Eduard Pellicer Sabaté es presidente de Comaigua, una sociedad mixta constituida por el Consell Comarcal del Baix Camp y Sorea que desde el año 2006 presta el servicio del ciclo integral del agua en esta comarca de Tarragona.
Comaigua atiende las necesidades de unos 100.000 habitantes, repartidos entre 12 municipios de todo tipo, desde localidades rurales de menos de 60 habitantes a puntos costeros que multiplican su población en verano, lo que supone un reto operativo considerable.
Con motivo del Día Mundial del Agua, dedicado este año a las aguas subterráneas, entrevistamos al responsable de esta sociedad de referencia por su modelo de gestión mancomunado y basado en la colaboración público-privada.
Precisamente, Comaigua ha puesto en marcha un ambicioso plan para recargar el acuífero del Baix Camp usando aguas regeneradas. Se trata del proyecto LIFE REMAR, que cuenta con cerca de dos millones de presupuesto y que está cofinanciado por la UE como un ejemplo de innovación y adaptación al cambio climático.


PREGUNTA.- Este 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, que está dedicado a las aguas subterráneas, con el lema ‘Hacer visible lo invisible’. En su opinión, ¿qué importancia tiene la gestión de estos recursos y a qué retos se enfrenta?
RESPUESTA.- Estamos acostumbrados a apreciar lo que vemos y no tanto lo que está bajo tierra, y eso es algo que se hace evidente con el tema elegido este año para el Día Mundial del Agua de Hacer visible lo invisible. Las aguas subterráneas tienen una gran importancia y están poco valoradas. Son aguas muy sensibles a la contaminación; se trata de recursos subterráneos que si se contaminan sufren un daño que perdura en el tiempo. Es un recurso fósil cuyo ciclo de renovación no es rápido y que tiene una recuperación costosa.
Por ejemplo, en nuestra zona del Baix Camp padecemos al menos dos efectos. Por una parte, es una zona con una actividad tradicional de ganadería y pastoreo y agricultura. El exceso de fertilizantes y la actividad ganadera han contaminado históricamente los recursos subterráneos. Además, puesto que el acuífero está cerca de la costa, se sufre el fenómeno de la intrusión salina que perjudica la calidad del agua cuando el agua marina penetra en el acuífero.
«Se trata de devolver el agua en buen estado al medio y si puede ser allá donde estaba, mejor»
P.- Precisamente, Comaigua impulsa el proyecto REMAR para recargar el acuífero del Baix Camp con agua tratada en la depuradora de Cambrils. ¿Qué objetivo tiene este proyecto y qué resultados se esperan?
R.- Para mejorar el estado del acuífero del Baix Camp surge el proyecto REMAR. Es un programa LIFE que viene cofinanciado por la UE. El programa Life es el programa de la UE dedicado a proyectos de medio ambiente y cambio climático.
Estamos muy contentos con ello, porque es la primera vez que Comaigua se presentaba a un proyecto LIFE y nos ha sido adjudicado. Eso quiere decir que es un proyecto ambicioso muy bien presentado por parte de nuestros técnicos
¿En qué consiste? Se trata de usar las los efluentes de las estaciones de depuración de aguas residuales para recargar el acuífero. En las zonas costeras, el agua que se depura va a través del emisario hacia dentro del mar y allí se diluye. Lo que pretendemos es utilizar esta agua que ahora podemos decir entre comillas que la tiramos al mar e inyectarla al acuífero del Baix Camp y de esta manera recargarlo. Se trata de devolver el agua en buen estado al medio natural.
La idea es no inyectarlo directamente, sino que se haga una recarga lo más natural posible a través de unas balsas de infiltración. Estas tendrán una capa reactiva que eliminará contaminantes emergentes como fármacos o microplásticos. Se trata de un proyecto piloto que tiene una parte importante de innovación. Para ello, el proyecto cuenta con socios tecnológicos que aportan esta innovación. La inversión que se llevará a cabo, además, creará empleo y movimiento económico en la comarca.
“Tenemos que ayudarnos de la tecnología y la innovación para hacer el uso más eficiente del recurso”
P.- El cambio climático es el gran reto de nuestros días. Con respecto al agua, las previsiones científicas señalan que el acceso al recurso será cada vez más inestable. ¿Qué medidas se pueden tomar o se toman para adaptar la gestión de los recursos hídricos al cambio climático?
