Aunque a menudo oímos hablar de los grandes proyectos de sostenibilidad de metrópolis internacionales como Glasgow o Montreal, lo cierto es que el desarrollo urbano en clave “verde” no está solo limitado a las ciudades con millones de personas. En todo el mundo, cada vez hay más localidades de tamaño medio que también quieren aportar su imprescindible grano de arena a la transición ecológica, con medidas que no sólo las hacen más resilientes, sino que también sirven de inspiración a otros. Es el caso de Gavà, un municipio barcelonés de 47.000 habitantes que lleva años orientando sus políticas públicas hacia un modelo de economía circular, en una apuesta decidida por convertir los residuos en recursos, combatir el cambio climático y fomentar la sostenibilidad.
¿Cómo consigue una ciudad de esta talla, sin grandes recursos económicos a su disposición, convertirse en una de las ciudades prescriptoras a nivel nacional en materia de circularidad? Según Jordi Tort, teniente de alcalde de Gavà, la receta es relativamente sencilla: gracias a las alianzas con empresas y academia. Esta colaboración, unida al esfuerzo de un equipo municipal que ve la economía circular y la resiliencia como temas transversales que deben estar presentes en todas sus políticas y acciones, ha cristalizado en los últimos años en el proyecto Gavà Circular, una iniciativa que no solo se fija en los residuos clásicos, sino que tiene un importante aspecto hídrico y cuenta con el apoyo de Aigües de Barcelona y el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua).
Ahora, según apunta Tort, Gavà quiere redoblar esa apuesta por la circularidad gracias a los fondos europeos, no solo dando continuidad al programa existente sino expandiéndolo para que aproveche las sinergias entre todos los actores de la ciudad. En este sentido, la localidad barcelonesa forma parte del HUB ECCUS-Economía Circular y Ciudades Urbanas Sostenibles, una iniciativa con la que tienen vocación llevar la cooperación a su máxima expresión mediante el intercambio de experiencias y casos de éxito con otros municipios. Conversamos con el teniente de alcalde sobre este y otros proyectos de la ciudad.


PREGUNTA.- ¿Cuáles son los retos que tiene por delante su municipio a corto y medio plazo?
RESPUESTA.- A corto plazo, al igual que yo creo todos los municipios de España, nuestra prioridad es la salida de la crisis sanitaria, económica y social que ha provocado la pandemia de coronavirus. En ese sentido, estamos volcando muchos esfuerzos en intentar ofrecer ayudas y generar un clima de confianza para las empresas y el trabajo en nuestra ciudad, a la vez que tomamos todavía muchas medidas relacionadas con el control de la pandemia.
A medio plazo, por un lado está la digitalización de la ciudad para tener la capacidad de tomar decisiones y predecir diferentes escenarios de futuro gracias a los datos y la inteligencia artificial. Por otro, está la necesidad de conseguir una ciudad más adaptada a las nuevas situaciones que se derivan del cambio climático y la necesidad de pasar de un modelo económico lineal a otro circular. Queremos hacer esa transición de la manera más rápida posible porque tenemos claro que o cambiamos nuestra forma de consumir y producir o habrá un momento en que no habrá economía para nadie.
P.- Gavà se ha posicionado como la gran impulsora de este nuevo modelo de gestión municipal circular, dando lugar a avances como el HUB ECCUS-Economía Circular y Ciudades Urbanas Sostenibles ¿Cómo surge esta idea y en qué punto de desarrollo se encuentra ahora mismo?
R.- En 2016, durante un bajón de actividad en agosto, nos llamó mucho la atención una noticia en la que se apuntaba que ese día se consumían los recursos que la Tierra genera en todo el año. Nosotros no somos expertos ambientalistas, pero sí que controlamos de economía y tenemos claro que si una empresa entre en pérdidas a principios de agosto cada año, y encima es una empresa que año a año va consumiendo los recursos por encima de sus posibilidades, llegará un punto que no tendrá nada más y entrará en quiebra. El problema es que esa empresa de la que hablo es en realidad todo el planeta.
«O cambiamos nuestra forma de consumir y producir o habrá un momento en que no habrá economía para nadie»
Esto nos convenció de que desde Gavà teníamos que hacer algo para ayudar a cambiar el modelo actual y contribuir a la implantación de una economía circular. Fue entonces cuando empezamos a colaborar con Cetaqua y Aigües de Barcelona para crear un proyecto para toda la ciudad, Gavà Circular, que iniciamos en el año 2017.
A partir de ahí, el resto ha sido fácil y sobrevenido. Tanto el HUB ECCUS-Economía Circular y Ciudades Urbanas Sostenibles como nuestra participación en ICC (Intelligent Cities Challenge, una iniciativa de la Comisión Europea que apoya el uso de la innovación y la tecnología en el ámbito urbano en el que participan 136 ciudades) surgieron en el marco de la pandemia, cuando estábamos todos encerrados. Yo mismo me reuní con Sergio Serna, secretario de la Red Española de Ciudades de la Ciencia y la Innovación, de la que también formamos parte, y coincidimos en que había que aprovechar la salida de la crisis para avanzar en economía circular. Desde ese momento, empezamos un trabajo para sumar a otros agentes y la verdad es que, hasta hoy, cada vez somos más.
