“El cambio climático está incrementando la desigualdad de género”

“El cambio climático está incrementando la desigualdad de género”

Kehkashan Basu

Campeona de los derechos humanos de la ONU y fundadora de Green Hope

Hablamos con Kehkashan Basu, la fundadora y presidenta de Green Hope, una fundación que se preocupa por aumentar la concienciación ambiental y que educa a los jóvenes en sostenibilidad en más de 25 países. «Como parte de la juventud, tenemos un gran poder para generar cambios positivos», afirma


Lucía Franco
Madrid | 17 septiembre, 2021

Tiempo de lectura: 6 min



Como si se tratara de una señal, Kehkashan Basu (Dubai, 21 años) nació un 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente. Por ello, su madre siempre le dijo que su deber era dar al planeta algo de lo que los demás le han quitado. Algo de eso rondó su mente cuando, con apenas siete años, tuvo uno de esos momentos que marcan para siempre la vida de alguien: vio la foto de un ave muerta con una bolsa de plástico atascada en su estómago. En ese momento, a la edad a la que otros niños fantasean aún con convertirse en alguno de sus héroes de ficción, ella tuvo claro que quería llegar a ser algo mucho más tangible, más apegado a la tierra. Aunque aún no sabía ponerle nombre, sí supo ya entonces que quería ser activista en favor del desarrollo sostenible. Aprendió a poner palabras a su anhelo cuando, aún con esa misma edad, escuchó las palabras del ambientalista Robert Swan: “La mayor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que alguien más lo salvará”. Eso quería: salvar el planeta.

A su corta edad, ya es la presidenta y fundadora de la Fundación Green Hope, un emprendimiento global de innovación social que trabaja con comunidades de base en 25 países empoderando a las personas jóvenes, especialmente en lugares vulnerables, con vistas al desarrollo sostenible. Basu es integrante del Consejo de la Juventud del Foro Humanitario Mundial, colíder de la Coalición para la Acción de Generación de Igualdad dedicada a la acción feminista por la justicia climática y figura en la lista de Forbes “30 debajo de 30”.

A pesar de este impresionante curriculum, Basu se ve a sí misma tan solo como una de las muchas activistas jóvenes de todo el mundo que exigen y lideran cambios urgentes.

PREGUNTA. ¿Cuándo se dio cuenta por primera vez de que podía promover el cambio social y ambiental a través de su fundación?

RESPUESTA. Siempre supe que era mi responsabilidad, así me crié. Desde muy pequeña, tuve esa vocación. Sembré mi primer árbol a las ocho años y cuando tenía doce ya había creado mi fundación. A esa edad, tambien me nombraron defensora de las Naciones Unidas para los derechos humanos y recuerdo que cuando fui a hablar por primera vez a su sede en Nueva York había muy pocos jóvenes y yo era la más pequeña. Ahí decidí que iba a usar todo mi conocimiento para educar a otros jóvenes sobre el cambio climático.

P. ¿La crisis climática afecta la desigualdad de género?

R. Si, por supuesto el cambio climático está incrementando la desigualdad de género. Para las mujeres y las niñas que viven en las comunidades afectadas por el cambio climático en las que trabajamos, la seguridad representa un problema enorme, al igual que la falta de acceso a agua limpia y saneamiento, educación y electricidad en sus pueblos. Hemos visto cómo muchas niñas en Liberia han tenido que dejar de estudiar porque tienen que caminar decenas de kilómetros todos los días para conseguir agua potable para su casa. El cambio climático sigue actuando como un factor multiplicador de la desigualdad. Es por eso que desde Green Hope trabajamos en favor de una justicia climática feminista.

En los países empobrecidos la carencia de agua tiene grandes repercusiones en la dignidad, la salud, la educación y la igualdad de las mujeres.

P. ¿Cómo podemos inspirar a otros a hacer lo mismo?

R. La realidad es que la gente solo entiende lo que le afecta directamente. Lo que tenemos que lograr es que la conciencia ambiental sea algo que forme parte de nuestra educación desde jóvenes y nos ayude a entender lo que están pasando otras personas en otras partes del mundo donde tienen muchas menos oportunidades.

P. ¿Cómo es la colaboración entre actores y la importancia de las empresas y los ciudadanos para combatir el cambio climático?

R. Es muy importante. Todo nuestro trabajo se ha basado en la colaboración con gobiernos, empresas y la sociedad civil, todos tenemos un rol que jugar. Cualquier cambio necesita el apoyo de todos sus actores para poder tener una solución. Por ejemplo, cuando empezamos a ayudar a los niños de zonas alejadas para que pudieran estudiar durante la pandemia, necesitamos a los gobiernos, el apoyo de las empresas y, lo más importante, la ayuda de la sociedad, porque ahí es donde ocurren los cambios.

