"Una España rural viva es determinante para la prevención de incendios forestales"

«Una España rural viva es determinante para la prevención de incendios forestales»

Jordi Vendrell

Director General de la Fundación Pau Costa

Jordi Vendrell, bombero de profesión y director general de la Fundación Pau Costa analiza para El Ágora el contexto global de aumento del riesgo de incendios y el papel de una sociedad rural viva en su prevención


El Ágora
Madrid | 5 agosto, 2021

Tiempo de lectura: 6 min



La Fundación Pau Costa celebra su X Aniversario como plataforma de intercambio de conocimiento en materia de incendios forestales. Más de 60 profesionales multidisciplinares de primer nivel fundaron esta institución en 2011 con el ánimo de conectar una red de expertos a nivel mundial para mejorar la extinción y las grandes emergencias de los incendios forestales; y de crear conciencia en la sociedad, en general, incidiendo en la prevención de incendios forestales a través de la ecología del fuego.

Hoy, su nuevo Director general, Jordi Vendrell, bombero y experto en ecología del fuego comparte con El Ágora su ánilisis de situación en un año que marca un punto de inflexión por el contexto global de aumento del riesgo de incendios por el abandono del paisaje en medio rural y el impacto del cambio climático.

Lo primero que nos explica Vendrell es que el fuego en sí mismo no es malo, sino que es un elemento funcional más del ecosistema con el que España ha aprendido a gestionar incendios forestales a lo largo de los años por la intensa exposición de la península a estas catástrofes. Una experiencia que nos ha convertido en referentes internacionales no solo en la lucha y extinción de incendios sino en investigación e innovación en la materia.

“Desde la experiencia española vamos a identificar y decidir las líneas clave de la Comisión Europea en los próximos 10 años en cuanto a incendios forestales”

De hecho España, a través de la Fundación, liderará un proyecto europeo, dotado con 60 millones de euros en el marco del Green Deal para identificar las líneas de investigación estratégicas donde invertir en prevención, investigación y gestión del territorio. “Desde la experiencia española vamos a identificar y decidir las líneas clave de la Comisión Europea (CE) en los próximos 10 años en cuanto a incendios forestales”, explica Vendrell.

Se trata de establecer una estrategia colaborativa y multidisciplinar para la gestión forestal y la prevención y extinción de incendios forestales adaptada al cambio climático, empezando por Europa pero con avances también en Argentina, Chile, Ecuador o Sudáfrica.

Vendrell nos explica que la actualidad de los incendios forestales que vemos estos días en Turquía o Grecia, comparten unas causas estructurales extensibles al conjunto del arco Mediterráneo. Por un lado, el vaciado de las áreas rurales hacia núcleos urbanos ha favorecido el abandono de prácticas tradicionales como la ganadería extensiva y el aprovechamiento de las masas forestales elevando la acumulación de combustible en el paisaje; y por otro lado la escasez de lluvias y las elevadas temperaturas aumentan los periodos de riesgo y la intensidad de los incendios que, en el caso de Turquía incorporan la simultaneidad de los focos haciendo muy dificil la extinción por falta de medios.

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Las llamas están devorando esta semana el este de Turquía.

No obstante Vendrell destaca que desde finales de los años 90 del siglo XX ha bajado el número de incendios y ha disminuido la superficie media que queman, pero se han incrementado los grandes incendios forestales, que son los que queman más de 500 hectáreas y lo hacen con más intensidad y virulencia.

Estamos ante incendios que se propagan a gran velocidad y tienen mucho más impacto sobre el ecosistema y la biodiversidad, «no es lo mismo tener un incendio de 10.000 hectáreas que 200 de 50. Los pequeños se apagan y provocan menos daños a corto y medio plazo en el ecosistema”.

«Despoblación rural y cambio climático intensifican la virulencia de los incendios»

Vendrell insiste en que esta dinámica de menos incendios, pero más virulentos e intensos se debe a dos factores fundamentales: la despoblación y el cambio climático.

Resalta que el despoblamiento rural producido desde finales de los años 60 llevó a que muchas hectáreas de monte forestal dejaran de cultivarse y cuidarse, generando más carga de combustible forestal. Y el cambio climático se visibiliza en temperaturas medias más altas y un régimen de lluvias cambiante. “Ha cambiado la distribución de las lluvias durante el año. No llueve igual ahora que hace 30 años y no es lo mismo que caigan 10 litros durante 10 días que 100 litros en un día. Lo primero implica aprovechamiento, lo segundo genera inundaciones. El agua se evapora con más facilidad y nuestros bosques tienen menos agua para sobrevivir, son mas vulnerables, sufren estrés hídrico”.

En definitiva, «tenemos periodos mucho más duraderos de riesgo de incendio que ya no se concentran solo en la temporada de verano», afirma Vendrell.

