Distinguido con uno de los premios más importantes a nivel mundial en ingeniería del agua (el “Prince Sultan Bin Abdulaziz International Prize for Water (PSIPW)”), reconocimiento que se suma a una extensa lista de condecoraciones de prestigio internacional, hoy dialogamos con Jaime Gómez Hernández, Catedrático de Ingeniería Hidráulica en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Gómez Hernández es asimismo responsable del Grupo de Hidrogeología del Instituto de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente, áreas en las que precisamente centra su docencia e investigación; y a las que nos hemos querido acercar, poniendo el foco en el agua como elemento central en la agenda del desarrollo sostenible, destacando la importancia de los recursos hídricos como elemento clave para la vida y uno de los más vulnerables ante el cambio climático.
Pregunta – Cuando pensamos en agua, habitualmente lo hacemos pensando en el “agua de grifo”. Si abrimos la mente un poco más, lo hacemos pensando en el mar, los ríos o los lagos, pero a menudo nos olvidamos de lo que no vemos, las aguas subterráneas. Como experto en estas masas de agua, ¿podría explicarnos por qué son tan importantes y qué papel desempeñan en el ciclo hidrológico?
Respuesta- A mí, siempre me gusta recordar que los ríos llevan agua en verano -aunque haga meses que no ha llovido- porque existen los acuíferos de los que se nutren. El agua de lluvia que llega al terreno como parte del ciclo hidrológico siempre tiende hacia el mar, pero hay una diferencia importante entre el agua que escurre sobre la superficie y que, tras la lluvia, se concentra con rapidez en los cursos fluviales y viaja a velocidades de metros por segundo; y el agua que se infiltra y discurre entre los poros del terreno buscando también un punto de desagüe, pero a velocidades órdenes de magnitud más lentas. Los acuíferos actúan como almacenes de agua en los que el agua se mueve a velocidades muy pequeñas. Esa retención del agua de lluvia infiltrada es la que permite que los ríos lleven agua en periodos de estiaje, que se nutren de los acuíferos a los que están conectados. Es también importante recordar que la capacidad de almacenamiento de los acuíferos es muy superior a la de los embalses y lagos que almacenan el agua superficial, y, en algunos casos, son el único almacenamiento de agua al que recurrir.


P.- Los recursos hídricos son un elemento esencial para la vida y quizá el que más cambios experimente como consecuencia del cambio climático. En el contexto de estrés hídrico actual, ¿qué expectativas señalan los expertos para las masas subterráneas?
R.- Las aguas subterráneas representan una parte muy importante de la solución a los problemas de estrés hídrico actuales y previstos como consecuencia del cambio climático. Los acuíferos deben utilizarse como grandes embalses en régimen plurianual e incluirse en la gestión diaria del recurso hídrico. Una buena gestión conjunta de las aguas superficiales y subterráneas es imprescindible para reducir el estrés hídrico.
P.- ¿Conocemos actualmente todas las posibilidades que ofrecen los acuíferos en el planeta en general, y en España en particular, para garantizar el agua a las generaciones futuras?
R.- En el planeta, ciertamente no. Tenemos información sobre los grandes acuíferos y sus problemáticas, pero, en muchos países, no existe una información suficientemente detallada que permita incluir los acuíferos en la gestión diaria de los recursos hídricos. Se han hecho algunos intentos de cuantificación a nivel global de los recursos hídricos subterráneos, que no dejan de ser una aproximación más o menos burda del recurso subterráneo. En España, y en Europa en general, a raíz de la implantación de la Directiva Marco del Agua, se ha hecho un esfuerzo importante en mejorar la caracterización de las denominadas masas de agua subterránea (que podríamos asimilar a los acuíferos). Estas están identificadas en el mapa hidrogeológico de España, pero el nivel de caracterización de las mismas es todavía deficiente. Las redes de seguimiento y control de los estados cuantitativo y cualitativo son, en muchos casos, precarias, con muchas masas todavía con pocos o ningún punto de medida representativo. A raíz de la exposición pública de los Esquemas de Temas Importantes asociados a los nuevos Planes Hidrológicos, el Grupo Español de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos, al que pertenezco, junto con el resto de asociaciones españolas con intereses en las aguas subterráneas, han enviado sus comentarios entre los que se incluyen la mejora de la caracterización y el seguimiento de las masas de agua subterránea.
