Materializar la transición hídrica en un escenario de cambio climático que nos aboca a nuevas realidadeds sociales, economicas y ambientales exige contar con una fuerza laboral capacitada para afrontar los retos y dar respuestas a las expectativas de las personas, las empresas y al conjunto de la sociedad.
Todas estas respuestas se hallan en el modelo de éxito de la Formación Profesional Dual asentada sobre una base «modular, flexible y capitalizable que abarque desde los 16 años hasta la edad de jubilación».
Al menos, esta es la visión que comparte con El Ágora Àngel L. Miguel, director general de Formación Profesional del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya.
PREGUNTA. – Usted es director general de FP desde mediados de 2021 ¿Cuáles son sus principales retos estratégicos desde el principio de su mandato?
RESPUESTA. -Aunque aún no llevo un año al frente de la Dirección General de Formación Profesional de la Generalitat de Cataluña toda mi trayectoria profesional ha estado dedicada a la formación profesional. Un ámbito educativo que se encuentra en un momento dulce y necesario con el inminente desarrollo legislativo que se está produciendo en el Congreso de los Diputados y que ya cuenta con cierta trayectoria en Cataluña, donde tenemos una Ley de Formación y Cualificación Profesional (LFPC) desde 2015 que, en ambos casos, debe enfrentarse a un reto claro: dar respuesta a las necesidades y expectativas de las personas, de los territorios y de los sectores productivos y de servicios.
P. – En Cataluña se está impulsando un modelo integrado de formación y cualificación profesional. ¿Cuáles son los pasos más significativos en este sentido?
Estamos en una velocidad de crucero en lo que se refiere al despliegue de la LFPC de Cataluña en tres pilares, la orientación profesionalizadora, un sistema de acreditación profesional para los trabajadores en el desempeño de sus funciones a lo largo de su vida laboral y una visión integradora.
En este último pilar integrador se ha avanzado muchísimo en los últimos dos años en Cataluña gracias a una arquitectura de Gobernanza que, presidida por la Generalitat hace partícipes, a través de una Comisión rectora del sistema, a todos los actores relevantes, desde administración, representantes de los trabajadores y del tejido empresarial de Cataluña y al alumnado.
Este enfoque integrador sitúa a la FP como una estrategia de país, con una única FP modular, flexible y capitalizable que abarca la cualificación desde los 16 años hasta la edad de jubilación; sin perder de vista los otros dos pilares orientadores y capacitadores.
La apuesta por la Formación Profesional Dual, que se ha terminado imponiendo, se asienta más que en una colaboración de todos esos actores relevantes, en un compromiso a tres bandas: administración educativa, empresas y alumnado.
La Administración es la encargada de crear las estructuras organizativas en las escuelas; la empresa no sólo tiene que exponer las necesidades y perfiles emergentes para el diseño de los planes formativos y las capacidades impartibles, sino que en sus manos está el 25% de las horas formativas. Es decir, de las 2.000 horas de un ciclo formativo medio, el 25%, 500 horas se imparten en el ámbito empresarial.
Y por supuesto, un compromiso de los alumnos, no solo los que empiezan desde cero sino de los profesionales que amplían su capacitación y la remuneración a los alumnos vía beca-salario o fórmulas similares.
En este modelo de compromiso también es muy importante la capacitación y formación continua de los profesores. Se trata de un modelo simbiótico, un win win, en el que tanto los centros educativos comparten recursos para capitalizar el talento.
P.- Es usted un gran impulsor de la FP Dual. En el reciente Encuentro Europeo de los Aprendices, celebrado el pasado mes en Barcelona y promovido por su departamento y la Fundación Bertelsman, explicó que “en Catalunya más de 7.000 alumnos cursaron estudios de FP Dual el año pasado, gracias a la colaboración de más de 300 empresas. El modelo ha crecido exponencialmente en los últimos años, y ya sumamos más de 142 títulos de Dual, el 87% de toda la oferta de FP. ¿Por qué es tan importante esta modalidad formativa? ¿Qué virtudes tiene?
R. – La virtud fundamental es que da respuesta al reto que planteábamos al inicio y da respuesta a las necesidades y expectativas de las empresas, las personas y el conjunto de la sociedad.
Es un modelo de éxito, una simbiosis donde todos ganan, un profesional con una base formativa solvente que adquiere mayor capacidad de aportación de valor en su lugar de trabajo, tanto a corto plazo por lo que ha aprendido, como a medio plazo por su mayor capacidad de aprendizaje.
Al mismo tiempo, es una apuesta por la productividad de las empresas y la competitividad de los sectores económicos, porque disponer de formaciones más especializadas supone el entrenamiento de técnicas específicas y el dominio de las herramientas ajustadas a la realidad laboral presente, y facilita la eficiencia y mejora continua de los servicios.