P.- Esas alianzas de las que habla, ¿cómo se consiguen y qué respuesta obtienen en Gavà cuando se dirigen a cada uno de estos agentes implicados en el desarrollo sostenible de los municipios?
R.- La verdad es que tenemos suerte de tener esta alianza con Aigües de Barcelona, Cetaqua y la Universidad Politécnica de Cataluña. Es una cuádruple hélice: la administración, las empresas, la academia y también la ciudadanía. Tenemos la capacidad de hacer grandes cosas si colaboramos de manera más o menos estable y sumamos entre todos para lanzar proyectos.


En ese sentido, la relación con Aigües de Barcelona y Cetaqua es especialmente fluida, ya que compartimos una misma visión sobre todo en las áreas que tienen que ver con la economía circular, pero también en temas sociales como la pobreza energética. Estamos impulsando lo que yo creo es un auténtico proyecto de éxito. Esto es un buen ejemplo de que cuando hay un buen feeling entre diferentes actores, se pueden hacer cosas importantes con la colaboración público-privada:
P.- Estamos en un contexto de digitalización, innovación al servicio de la circularidad y también de la resiliencia. ¿Es resiliente Gavà? ¿Qué aporta la circularidad municipal a esta necesaria resiliencia?
R.- Para nosotros, la resiliencia en un municipio no depende solo de lo que se haga en el ayuntamiento, sino que hay otras muchas administraciones y empresas que impactan sobre el territorio. En ese sentido, estamos en medio de una pandemia mundial e intentando que se note lo menos posible en la actividad diaria de la ciudad. Es imprescindible lograr que esa salida de esta crisis económica sea desde un nuevo modelo de pensamiento más sostenible y social, pero necesitamos la participación de todos. Nosotros llevamos cuatro-cinco años trabajando en esta dirección, y creo que cada vez somos más resilientes.
Eso sí, nuestra verdadera resiliencia la comprobaremos cuando tengamos una crisis ambiental urgente, pero yo creo que la respuesta que estamos siendo capaces de dar a la pandemia es una buena indicación de que somos capaces de estar preparados para todo lo que venga.
P.- ¿Qué papel crees el servicio de agua urbana en un municipio que se quiere consolidar como referente europeo en sostenibilidad?
R.- El agua es un elemento imprescindible para vivir y lo es también para la supervivencia de cualquier ciudad. Es cierto que se está avanzando mucho en Gavà en sistemas de digitalización de los consumos para así hacerlos más inteligentes, lo que permitiría tomar decisiones que mejoren la eficiencia en la distribución de este bien tan preciado.
«Por mucho que desde las ciudades impulsemos la circularidad, la realidad es que nosotros solos no vamos a cambiar todo el sistema»
Pero en este sentido es clave también el uso de aguas no convencionales. La pasada semana inauguramos Recaigua, que es un sistema que permitirá que el riego de la ciudad venga de agua del subsuelo que no es potable, racionalizando el consumo. Tenemos previsto además hacer una segunda instalación de este tipo con agua regenerada, que es agua ya consumida y pasada por depuradora para que tenga unos estándares de calidad inmaculados. Servirá no solo para riego de jardines y temas agrarios, sino que también está previsto que tenga usos más industriales.
P.- ¿Cómo ve usted la incorporación de este nuevo paradigma de estrategia circular en los municipios que quieran avanzar en la sostenibilidad? Y, sobre todo, ¿qué experiencia les aporta el modelo de Gavà, no solo a las autoridades locales, sino a también a sus vecinos?
R.- Nosotros demostramos la importancia del análisis. Es decir, nosotros, con la ayuda de Cetaqua y Aigües de Barcelona, hicimos un análisis previo de toda la situación de consumo de agua y producción de residuos de la ciudad y solo a partir de ese momento, una vez éramos conscientes de la situación, empezamos a tomar decisiones sobre actuaciones concretas. Las ciudades que coincidan con nosotros en el análisis podrán tomar decisiones muy similares a las nuestras, y ya tendrán nuestro modelo para poder seguirlo.
Pero, en cualquier caso, yo creo que la parte que es replicable en todas las ciudades es la reflexión sobre el consumo de agua y energía, recursos que al final se convierten en residuos. Todas las administraciones tienen que pensar sobre la mejor manera de convertir ese desperdicio otra vez en recursos. Ese estudio es imprescindible.
Eso sí, por mucho que desde las ciudades impulsemos esto, la realidad es que nosotros solos no vamos a cambiar el sistema económico. La economía circular es eso, un cambio sistémico: queremos pasar de lo lineal a lo circular, cambiar la lógica actual de extracción de recursos finitos para poder reaprovechar lo ya utilizado. Nos hemos dado cuenta de que consumir más no nos trae más riqueza, sino todo lo contrario: tenemos que reaprovechar al máximo todo. Y esto es un cambio sistémico tan grande que no lo puede hacer una ciudad ni un país solo.
