"Aún estamos a tiempo de evitar la sexta extinción" - EL ÁGORA DIARIO

«Aún estamos a tiempo de evitar la sexta extinción»

Jordi Serrallonga

Arqueólogo, naturalista y explorador

Hay animales ‘invisibles’ que están desapareciendo sin que nos demos cuenta. Hablamos de ellos, de la riqueza que podemos perder si se extinguen y de la importancia de la implicación del medio rural en la conservación con el naturalista Jordi Serrallonga


Eva M. Rull
Madrid | 30 julio, 2021

Tiempo de lectura: 6 min



“Animales Invisibles. Mito, vida y extinción” (Capitán Swing 2021) es algo más que un libro de divulgación científica. Se trata de un concepto puesto en pie por el naturalista Jordi Serrallonga y el viajero y escritor Gabi Martínez para dar visibilidad a los animales olvidados. Algunos están al borde de la extinción, otros ya desaparecieron, víctimas de desastres naturales o de la acción del hombre, y algunos más forman parte de un saber tan en riesgo de desaparición como las culturas a las que pertenecen. Más que una historia se trata de un viaje por la conservación y la ciencia, bellisimamente ilustrado por Joana Santamans, que nos recuerda que aún estamos a tiempo de bucear entre algunos de los misterios que resisten en el planeta.

Hablamos de ellos con Jordi Serrallonga.

Pregunta. – ¿Cuáles son para vosotros esos animales a los que hay que dar visibilidad?

Respuesta. – Gabi y yo habíamos tenido contacto con culturas que hablaban de animales a veces míticos, como el yeti, otros extintos… En cualquier caso, difíciles de ver. Surgió la idea de por qué no hablar de esos animales que eran invisibles, como la barrera de coral que está desapareciendo, o que se han extinguido hace millones de años como los dinosaurios. En el libro aparece el dodo que se extinguió en el siglo XVII, pero también la tortuga gigante de Galápagos. El solitario Jorge fue la última tortuga viva y murió en el siglo XXI. Con este libro pretendemos que la gente vea que si no las cuidamos, muchas especies desaparecerán. Aunque sea únicamente egoísmo, hemos de salvar y dar a conocer estos animales invisibles. Si observas conoces. Si conoces amas y si amas proteges. De ahí que el libro sea un intento de dar visibilidad a estos animales escondidos.

P. – El estigma de ciertos animales considerados malos no le ha puesto las cosas fáciles a ciertas especies…

R. – Félix Rodríguez de la Fuente marchó al África Oriental tras la pista del licaón en los 60. Entonces se les veía en manadas. Como es un perro salvaje que mata lentamente, la gente lo empezó a ver como un perro asesino, sucio y vil y los envenenaban. Como pasaba con los tiburones o las serpientes, si alguien se enteraba de que se había hecho una gran matanza de estos animales nadie le daba importancia y pensaban que estaba bien. Eso ha llevado a algunos de ellos a ser invisibles. Hay tiburones al borde de la extinción… los licaones cada vez son más difíciles de ver. Muchas veces nos hemos centrado en proteger animales emblemáticos como los elefantes, pero no nos fijamos en animales que en las historias aparecen como los malos.

P. – Eso pasa quizá en España con el lobo, ¿cómo se tiene que tratar temas de conservación de esta especie que levanta tantas ampollas?

R. – Si uno se pone en la piel de un pastor que tiene un lobo o un grupo de ellos que está depredando su ganado, es fácil entender que quiera eliminar ese problema, porque depende económicamente de sus ovejas y cabras. Si el que habla del lobo es una persona de la gran ciudad desde un despacho de una ONG o un ministerio y establece una serie de leyes sin tener en cuenta la forma de vida de esa personas, es lógico que esa persona piense que los de ciudad, que están contaminando más, le indican cómo salvar a los animales sin tenerles en cuenta. ¿Qué hay que hacer? Pues medidas como las que se hicieron en Tanzania. En los años 50-60 se dan cuenta de que la gran migración del Serengeti está a punto de desaparecer y no por culpa de los africanos sino por culpa de las grandes cacerías de blancos. El presidente de entonces decidió que zonas como el Serengeti se conviertan en parques nacionales pero con una visión de turismo bien entendido. Ahí se tuvo en cuenta a la población local y los intereses comerciales. Rodríguez de la Fuente tenía muy clara una cosa: que la única manera de que el lobo sobreviviese en España era teniendo en cuenta a las comunidades rurales. Que se atendiera a las problemáticas que tenías los pastores y los habitantes de estas zonas con lobo. Si lo único que haces es proteger un animal pero no cuidas de cómo puede sobrevivir la gente de esa zona, esa gente va a seguir queriendo matar al lobo para que no mate a sus ovejas y sus cabras. Él no solo estaba preocupado por la fauna local sino por la forma de vida tradicional de nuestros pueblos y regiones.