R.- Para abordar el cambio climático tenemos que ayudarnos de la tecnología y la innovación para hacer el uso más eficiente del recurso y optimizar los rendimientos. Hay toda una serie de medidas tecnológicas que nos pueden ayudar: control del agua subterránea y los pozos, vigilancia de consumos excesivos, riegos inteligentes, telemedida, telecontrol…
Todo ello se puede explicar con ejemplos prácticos. Aquí tenemos hoteles que son grandes consumidores de agua, y si alguien se deja un grifo abierto en momentos que no hay consumo tenemos sistemas que permiten avisar de que está habiendo un consumo excesivo de agua en la instalación hotelera.
Otro ejemplo: la sectorización por zonas del municipio nos permite buscar fugas, especialmente por la noche cuando bajan los caudales. Hablando de las ventajas de la telemedida o telelectura, estaría el caso de una persona que vive sola, una persona mayor, por ejemplo. Los sistemas tecnológicos nos permiten ver que lleva tiempo sin gastar agua; si durante un día no ha abierto el grifo y no ha habido consumo, puede saltar una alarma para ver si le ha pasado algo
P.- A nivel operativo, atender una comarca con municipios de tan variado tamaño y condición debe ser todo un reto, ¿no?
R.– Son 12 municipios y la población es de unos 100.000 habitantes, pero cambia mucho en verano. Por ejemplo, Cambrils son 35.000 todo el año, pero en vacaciones se llega a 120.000 y hay otros municipios que son 60 personas y en verano pueden ser 140. La gracia de Comaigua es que da servicio tanto a un municipio grande como uno de 60 habitantes. Al final estás aplicando economía de escala a toda la comarca.
Realmente es un reto operativo porque las infraestructuras hay que dimensionarlas para los picos máximos, como por ejemplo diseñar la depuradora para absorber toda esa agua residual en un pico de verano.
Nuestra idea es alinear los objetivos de nuestra eficiencia del ciclo integral del agua con las agendas urbanas de los diferentes municipios donde Comaigua presta servicio. En ese sentido hemos empezado a plantear el contar con las soluciones digitales de Dinapsis. Está en fase embrionaria, pero nos gustaría usar las herramientas Dinapsis-Agua y Dinapsis-Ciudad, para ir aprovechando las soluciones tecnológicas que ofrecen para mejorar la gestión del ciclo.


P.- Para potenciar la sostenibilidad de su actividad, Comaigua tiene compromisos referidos al ahorro de agua, la descarbonización de la actividad y otras cuestiones. ¿Cuáles son esos compromisos y qué indicadores reseñables se pueden señalar?
R.- Tenemos el compromiso de la descarbonización. Compramos energía verde y llevamos a cabo proyectos de autosuficiencia energética. Ahora hemos puesto en tres depuradoras que gestionamos placas fotovoltaicas; en nuestra sede, donde están las oficinas, también hemos puesto placas fotovoltaicas. Además, utilizamos coches eléctricos híbridos que se alimentan de esa energía verde.
Tenemos ambiciosos sistemas de calidad medioambiental: calculamos nuestra huella de carbono y contamos con certificados de calidad y eficiencia energética. Son indicadores que nos ayudan a saber si vamos por el buen camino o no.
“A nadie se le corta el agua porque no pueda pagarla”
P.- La pandemia ha supuesto un reto operativo para muchos servicios. ¿Cómo han abordado ustedes este desafío y qué medidas se han tomado para mantener el servicio?
R.– Hemos tenido que reinventarnos tanto en el ámbito de empresa como de servicio a los ciudadanos. En el área de operaciones hicimos equipos burbuja sin mezclar a los trabajadores y aplicamos protocolos estrictos de riesgo laborales.
De cara a los usuarios, hicimos todo por cita previa telefónica, fomentamos los canales online, estrenamos un canal nuevo a través del WhatsApp que ha sido muy bien acogido por la gente y ha venido para quedarse. También fomentamos el teletrabajo en áreas administrativas y perfiles más técnicos de la empresa. La pandemia nos lo ha traído, pero todo esto ya forma parte de nuestra manera de trabajar.