P. – En su etapa anterior, como director de un centro de Formación Profesional, pudo vivir y protagonizar en primera persona el despliegue de la FP Dual en el sector del agua, un proceso de cuyo inicio se cumplen ahora diez años ¿Qué aspectos destacaría de este proceso? ¿Cuáles cree que con las claves del éxito en una colaboración público-privada como la que se ha dado en el sector del agua?
Efectivamente hace ya 10 años tuve la oportunidad de formar parte del proceso de puesta en marcha del primer ciclo formativo en el sector del agua, que fue el último en incorporarse a las familias educativas, la energía y el agua.
Entonces fue a instancias de una empresa gestora del ciclo del agua, Aguas de Barcelona, que expuso la necesidad de contar con profesionales cualificados para mejorar y garantizar sus servicios para el conjunto de la ciudadanía. Así en junio de 2014 se inició la matriculación en el Primer Ciclo Formativo de Grado Medio Redes y Estaciones de Tratamiento de Aguas. Un modelo de éxito que se ha exportado a otros territorios hoy es de ámbito estatal y a otros sectores, ya que al incorporar un 25% de las horas lectivas de prácticas en la empresa permitía adaptar la capacitación a las necesidades del servicio en que se empleaban.
A partir de este primer título se ha ido desarrollando hasta un grado superior en Gestión del Agua, títulos que, sin duda, dan respuesta tanto a las necesidades del sector como de los alumnos, con una tasa de inserción del 90% y de la sociedad, que necesita un buen servicio de agua urbana que de garantías de seguridad y calidad.
P. – Este camino de creación de talento a través de la FP Dual en el sector del agua parece no haber llegado todavía a su fin. Al contrario, parece que este año se ampliará la oferta incorporando algún nuevo centro formativo…
Actualmente se imparten programas duales del sector del agua en diversos centros públicos de Cataluña: el Instituto Pere Martell de Tarragona, la Escuela Municipal del Trabajo de Granollers, el Instituto Esteve Terradas de Cornellà de Llobregat y el Instituto Rubió i Tudurí de Barcelona. El volumen de alumnado en los ciclos formativos supera los 200 y este curso se incorporará un nuevo ciclo de Formación Profesional Dual en el sector del agua en el Instituto Alfons Costafreda de Tárrega, en Lleida. Este grado medio en redes y estaciones de tratamiento de aguas cuenta con el apoyo de Agbar que participa en el diseño de este grado y aporta su experiencia a través de su institución educativa, la Escuela del Agua.
P. – Finalmente, algo que contemplan tanto los sistemas integrados de cualificación como el propio marco legal es la generación de ofertas formativas capaces de facilitar el upskilling y el reskilling de competencias en un contexto marcado por la transición ecológica y la transformación digital. Recientemente usted mismo ha participado por ejemplo en el seminario del proyecto europeo Greenskills in VET, celebrado en Tarragona, acerca de la definición de competencias verdes en servicios públicos urbanos. ¿Cuáles van a ser los mecanismos de la administración pública para acompañar este proceso y cual es a su criterio el papel de docentes, centros y empresas?
Sobre la base de ese triple compromiso que comentábamos antes y el objetivo de dar respuesta a las expectativas de sociedad, empresas y personas tenemos que incorporar a los currículos formativos las nuevas competencias que la tecnología, la innovación y la digitalización imponen, además de los objetivos que como sociedad nos hemos marcado con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Así, y desde luego con una visión integradora que abarca alumnos desde los 16 años hasta pasados los 60, la digitalización ha de ser una asignatura transversal, imprescindible en el sector del agua, por ejemplo.
En el diseño de estos itinerarios curriculares es fundamental que sea la empresa la que exponga las nuevas necesidades de capacitación adaptadas a las nuevas realidades de los sectores y territorios.
Hay que insistir en que esta formación dual integradora nos permite no solo garantizar el relevo generacional, la incorporación de jóvenes y mujeres en los diferentes sectores industriales sino conservar el talento adaptado que ya poseen las empresas con una formación continua actualizada.
La tecnificación e innovación del sector del agua permite generar empleo de calidad. Por esto, es vital que la formación esté adaptada a las necesidades de las empresas y la Formación Profesional Dual está precisamente diseñada para conseguir este objetivo. Estos estudios postobligatorios capacitan al alumnado para realizar el montaje, las operaciones y el mantenimiento de redes de agua, así como la operación y el mantenimiento de los equipos y las instalaciones de estaciones de tratamiento de aguas. Y se hace especial énfasis en la preservación de este recurso escaso y el respeto al medio ambiente.