Gacela de Yemen, extinta. Ilustración: Joana Santamans.

P.-  Tampoco la ciencia se lo ha puesto fácil a algunas especies, la conciencia de conservar no ha estado siempre ahí…

R. – Durante siglos, la especie humana se consideró por encima del resto de animales, podía alimentarse, cazar, esclavizar y controlar todo lo que estaba a su alcance fueran plantas o animales porque él era el producto máximo de a creación. Su origen era divino. Sin embargo, en un momento determinado aparece un personaje que lo cambia todo. En el siglo XIX Charles Darwin, que era teólogo, embarca a bordo del Beagle cinco años. A veces se ha hablado de que él quería demostrar ya la evolución de las especies y qué va; él creía que todos veníamos de un creador inteligente como cualquier científico de la época. Durante el viaje estudia fósiles y se da cuenta que lo que le han explicado no cuadra con lo que él ve en la naturaleza. Darwin lo único que hizo fue observar. Cuando vuelve a Inglaterra empieza a elaborar esa teoría de que las especies evolucionan. Esa visión es lo que nos ha permitido cambiar. Darwin nos colocó en la naturaleza. No éramos unos individuos que estábamos en el centro como antes y todos los animales orbitaban alrededor nuestro, sino que todos formábamos parte de un mismo árbol evolutivo y el ser humano era una ramita más. Aunque no apareciera una conciencia ecológica entonces, al cabo de unas décadas empezaran a aparecer una serie de científicos que vieron que si nosotros actuábamos sobre el medio podíamos provocar que desaparecieran otras especies que no estaban adaptadas a nuestra presencia y acción.

P. – ¿Estamos a tiempo de evitar esa sexta extinción masiva?

R. -La pandemia está siendo una gran oportunidad. Creo que estamos a tiempo; ya hay una serie de gente que está reclamando proteger la biodiversidad. Una pandemia como la actual tiene mucho que ver con la pérdida de biodiversidad. Todo es un ciclo. Durante el confinamiento se produjo esa especie de rebelión animal. En Barcelona los jabalíes corrían por el Ensanche como domingueros. Al no haber coches y al no haber follón, aprovechaban. Y la gente ha aprendido un montón en este confinamiento sobre especies. Durante ese tiempo desovó una tortuga marina en Barcelona y se creó un movimiento de voluntarios para montar guardia y que nadie pisara la zona. Eso es lo que puede hacer que todo cambie; creer que la gente quiere conservar su patrimonio natural como una parte de su riqueza.

Geirfugl, extinto. Ilustración: Joana Santamans.

P. – También tocáis temas como la clonación para revivir algunas especies, ¿estás a favor?

R. – Todo lo que sea recuperar el genoma de especies extintas me parece perfecto. Los genes nos dan mucha información de cómo eran esos animales, pero lo que está extinto, hay que dejarlo así. Del mamut se han dicho barbaridades como utilizar como huésped una hembra de elefante asiático para que se geste un feto a partir de su genoma. Pero como científico me opongo a ello absolutamente porque nunca será recuperar una especie. Estaríamos creando una invención genética y no tiene sentido. A veces todas estas propuestas las veo más como una salida comercial para alguien que quiera tener como capricho un mamut enano en su jardín. Si empezamos a clonar estaríamos creando una nueva vida y nadie puede saber si sería portadora de nuevas enfermedades y problemas que no podremos controlar… Una vez que nazca se regirá por las leyes de selección natural. Nos está pasando a nosotros que creíamos que estábamos por encima de la naturaleza con nuestra tecnología y nuestra medicina y un pequeño “animalito” como el SARS CoV-2 nos ha puesto en jaque. Mucho mejor emplear los millones de euros que sirven para crear un clon en conservar esas especies que todavía tenemos.


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