Pero eso es precisamente el reto, porque sabemos que, si no hacemos algo ya, la Tierra como la conocemos hoy tiene fecha de caducidad. Y no solo a nivel de circularidad, sino también climático: las inundaciones de las últimas fechas o los fríos extremos que estamos sufriendo fuera de su época normal son avisos que nos recuerdan la necesidad de que todos actuemos, no solo una ciudad.


P.- El escenario actual proporciona un caudal financiero importante que puede ayudar a los municipios a implementar estas directrices en su gestión. ¿Qué expectativas tiene Gavà de los Fondos de Recuperación?
R.- Si hablamos de expectativas con los Next Generation, las tenemos todas. Hemos trabajado los últimos cinco años en línea con la economía circular y la digitalización y tenemos ya un par de proyectos europeos a los que nos hemos presentado incluso aunque no cumplamos los requisitos de población para ser considerados ciudad por un par de miles de habitantes. Por eso, hemos buscado socios en otras localidades para avanzar en sostenibilidad y ya, si llega la financiación, estaremos listos.
Entre esos proyectos que tenemos en cartera, aunque yo no soy muy de lanzar expectativas que no tienen certezas, hay planes para transformar el turismo, el comercio, el urbanismo y la gestión de servicios. También en agua: esa segunda estación de recarga inteligente que te comentaba, que funcionará con líquido regenerado de la EDAR, estamos intentando ver cómo podemos encajarla para que en parte se financie por Europa.
Pero no hay que esperar tampoco siempre a Europa: en la propia subvención que nos va a dar el Ministerio de Agenda Urbana hay una parte dedicada al tema de la gestión inteligente del agua. De hecho, nosotros los proyectos los pensamos siempre en clave de agua, residuos o energía, por lo que siempre estamos intentando buscar las fórmulas para gestionar sinergias que ayuden a impulsar un cambio de modelo.
P.- ¿Cómo cree que se puede solventar la falta de economía de escala a nivel local para acometer las necesarias inversiones que impulsen esa sostenibilidad, circularidad y resiliencia?
R.- Aquí la única manera de escalar es buscar socios. Entre ciudades que compartimos territorios o intereses, tenemos que ser capaces de sumar proyectos que cojan una escala mayor para que tengamos las capacidades de negociación y ejecución necesarias.
Gavà tiene 47.000 habitantes, por lo que, aunque no llega a ese mínimo de 50.000 que exige Europa, sí que tiene los mismos problemas que una urbe de ese tamaño. En este sentido, nosotros dibujamos un proyecto de asistente virtual que ayudara a los ciudadanos a acceder a las ayudas sociales a través de la inteligencia artificial. Pero necesitábamos sumar, así que buscamos como socio al Ayuntamiento de Mataró y a diferentes aliados empresariales para presentar un proyecto a la UE. El plan funcionó y hemos recibido 4,5 millones de euros de financiación para realizarlo. Estamos ahora mismo en su ejecución y pensamos presentar los resultados en 2023.
«El agua es todo y, desde luego, el mundo tal y como lo conocemos depende de ella»
Para el ICC, pasó un poco lo mismo: presentamos este programa de Circular Data Driven Cities para intentar a través de los datos generar todo lo que tiene que ver con la economía circular y lo hicimos con el ayuntamiento vecino de Castelldefells.
La semana antes de que nos confinaran creamos una Oficina de Desarrollo Sostenible Urbano, Innovación e Internacionalización, y desde esta oficina, que es una especie de think-tank, se diseñan los proyectos que luego se ejecutan por parte del ayuntamiento y también se intenta captar fondos para luego ejecutarlos. Desde ahí se pilotan todos los proyectos de economía circular.
Es una experiencia que demuestra que tener un equipo de personas del ayuntamiento dedicado en exclusiva a temas de economía circular y sostenibilidad puede tener muchas ventajas, y también la recomendaría a otras administraciones porque enriquece mucho la organización y ayuda a prepararnos para el futuro.
P.- ¿Qué es para usted el agua y qué valor tiene para la alcaldesa de Gavà este recurso?
El agua es la vida y sin agua no podemos plantearnos ningún futuro. El agua es todo y, desde luego, el mundo tal y como lo conocemos depende de ella. En ese sentido, para mí y para la alcaldesa tiene un valor incalculable, porque hablamos de un recurso finito y que en muchos momentos puede incluso convertirse en un bien escaso.
Por eso es tan importante el trabajo que estamos realizando con Cetaqua y Aigües de Barcelona: la gestión inteligente de los recursos hídricos y la monitorización de nuestras formas de consumir son grandes prioridades. Para los residuos también, pero especialmente para el agua porque sin ella, no hay vida.