«La resiliencia de las aguas subterráneas está relacionada a la invisibilidad del recurso y los largos tiempos de tránsito en los acuíferos, que favorecen su autodepuración»
P.-Asimismo, y como experto en gestión de las aguas subterráneas, ¿por qué es tan importante una correcta gestión de los acuíferos?
Como decía, la gestión conjunta de las aguas superficiales y subterráneas es imprescindible para la óptima gestión del recurso hídrico como un todo. Desde que las aguas subterráneas se incluyeron como parte del dominio público hidráulico y la (mayor parte) de las competencias sobre su gestión pasaron a las confederaciones hidrográficas, la segregación que existía entre el estudio de las aguas superficiales y subterráneas se ha aliviado, y la consideración de ambas componentes como partes de un mismo todo es patente. Aún así, la relevancia que se le da a las aguas subterráneas y a los acuíferos todavía es pequeña, aunque debo decir que la presencia de las aguas subterráneas en los esquemas de temas importantes ha aumentado significativamente desde el último periodo de planificación. Pero, no es suficiente que, sobre el papel, se reconozca la importancia de las aguas subterráneas, es necesaria la incorporación de hidrogeólogos a las confederaciones y demás organismos con competencias y la dotación de medios que les permitan realizar su trabajo en condiciones óptimas.
P.- A lo largo de la historia las aguas subterráneas han mostrado una gran resiliencia, ¿a qué se debe? ¿Qué podemos extraer de esa resiliencia para las aguas superficiales?
R.- La resiliencia de las aguas subterráneas está relacionada a la invisibilidad del recurso y los largos tiempos de tránsito en los acuíferos, que favorecen su autodepuración.
P.- España, pese a liderar tecnológicamente el conocimiento para el manejo de las aguas subterráneas, es uno de los países que peor estado cuantitativo y cualitativo presenta. ¿A qué se debe este mal estado?
R.- La respuesta de los acuíferos es lenta, en ocasiones muy lenta, de manera que los acuíferos que hoy hemos identificado como en mal estado cuantitativo y cualitativo empezaron a ser explotados incorrectamente y en muchos casos sin control hace decenas de años. Ciertos acuíferos se han explotado de manera continuada, con extracciones muy por encima de la recarga media anual, resultando en un declive de los niveles continuado que va más allá de los descensos propios de periodos de sequía y que han llevado a su calificación como acuíferos en mal estado cuantitativo. Por otra parte, la aplicación de fertilizantes y el consecuente incremento de la concentración de nitratos en el agua de riego infiltrada solo se controla desde hace poco con el fin de mitigar la contaminación de los acuíferos libres más próximos a la superficie. La causa de este mal estado no es una mala actuación puntual de unos determinados gestores, es la acumulación durante muchos años de los efectos de una gestión poco considerada con las aguas subterráneas. Esto no quiere decir que no se estén realizando acciones para la recuperación del buen estado. A mí me gusta poner como ejemplo la gestión del acuífero de la Mancha Oriental, donde se ha conseguido parar el descenso continuado de los niveles gracias a una gestión eficaz y al compromiso de todos los actores involucrados, incluyendo administración y usuarios.
«La intrusión salina en acuíferos costeros, la contaminación por nitratos y la sobreexplotación son los tres problemas más comunes de las aguas subterráneas»
P.- Usted lidera un proyecto transnacional de Gestión sostenible de las aguas subterráneas en zonas mediterráneas con estrés hídrico. La situación de los acuíferos españoles, ¿es similar a la del resto del área mediterránea?
