Érase una vez una bióloga amiga de los insectos que prescribía jardines menos ordenados y bosques menos limpios que permitiesen albergar la vida en miniatura, esa que no valoramos en toda su mayúscula dimensión, porque no la vemos.
Ella es Anne Sverdrup-Thygeson, asesora científica del Norwegian Institute for Nature Research, profesora de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU) y autora de un libro de divulgación muy ameno llamado Terra Insecta. El mundo secreto de los insectos (Ariel), que acaba de salir en español y que no nos dejará volver a pisar una hormiga ni bombardear con aerosoles infectos a otros bichos esenciales para toda la vida en nuestro planeta.
Sobre sus investigaciones para este libro, lleno de curiosidades que nos hacen sonreír, hablamos con Sverdrup-Thygeson. Lo que sigue es un fragmento de ese diálogo.


«Un paisaje variado ofrece muchas más oportunidades para la vida compleja de los insectos y todo lo que depende de ellos»
PREGUNTA.- ¿Qué podemos hacer por los insectos?
RESPUESTA.- En realidad, es simple: ¡dejarles espacio! Hay que proteger su hábitat, donde viven y encuentran su alimento, y ellos estarán bien. Esto significa que tenemos que cambiar nuestro uso cada vez más intensivo de la tierra para la agricultura y para nuestro desarrollo, que deja menos hábitats intactos, ya sean selvas tropicales o prados de flores.


La producción agrícola y ganadera ocupa actualmente más de un tercio de la superficie terrestre y emplea casi el 75 % de las reservas de agua dulce. Muchos insectos especializados no pueden sobrevivir en un paisaje tan transformado. Las áreas de conservación son cruciales para salvaguardar especies únicas, pero también es importante mantener la diversidad del paisaje natural más allá de las especies animales.
En los bosques, eso puede significar asegurar suficientes árboles viejos y muertos para albergar los ecosistemas de algunos insectos. También podemos conseguir bastante con cinturones de árboles y arbustos en las riberas de los arroyos, en áreas residenciales, arcenes verdes y setos a lo largo de las carreteras, así como bordes con flores silvestres circundando los campos. Un paisaje variado ofrece muchas más oportunidades para la vida compleja de los insectos y todo lo que depende de ellos.
Además de la degradación del hábitat natural, también existen otros desafíos, por supuesto. El cambio climático, la contaminación y los pesticidas, así como el movimiento de especies a ambientes no nativos alrededor del mundo tienen un efecto en cascada sobre los ecosistemas locales y sus poblaciones de insectos. Incluso un mayor uso de la luz artificial tiene un impacto en algunas especies.
Para mejorar la vida de los insectos debemos darnos cuenta de que ellos están en la base de nuestra economía. Proteger a los insectos es político. Incluyamos a los insectos en la agenda de los planes de uso de la tierra y los informes oficiales, en las regulaciones agrícolas y los presupuestos estatales. Pero también es un asunto privado: creo en el conocimiento, la charla positiva y el entusiasmo, en tener curiosidad por los insectos, tomarse el tiempo para mirarlos y aprender.
Es necesario también enseñarles a los niños todas las cosas extrañas y útiles que hacen. Hábleles amablemente sobre los insectos a sus hijos o nietos, a sus vecinos y los colegas. Haga del patio trasero un lugar mejor para los visitantes de las flores, deje de usar pesticidas en el jardín y transforme parte del césped en un prado rico en flores. ¡Disfrute de la vida colorida y animada que verá entonces!
“No hay forma de que la mecánica moderna pueda reemplazar las infinitas funciones avanzadas de la naturaleza”, afirma Anne Sverdrup-Thygeson
PREGUNTA.- A las abejas les quitamos el polen y luego las despojamos de su propóleo y de la miel. ¿Quizás deberíamos dejarlas en paz, en lugar de consumir sus recursos?
RESPUESTA.- Es importante darse cuenta de la diferencia entre la abeja, que es un animal doméstico y el único que produce miel, y las mieles de abejas silvestres. Cosechar miel de abejas melíferas domesticadas es como obtener leche de vacas lecheras: podemos controlar su abundancia y no es un problema para su supervivencia que usemos sus productos. Por el contrario, hay miles de millones más de abejas melíferas en el mundo que si no las criáramos como animales de granja. Esto, a menos que desee discutir la ética de la cría de animales. Y aunque las abejas son las únicas que producen miel, no son las únicas que polinizan nuestros cultivos alimentarios y las flores silvestres del mundo. La polinización es un trabajo en equipo de alto nivel que involucra a muchos jugadores: se estima que lo hacen alrededor de 20.000 especies diferentes de moscas, escarabajos, hormigas, avispas, mariposas y otros insectos.
«La interacción entre insectos y flores se ha perfeccionado durante millones de años«
PREGUNTA.- ¿Estamos utilizando tecnologías de limpieza que podrían tener un efecto negativo sobre la biodiversidad? Se me ocurren algunos productos químicos que se utilizan en el campo o los sopladores de hojas de las zonas urbanas, que matan insectos e impiden la formación de compost…
RESPUESTA.- Sí, los pesticidas de diferentes tipos están influyendo en la diversidad de insectos. Varios estudios han documentado efectos negativos (por ejemplo, de los neonicotinoides) en el sistema nervioso central de la abeja melífera, lo que influye en su capacidad para encontrar el camino de regreso a la colmena. Y si las abejas melíferas se ven afectadas, es muy probable que muchos más insectos también lo estén.
Los sopladores de hojas no son amigables con los insectos, pero aún representan un problema menor en comparación con la modificación a gran escala del paisaje natural, a través de nuestra agricultura y silvicultura industrializadas. En nuestras ciudades y en nuestras áreas residenciales, sería algo muy bueno para nuestros insectos y la biodiversidad el que se toleraran más jardines y áreas verdes desordenados.


