con los grandes aparatos electrodomésticos, como lavadoras, lavavajillas o secadoras.
“Cuando tienes una lavadora que se estropea y la cambias por una nueva, la vieja normalmente genera un residuo salvo que la utilices para una segunda residencia o para un amigo, o para un hijo, por tanto el índice de substitución o lo que llamamos ratio de de retorno, no es uno a uno, no se produce por cada 100 toneladas de producto, por eso el ratio de retorno de frigoríficos está en inferior al 65%”, subraya.
“Mucho de este material, el ciudadano lo acaba dejando en la calle, se recoge por canales irregulares y no aflora como residuo y no se cuantifica como tal”
A ello se le une otra situación que se ha repetido durante esta pandemia. “La compra se produce muchas veces por canales online y la distribución logística del canal online, no necesariamente cumple los requisitos requeridos legalmente para la entrega y recogida de RAEE, porque la logística de recogida de RAE tiene un requerimiento legal distinto a la entrega de un producto nuevo”, recalca. “El transportista, que puede utilizar una plataforma de venta online no necesariamente es un logista que pueda gestionar la recogida de aparatos viejos de forma fácil, aunque debería hacerlo”, recuerda.
Por este motivo, “mucho de este material, el ciudadano lo acaba dejando en la calle, se recoge por canales irregulares y no aflora como residuo y no se cuantifica como tal”, lamenta. “El frigorífico requiere un tratamiento previo”, recuerda alertando de los daños ambientales como el vertido de aceite y liberación de “gases a la atmósfera sin ningún tipo de control” si no se trata adecuadamente.
Asimismo, critica que se “pierde la recuperabilidad de ese material”, señalando el papel del consumidor en este ciclo. “Si compro un frigorífico y me deshago del viejo de forma ilegal, dejándolo en la calle y tal, estoy provocando que se genere esa irregularidad en el tratamiento del residuo, si en vez de eso lo llevo a un punto de recogida municipal, pues ese residuo tendrá un tratamiento adecuado y se contabilizará adecuadamente y se gestionará correctamente”, aclara.
Apelando a la concienciación ciudadana
Para Vila, ello sucede debido a “la actitud incívica de muchos consumidores que no tienen ningún aprecio por lo común”. “El problema que tenemos en muchos países es que lo público no es nadie y la administración es la responsable de cubrir eso”, agrega.
Por este motivo considera que dichos comportamientos contribuyen a la llamada ‘canibalización’ de los electrodomésticos. “Si un ciudadano deja un frigorífico en la calle, cosa que es ilegal, porque no sabe qué hacer con él o porque no tiene medios para llevarlo a un punto limpio, lo baja a la calle pensando que es un residuo como un mueble y que el Ayuntamiento pasará a recogerlo, lo que suele ocurrir es que antes de que llegue el camión municipal de recogida de residuos ha pasado un camión no municipal, ha desmontado ese frigorífico para llevarse el compresor, que es lo que tiene cobre, y ha dejado las partes del frigorífico que no tienen valor en la calle”, critica.
“Cuánto más educada está una ciudadanía, más concienciada está del impacto ambiental y menos prácticas de este tipo se producen”
“Los compresores de un frigorífico llevan aceites, gases que tienen efecto invernadero”, detalla agregando que además del impacto ambiental, la canibalización está “pervirtiendo el proceso de economía circular y de jerarquía de residuos porque se impide la valoración, la recuperación de materiales”.
Esta estampa que adorna numerosas calles de las ciudades españolas, también se produce en otros lugares del mundo. ”Es un fenómeno que se da en todos los países del mundo, incluso en los países más desarrollados pero tiene mucho que ver el índice de regularidad o irregularidad de recogida de RAES, con el desarrollo económico de un país y sociocultural, cuánto más educada está una ciudadanía, más concienciada está del impacto ambiental y menos prácticas de este tipo se producen”, asegura.
Por este motivo, Vilà aboga por llevar a cabo campañas de concienciación y formación escolar como la de ‘Otro final es posible’ de ECOTIC. “Muchas de nuestras campañas de concienciación van dirigidas al entorno escolar porque estamos convencidos que los niños son la policía medioambiental”, recalca. “Llevamos muchos años con estas acciones de educación escolar con éxito y con mucha esperanza que tenga recorrido en el futuro. Ese es el camino pero es un camino lento que no es de hoy para mañana”, concluye.