R.- La problemática de los acuíferos del área mediterránea es la misma. La intrusión salina en acuíferos costeros, la contaminación por nitratos y la sobreexplotación son los tres problemas más comunes. El proyecto al que hace referencia incluye cinco sitios piloto en los que estudiaremos diferentes casuísticas: el acuífero de Castro Verde en Portugal, un acuífero pequeño de explotación fundamentalmente urbana y minera y que tiene que protegerse frente a la contaminación potencial de las labores mineras; el acuífero de Requena-Utiel en España, que tiene un problema de sobreexplotación desde la autorización de la puesta en regadío de los cultivos de vid; el acuífero de Korba, en Túnez, un acuífero costero con una presión estacional debida al turismo importante con problemas de intrusión salina y de contaminación por nitratos; el acuífero de Tympaki en la isla de Creta en Grecia, otro acuífero costero con una problemática similar al acuífero de Korba; y el acuífero de Konya, un acuífero de gran extensión en el interior de Turquía, en una cuenca endorreica y con graves problemas de salinidad.
P.- Más del 46% de los acuíferos en España están en peligro por la contaminación difusa, especialmente por las filtraciones de nitratos y otros contaminantes, hasta el punto de que la Comisión Europea abrió un expediente sancionador por esto en noviembre de 2018. ¿Qué soluciones puede aportar España para resolver la situación?
Para llegar a esta situación, se han necesitado muchos años de aplicación de fertilizantes con dosis por encima de las necesarias, con el resultado de que el excedente ha acabado disuelto en el agua de los acuíferos subyacentes. Revertir esta situación no es sencillo, y las propias confederaciones son conscientes de que las medidas propuestas hasta la fecha han tenido poca efectividad y no tienen claro qué hacer. Por supuesto, hay que evitar que el problema aumente controlando la aplicación de fertilizantes y usando agricultura de precisión. Dependiendo de las tasas de renovación de los acuíferos contaminados, si la aportación de nitrato se para, el propio acuífero acabará regenerándose, pero necesitará un tiempo que los modelos numéricos pueden ayudarnos a estimar. En caso de que sea necesario hacer uso de esos acuíferos, ha de recurrirse a técnicas de depuración que permitan reducir los niveles de nitratos a valores aceptables.
P.- ¿Cómo ayuda la tecnología a una mejor conservación de los acuíferos?
R.- Los acuíferos no hay que conservarlos, son elementos dinámicos raramente en equilibrio. En mi opinión, más que a la conservación, la tecnología nos puede ayudar a la recuperación de los acuíferos que estén en mal estado o a su mejor explotación. Sobre todo, en el caso de contaminaciones puntuales, se han desarrollado numerosas técnicas para la recuperación y limpieza de los acuíferos. En otro orden de cosas, los acuíferos, usados como almacén de aguas de la estación húmeda para su uso en la estación seca, pueden beneficiarse de la recarga artificial, por ejemplo. Hay otros muchos ejemplos de cómo la tecnología ha servido para mejorar la explotación de los acuíferos o su recuperación.
P.- Al margen de la centralidad del agua en iniciativas supranacionales como la Agenda 2030, ¿cree que el agua realmente ha entrado a formar parte de las agendas políticas -ej. Green New Deal– o de las preocupaciones de la ciudadanía?
R.- El agua, en general, sí se percibe como un elemento que puede desatar conflictos y, por ello, está cada vez más presente en las agendas políticas. Desafortunadamente, eso no es así en relación con las aguas subterráneas, que siguen siendo esa agua invisible bajo nuestros pies. Pero quiero aprovechar la ocasión para felicitar al Director General del Agua, Teodoro Estrela, por las iniciativas que está tomando y, muy especialmente, por su especial sensibilidad hacia las aguas subterráneas.
P.- Hace apenas unos meses fue galardonado por sus estudios de aguas subterráneas con el prestigioso “Prince Sultan Bin Abdulaziz International Prize for Water (PSIPW)”. Investigación y sostenibilidad hídrica van de la mano. ¿Cree que se destinan suficientes fondos a la investigación de cuestiones clave como el agua?
El premio “Prince Sultan Bin Abdulaziz International Prize for Water (PSIPW)” no va a resolver el problema de la necesidad de fondos para investigar en cuestiones sobre el agua, pero, ciertamente, sirve para visibilizar el problema. Su dotación económica y prestigio hacen que sean muy competitivos y convierten el agua en foco de atención.
En general, en España, no se destinan suficientes fondos para la investigación, poco más del 1.2% del PIB. Estamos todavía muy lejos de alcanzar ese 2% del PIB que invierten por término medio los países europeos o del 3% alemán. La investigación en agua no se salva.