«Los insectos tienen un historial de éxito de 479 millones de años; los humanos modernos hemos existido durante 300.000 años»
PREGUNTA.- Algunos pensadores hablan del poshumanismo cyborg, una era en la que partes del cuerpo humano podrían reemplazarse por artefactos tecnológicos. Por ese camino ¿sería posible una era posinsectos? Usted habla, en su libro, de cucarachas portadoras de cámaras para inspeccionar tuberías o de reemplazar a las abejas por abejas-robot que realicen sus tareas…
RESPUESTA.- Realmente no creo que sea posible una era posterior a los insectos, no en un mundo que se parezca al de hoy. Los insectos tienen un historial de éxito de 479 millones de años, que se remonta a antes de los dinosaurios. En comparación, los humanos modernos hemos existido durante unos 300.000 años. Y no hay forma de que la mecánica moderna pueda reemplazar las infinitas funciones avanzadas de la naturaleza.
«Es mucho más fácil y económico conservar las soluciones que la naturaleza nos brinda de forma gratuita»
En la polinización, por ejemplo, la investigación muestra que es más efectiva cuando la hace una amplia gama de especies con diferentes adaptaciones. Sabemos que la interacción entre insectos y flores se ha perfeccionado durante más de 100millones de años, y que la polinización natural es mucho más compleja e ingeniosa que cualquier imitación a la que podamos llegar. ¡Considere el costo de reemplazar billones de insectos con mini-robots! La economía mundial colapsaría mucho antes de que pudiéramos producir drones para hacer el trabajo de polinización, por ejemplo. Simplemente, es mucho más fácil y económico conservar las soluciones que la naturaleza nos brinda de forma gratuita.


“Para preservar los ecosistemas de algunos insectos, en los bosques habría que asegurar suficientes árboles viejos y muertos”.
PREGUNTA.- Gracias a su libro aprendemos que hay unos escarabajos que pueden sintetizar las heces del ganado. Entonces, usted menciona la grave amenaza que representa, para el ecosistema del escarabajo, el uso de antiparasitarios en el ganado. ¿Cuáles son los químicos más peligrosos?
RESPUESTA.- Por supuesto, los neonicotinoides, ahora prohibidos en la UE, tienen varios efectos negativos, como hemos mencionado anteriormente. También hay mucho que desconocemos sobre los efectos sumados de diferentes pesticidas, sobre el cóctel total de productos químicos. Por lo demás, aunque no sean sustancias químicas, las nuevas técnicas de edición de genes (como CRISPR) también son controvertidas, ya que cambiarán la composición genética de los insectos o de las plantas que los hospedan.


PREGUNTA.- Usted menciona un ancestro común entre humanos e insectos ¿Puede que si conociéramos a fondo ese dato, los humanos nos comportaríamos de una manera más compasiva con los insectos?
RESPUESTA.- Hay que retroceder en el tiempo, pero todas las especies animales –también los insectos y el hombre– tenemos un ancestro común: todos nos hemos desarrollado a partir de las primeras criaturas que entraron en tierra firme hace unos cientos de millones de años. Esta es la razón por la que compartimos muchos genes con una mosca de la fruta aunque, por supuesto, compartimos aún más genes con animales más relacionados con nosotros, como otros mamíferos, y eso no necesariamente nos ha hecho tratarlos muy bien.