P. ¿Cree que hay un mayor impulso hacia modelos más sostenibles de cuidado del agua después de la pandemia?

R. La pandemia ha mostrado muchas carencias que teníamos, y una de esas es la escasez de agua potable en el mundo. Creo que se han hecho cosas, pero siempre queda mucho por hacer. Ahora ha llegado el momento de actuar y sobre todo de crear conciencia de lo que está pasando y los retos que tenemos que afrontar. Ser parte del activismo climático es una responsabilidad en estos tiempos en los que el mundo está plagado de problemas que generan desequilibrios en las sociedades y el planeta. Para remediar esto, es fundamental que todas y cada una de las personas escuchen a su conciencia y asuman como propia la labor de ser activistas del clima para hacer de este mundo un lugar más sostenible.

«Lo que tenemos que lograr es que la conciencia ambiental sea algo que forme parte de nuestra educación desde jóvenes y nos ayude a entender lo que están pasando otras personas en otras partes del mundo»

P. ¿Cuál es la relación entre la gestión del agua y el cambio climático?

R. Las comunidades que están más afectadas por el cambio climático sea con mucha sequía o con inundaciones dependen del agua para poder vivir. Sus sistemas han dejado de funcionar y las mujeres en las comunidades donde trabajamos en la India o Indonesia tienen que caminar kilómetros en el sol para poder conseguir agua. La gente cree que el cambio climático es solo que se está calentando el planeta, que también, pero de lo que nos se dan cuenta es que está cambiando todo nuestro sistema.

P. ¿Cómo ha afectado a la gestión de los recursos hídricos la conciencia social y política sobre el cambio climático que se ha producido en la última década?

R. Hay una desconexión sobre lo que pasa en una reunión y lo que en realidad pasa en el campo, por eso es necesario trabajar juntos, porque no mucha gente reconoce que el cambio climático es una realidad. Es por esto que necesitamos alzar la voz y educar a las nuevas generaciones en la importancia de crear modelos de vida más sostenibles para cuidar el planeta. Como parte de la juventud, tenemos un gran poder para generar cambios positivos. El primer paso consiste en tomar conciencia de los problemas que enfrentan nuestras comunidades locales. Si no contamos con el conocimiento, no podemos actuar.

P. ¿Qué soluciones debemos priorizar a la hora de adaptarnos al cambio climático desde el punto de vista de la gestión del agua?

R. Es muy importante identificar cuáles son los retos de las poblaciones más pobres y ver cuáles son sus necesidades respecto a la gestión del agua, porque por ejemplo en muchas de las poblaciones donde nosotros trabajamos hay escasez de agua potable y baños. Sin embargo, el cambio empieza desde nuestras casas. Necesitamos modelos más sostenibles. En las ciudades mucha gente no es consciente de dónde viene el agua que consumimos y el valor que tiene para algunos, porque se está acabando.

Kehkashan Basu
La activista Kehkashan Bashu ayudando a reforestar manglares en Indonesia. | Green Hope

P. Su proyecto sigue el espíritu de un concepto ampliamente utilizado por los ambientalistas: pensar globalmente, actuar localmente. ¿Puedes darme un ejemplo de proyectos que tengan este espíritu en su fundación?

R. Trabajamos en 25 países, entonces pensamos global, pero actuamos local. En algunas zonas rurales donde no hay agua potable como en Surinamés actuamos ahí, también hemos instalado paneles solares para darles luz a poblaciones en Bangladés para que los niños puedan estudiar durante la pandemia. Hemos plantado más de 5.000 árboles de frutas en todo el mundo. También contamos con un proyecto en Colombia para la reforestación y protección del Amazonas.

P. ¿Tiene algún consejo para los jóvenes?

R. Tienen que lograr identificar cuál es su pasión y no seguir a nadie más. Encontrar lo que te mueve es lo más importante en la vida para crear tu propio camino y tener éxito.

P. ¿Cómo ve el futuro?

R. Mi esperanza es lograr un mundo mejor, si bien aún queda mucho por hacer, en los próximos cinco años el eje de las acciones por la justicia climática sin dudas se desplazará hacia la adopción de un enfoque interseccional. Debemos impulsar las actividades de emprendimiento para promover el empleo rural, brindar capacitaciones indispensables e impulsar el apoyo a la comercialización de productos agrícolas. Esto requiere la adopción de un marco más integral que aborde estos problemas. Asimismo, existe la necesidad imperiosa de intensificar el uso de la ciencia y la innovación en la agricultura y los sistemas alimentarios que puedan adaptarse a contextos locales específicos.



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