P.- La crisis económica provocada por la pandemia también ha acentuado los problemas de las familias y la vulnerabilidad de algunos ciudadanos. ¿De qué forma atiende Comaigua estas necesidades a través de su Pacto Social?
R.– Comaigua tiene a través de su Pacto Social diferentes caminos solidarios que son las tarifas sociales, compromisos de pago, fondos de solidaridad con cada ayuntamiento, un programa de pago mensual, colaboración con entidades locales de voluntariado…
Tenemos también vínculo con Cruz Roja y con Cáritas a nivel del Baix Camp y con ellos vamos elaborando este pacto social por el que a nadie se le corta el agua porque no pueda pagarla. Se hace un seguimiento de cada situación con los servicios sociales de cada ayuntamiento para que no haya ningún corte.


“Es imprescindible que seamos conscientes del esfuerzo que supone que cada gota de agua llegue a nuestras casas”
P.- ¿Qué valoración hace usted del modelo de gestión mixta comarcal de Comaigua y su prestación mancomunada de servicios al Baix Camp? ¿Qué balance puede hacerse de su evolución desde que se creó la sociedad en 2006?
R. -Desde 2006, en Comaigua trabajamos con este sistema, que atiende a municipios que tienen 60 habitantes y a otros que tienen más de 100.000 en verano. Es la ventaja de tener este servicio mancomunado. Al final lo que estás aplicando es economía de escala, que un municipio de 3.000 habitantes, uno de 60 habitantes u otro mucho más grande cuenten con los mejores recursos.
Al final, un alcalde o un político lo que busca en primer lugar es no tener problemas; dos, que las personas que gestionen el servicio sean lo más profesional posible y, tres, que se pague un precio justo por el recurso.
«La mayoría de los ayuntamientos no tienen ni medios ni saben gestionar el recurso ni tienen la capacidad de hacer las inversiones suficientes»
P.- Pero, no obstante, ¿hay cierto debate sobre el modelo de gestión, no?
R. -Lo que ocurre es que la mayoría de los ayuntamientos no tienen ni medios ni saben gestionar el recurso ni tienen la capacidad de hacer las inversiones suficientes. Te tienes que ayudar de alguien, y creo que el modelo de Comaigua de hacer este servicio mixto donde tenemos un socio tecnológico líder en el sector nos ayuda mucho.
Además, la parte de decisión del consejo de administración mixto, parte pública y parte privada, es una fórmula muy acertada que garantiza tranquilidad y ofrece un margen de maniobra en innovación y en poner la tecnología que está hoy en día al máximo nivel. Y sobre todo ello, la parte pública siempre tiene el control de la empresa.
«La ventaja del servicio mancomunado es que aplicamos economía de escala a toda la comarca»
P. – De modo que si hubiera que tomar esta decisión que se tomó hace tiempo, si se tomara con criterios prácticos y técnicos sin asuntos ideológicos, ¿qué considera usted tocaría hacer hoy?
R. – Para mí la forma mixta de gestión del servicio de aguas es una forma en la que ganan todos, es un win win; gana la administración, gana el ciudadano porque el servicio está garantizado por un equipo de personas profesional y gana la empresa porque también está ofreciendo un servicio. A veces vemos fantasmas que no existen. La gente se desvirtúa con esto.
P.- Por último, y en una fecha como hoy, cuando se celebra el Día Mundial del Agua: ¿Cree que los ciudadanos apreciamos todo el esfuerzo humano, económico y tecnológico que supone disponer de agua potable en nuestros domicilios y depurar nuestras aguas residuales? ¿No tendríamos que insistir más en este milagro diario que nos ha llevado a gozar de un nivel de calidad impensable en otras épocas?
R.- En cierta manera no somos conscientes como sociedad de cómo funciona. Cuando abres el grifo, ¿de dónde te viene el agua? Cuando la ves desaparecer, ¿a dónde va? Que el Día Mundial del Agua permita concienciar sobre estas cuestiones es muy importante. En Comaigua tenemos multitud de programas educativos, porque es fundamental concienciar sobre el ciclo del agua.
Es un milagro diario que la gente no sabe cómo se lleva a cabo. Si todo va bien, nadie piensa en ello. Mientras abras el grifo y salga agua no pasa nada. Solo cuando falla algo es cuando nos acordamos. No nos paramos a reflexionar lo que cuesta cada gota de agua que llega a casa.
