"La colaboración entre la industria y los investigadores es fundamental"

«La colaboración entre la industria y los investigadores es fundamental»

Cinta Cazador

Jefa de proyectos de I+D+i de Fertiberia

Fertiberia es una de las empresas que se han sumado al proyecto ECOVAL para la recuperación de nutrientes de las plantas depuradoras que serán utilizados en la fabricación de biofertilizantes. Cinta Cazador, jefa de proyectos de I+D+i, nos habla de la importancia de que la industria y centros de investigación como Cetaqua vayan de la mano en el desarrollo de estas soluciones de economía circular


El Ágora
Madrid | 6 julio, 2022

Tiempo de lectura: 4 min



Ante un planeta con recursos en números rojos y un sistema lineal que consume y desecha, la economía circular es la respuesta para avanzar en el camino de la sostenibilidad. Conseguir que los residuos se conviertan en recursos, en nuevas materias primas, es una de las claves para lograr este objetivo. Y en este empeño el agua y la tecnología del sector tienen mucho que decir.

Las depuradoras se están convirtiendo en biofactorías, verdaderos centros circulares que producen agua regenerada que puede reutilizarse, energías verdes para sus procesos productivos y otros usos, y nuevos compuestos y recursos orgánicos que pueden aprovecharse en la agricultura y la industria.

La biofactoría de Ourense, gestionada por Viaqua, y Cetaqua Galicia se han convertido en referentes europeos en tecnologías de economía circular gracias a proyectos innovadores que están demostrando el potencial de este nuevo modelo productivo y a los que se están sumando industrias convencidas en apostar por la circularidad. Es el caso de Fertiberia, empresa líder en el sector de los fertilizantes en la Unión Europea y uno de los principales operadores en el mercado mundial.

La compañía, activamente comprometida desde hace años con la preservación del medio ambiente y la eficiencia de su producción, se ha sumado a los proyectos ECOVAL, liderado por Cetaqua Galicia, y WalNUT, coordinado por CARTIF. Ambos proyectos se desarrollan en la biofactoría de Ourense para la obtención de ácidos grasos volátiles y nutrientes a partir de residuos orgánicos de procesos de depuración, que posteriormente podrían ser utilizados en la producción de biofertilizantes y otros compuestos químicos.

Cinta Cazador, jefa de proyectos de I+D+i de Fertiberia, destaca que estos proyectos tienen en cuenta a las empresas de la parte final de la cadena de valor y que demuestran la viabilidad y comercialización de las soluciones propuestas, donde todas las partes se retroalimentan y benefician. Hablamos con ella de esta alianza de futuro.

PREGUNTA. – ¿Por qué ha decidido Fertiberia apoyar estos proyectos?

RESPUESTA. -Fertiberia se ha marcado el objetivo de la descarbonización de sus procesos productivos y productos para el año 2035, siendo la empresa de nutrición vegetal con el objetivo medioambiental más ambicioso a nivel mundial.  Para alcanzar este reto, que hemos denominado Net Zero, estamos inmersos en el desarrollo de la fertilización verde y el fomento de la economía circular.

Fertiberia coordina y participa activamente en iniciativas dirigidas a la recuperación de nutrientes de fuentes residuales, el reciclaje, el diseño e implementación de procesos más eficientes, la agricultura sostenible y tecnificada, etc. Un ejemplo es el proyecto B-Ferst cuyo objetivo es desarrollo de fertilizantes minerales avanzados que integran nutrientes recuperados a partir de bio-residuos. En este contexto, los proyectos ECOVAL y WalNUT ofrecen posibilidades de avanzar en este camino para llegar a implementar el uso de materias primas con nutrientes de origen orgánico en la industria de los fertilizantes.

P. – ¿Qué opinión tiene acerca del trabajo que se está realizando actualmente en la biofactoría de Ourense?

R. – La biofactoría de Ourense puede considerarse un modelo de implementación de economía circular nacional y europeo, que aglutina la generación de energía renovable, regeneración de las aguas residuales y aprovechamiento de residuos convirtiéndolos en un nuevo recurso para distintos sectores. La extrapolación de este modelo en el territorio nacional podría ampliar la concienciación e implementación de la economía circular en todos los ámbitos y niveles.

P. – ¿Qué potencial de mercado concibe para los subproductos derivados de las aguas residuales urbanas?

Cinta Cazador participó en la jornada ‘De depuradoras a biofactorías’ organizada por Cetaqua Galicia. | Foto: Cetaqua.

En Fertiberia llevamos muchos años estudiando y analizando nutrientes recuperados en forma de materiales de distinta naturaleza y de distintos sectores, con el objetivo de utilizarlos como materia prima en nuestros fertilizantes, potenciando la economía circular y el reciclaje en la compañía. Esto nos permitirá contribuir a la mejora de la sostenibilidad de la agricultura y, al mismo tiempo, reducir la dependencia de las importaciones y de la coyuntura geopolítica, y posicionarnos en cadenas de valor de índole diversa que nos permita aumentar las posibilidades de recuperación y uso de nutrientes reciclados.

En el caso de las aguas residuales, y dependiendo del material del que se trate, habría que fomentar el uso local en una primera instancia, por ejemplo, soluciones amoniacales recuperadas, digestatos, composts de lodos, etc., tienen en principio baja concentración de nutrientes, por lo que será más sostenible y viable su utilización a escala local. Otros materiales, como las sales precipitadas de fósforo, podrían tener un uso y escala más amplios al tener una concentración de nutrientes más elevada. Lo más importante, y siempre insistimos en ello llegados a este punto de puesta en el mercado, es el cumplimiento con la legislación, estudiar y validar el modelo logístico para el uso del material y los precios del mercado actual.

P. – ¿Considera que esta acción puede impactar positivamente en el medioambiente de manera significativa?

Por supuesto. Una gestión de los bio-residuos, como el modelo implementado en la biofactoría de Ourense, que incluya la producción de energía renovable y de nuevos materiales aplicables a diferentes sectores, es siempre positiva y debe contribuir a reducir el impacto asociado a la actividad humana. Somos partidarios de la implementación de estos modelos integrales y globales en todas las fases de las cadenas de valor, dado que llevarán inevitablemente a la reducción del impacto ambiental consecuencia de los modelos tradicionales.

P. – ¿Considera que este proyecto, que surge de colaboración público-privada, pueda trazar un camino para establecer modelos más circulares a futuro? ¿Por qué razón?

Las EDARU (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales Urbanas) ofrecen muchas posibilidades al contener prácticamente todos los nutrientes en distintas corrientes del proceso. Sin embargo, hay grandes dificultades técnicas para alcanzar un modelo de gestión que alcance el óptimo medioambiental y sea económicamente viable. Por ello, es fundamental la colaboración entre las mismas, los organismos de investigación y los usuarios finales, en este caso, la industria de los fertilizantes.

Hay que tener siempre presente que todo desarrollo debe tender de forma inherente la futura implementación a escala real. Para ello, la industria (usuarios finales) debe estar presentes en estas fases de innovación, aportando su punto de vista, requisitos, experiencia, etc. Es aconsejable que la viabilidad y comercialización de las soluciones propuestas hayan tenido en cuenta la participación de esta parte final de la cadena de valor, tal y como se plantea en los proyectos ECOVAL y WalNUT. Todas las partes se retroalimentan y benefician.



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