Para combatir toda esta situación desde la Fundación Pau Costa apuntan a la necesidad de trabajar para mantener el paisaje vivo y más preparado a este escenario de incendios mediante una gestión forestal sostenible en la que se recuperaen las actividades tradicionales como el pastoreo o la ganareía extensiva y el aprovechamiento forestal, además de las quemas prescritas. «Hay que poner en valor el papel ecosistémico del fuego y aplicarlo con estrategias elaboradas por expertos y profesionales que identifiquen la áreas estrategicas para reducir la carga de combustible en los montes».

Es necesario, afirma Vendrell poner el valor los servicios ecosistémicos y ambientales de la actividad soioeconómica rural en zonas forestales. Se trata de actividades que no solo producen tangibles como la carne, la leche, lana, artesanía sino que conservan y mantienen vivo un paisaje más preparado para el fuego.

Para ello, insiste Vendrell, es necesario que los consumidores conozcamos estos valores intangibles y a la hora de adquirir productos incorporemos en nuestros hábitos de compra este papel de las producciones rurales, optando por productos de proximidad que retribuyan a las gentes que viven en el medio rural «porque solo si ellos pueden vivir dignamente en el medio rural se mantendrán los paisajes vivos, como sociedad podemos decidir qué paisaje es el que queremos».

Un grupo de «ovejas bomberas» pasta en un bosque.

Vendrell reivindica una estrategia de gestión sostenible del territorio que revalorice los bienes rurales y el comercio local, «repoblar la España vaciada y fomentar una economía rural sana preservaría y enriquecería la biodiversidad, reduciría el riesgo de mega-incendios y facilitaría el control del fuego”

La movilidad eleva el número de incendios en 2021

En España, entre 2010 y 2019, el número de siniestros se redujo en un 36% respecto a la década anterior y la media de la superficie afectada disminuyó en un 27%. No obstante, la proporción de grandes incendios crece año tras año respecto al total de siniestros. Y aunque apenas suponen el 0,18% del total, en ellos arde el 40% de la superficie total afectada por el fuego.

El fuego ha quemado un total de 37.535,90 hectáreas de superficie forestal desde que comenzó 2021 hasta el 25 de julio, frente a las 21.132,94 del mismo periodo de 2020 marcado por la pandemia y las 58.209,46 del año 2019, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.

El avance estadístico del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico indica que en el citado periodo se han contabilizado un total de 5.613 fuegos.


De ellos, 3.654 fueron conatos, en los que la superficie afectada no alcanzó 1 hectárea y 1.959 fueron incendios que sí superaron ese área y de los cuales once pasaron de 500 hectáreas quemadas, lo que los hace engrosar la categoría de Grandes Incendios Forestales (GIF).

En total, a lo largo del año los fuegos llegaron al 0,135% de la superficie nacional

Por tipo de vegetación, la mayoría de la superficie quemada llegó a 23.104,67 hectáreas de superficie matorral y monte abierto; 10.693,33 hectáreas de superficie arbolada y se quemaron 3.737,9 hectáreas de pastos y dehesas.

Por su distribución, el noroeste acogió al 46,16% de los siniestros y en ellos se quemó el 35,95% de la superficie arbolada y el 53,61% de la superficie forestal.

Mientras, en las comunidades interiores tuvo lugar el 34,81% de los fuegos y en ellos se quemó el 27,84% de la superficie arbolada y el 26,06% de la superficie forestal.

Por su parte, en el Mediterráneo, con el 18,6% de los siniestros, ardió el 11,84%de la superficie arbolada y el 12,04% de la forestal.

Finalmente, destaca el caso de Canarias, donde se contabiliza apenas el 0,43 por ciento de los siniestros, registra el 24,36 por ciento del total nacional de superficie arbolada quemada y el 8,28 por ciento de la superficie forestal.

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Bomberos en el incendio que asoló Tamadaba en agosto de 2019.

De hecho, según datos de Copernicus, el programa de observación de la Tierra que gestiona la Comisión Europea para toda la Unión, desde el 1 de enero y hasta el 25 de julio de este año se han producido en España doce Grandes Incendios Forestales que han arrasado más de 26.000 hectáreas en total. Tres en Andalucía, otros tres en Cantabria, dos en Castilla-La Mancha y uno respectivamente en Canarias, Cataluña, Castilla y León y País Vasco.

La Fundación Pau Costa,  através de la Red de Impulsores del Cambio (RIC) de la Fundación Aquae va a impulsar no solo la generación de planes de autoprotección para municipios sino que incidirá en la divulgación mediante acciones de concienciación ciudadana en materia de prevención y ecología del fuego y los incendios forestales.



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