Con oficinas en Bonn (Alemania) y Barcelona (España), el Instituto Forestal Europeo (EFI, por sus siglas en inglés) se creó en 1993 en Joensuu (Finlandia) por los países comunitarios con el objetivo de mejorar la investigación forestal internacional y proporcionar información imparcial sobre los asuntos forestales a nivel paneuropeo a los responsables de la toma de decisiones. Actualmente, está compuesto por 29 países miembros y más de un centenar de organizaciones de 38 países que trabajan distintos campos de investigación.
Marc Palahí, director del Instituto Forestal Europeo desde 2015, es experto en bosques y cambio global, con una nueva visión sobre el papel transformador que pueden jugar los bosques en la lucha contra el cambio y el desarrollo de una bioeconomía circular. Con un doctorado en silvicultura y economía, su trabajo que se centra en el desarrollo de una bioeconomía circular sostenible que prospere en armonía con la naturaleza, ha sido destacado en publicaciones de alto nivel científico como Nature.
Precisamente, a finales de abril, esta revista científica publicó un estudio en la que participado Palahí, entre otros autores, que ha aclarado que el aprovechamiento forestal en Europa ha aumentado desde 2016 en un 6%, y no en el 69% divulgado en una investigación publicada en dicho medio el pasado mes de julio. “Es un fallo que hizo la Comisión Europea a la hora de monitorizar con satélites cómo se estaban gestionando los bosques europeos. Lo que ha pasado es que han mejorado los satélites y ahora los satélites identifican cortas que pasaron hace tiempo”, explica.
“Hace falta que haya un diálogo más fluido entre ciencia, política y sociedad en general, que más que nunca tengamos los científicos hablando directamente con los políticos y los políticos queriendo opiniones científicas. Los bosques son los sistemas biológicos más complejos que tenemos en la Tierra por lo que hace falta tener una información de base científica cuando se toman decisiones”, asegura Palahí que también lidera la Alianza de Bioeconomía Circular establecida por el Príncipe de Gales bajo su iniciativa Mercados Sostenibles.
Pregunta. – La bioeconomía es una de las áreas estudio de EFI junto a la resiliencia y la gobernanza de los bosques. ¿Qué avances se han producido después de casi tres décadas de la puesta en marcha del European Forest Institute?
Respuesta. – EFI, como organismo científico, intenta llevar la ciencia al ámbito de la política y del negocio. Hemos puesto énfasis en tratar de digerir todos los avances científicos y tecnológicos que se han producido a lo largo de los últimos años para que sean accesibles a políticos, inversores y sectores industriales. Así, pueden ser conscientes de ese potencial y entre todos acelerar la transición de la economía fósil y lineal que tenemos actualmente a una bioeconomía circular donde la vida, y no el consumo, sea el motor de la nueva economía que prospere dentro de las fronteras renovables del planeta. Se trata de una economía que sea neutral en el ámbito del carbono y una economía que sea positiva de cara a la naturaleza.
P. – ¿Cuáles son los mayores hitos que se han conseguido en estos años?
R. – Hay nuevos materiales que ahora ya tecnológicamente son capaces de utilizar la madera u otros materiales de origen biológico para remplazar plásticos y poliéster en el ámbito del textil y hormigón y acero, en el ámbito de la construcción. A nivel tecnológico el cambio de paradigma posible, ahora hacen falta políticas y sobre todo inversiones económicas para acelerar que pase de ser una realidad tecnológica a una realidad económica y es ahí donde EFI intenta hacer de puente.
Los países que han invertido más en ciencia, tecnología e innovación en las últimas décadas y que además tienen recursos renovables, como los países nórdicos, son los que están más avanzados pero hay otros países como Austria, donde en los años 90 hicieron grandes innovaciones tecnológicas en el ámbito de construcción de madera.
“Una bioeconomía circular es necesaria para reemplazar productos y materiales fósiles con productos renovables y naturales como la madera. Esta substitución es clave para conseguir una economía cero en emisiones”
P. – En este sentido, los bosques están cobrando más fuerza en el escenario de la crisis sanitaria mundial. ¿Por qué la bioeconomía puede convertirse en uno de los pilares de la recuperación post pandemia?
R. – Una bioeconomía circular es necesaria para reemplazar productos y materiales fósiles con productos renovables y naturales como la madera. Esta substitución es clave para conseguir una economía cero en emisiones. Además un sector forestal moderno es importante para atraer inversiones, empleo e innovación al mundo rural para que este ejerza todo su potencial para generar bienestar y prosperidad, y al mismo tiempo, solucione por sí mismo las causas estructurales de problemas como el de los incendios forestales.
Este cambio de paradigma requiere romper con las grandes dicotomías que han caracterizado la era industrial: entre ecología y economía, entre el entorno urbano y rural y entre la tecnología y naturaleza.
Las buenas noticias son que construir dichas relaciones simbióticas a través de una nueva bioeconomía circular nunca había sido tan factible como lo es ahora. Esto es debido a los grandes avances que la ciencia y la tecnología están experimentando y que permiten que un material como la madera pueda reemplazar a los materiales que emiten más CO2: acero, cemento y plásticos. Es posible construir rascacielos de madera, producir textiles de madera y hasta coches de un material derivado de la madera: la llamada nanocelulosa. Básicamente todo lo que se hace hoy en base al petróleo se puede reemplazar con madera y otras biosoluciones si somos capaces de atraer las inversiones necesarias y desarrollar los modelos de negocio sostenibles adecuados.
Una bioeconomía forestal potente tiene que reconocer que la biodiversidad es su motor último. La biodiversidad es necesaria para que nuestros sistemas biológicos, evolucionen y se adapten a un medio cambiante. Al mismo tiempo, una bioeconomía potente, reconocida y valorada puede ser la mejor estrategia para valor la biodiversidad y ponerla en la agenda de inversores y sector privado. Finalmente, hay que recordar que la transición verde, sólo será exitosa si es socialmente justa. Los recursos forestales, por ejemplo, debido a como están distribuidos y a como se gestionan, ofrecen grandes oportunidades para redistribuir empleo, riqueza, inversiones, innovación en el territorio.
“La bioeconomía puede ser un catalizador de cambio en España muy importante”
P. – ¿Cuáles son las ventajas del desarrollo de la bioeconomia en España?
R. – España es uno de los países con más recursos forestales de Europa. Además hay un gran problema: la despoblación de las zonas rurales, entonces la bioeconomía es una manera de atacar tres problemas a la vez.
Si eres capaz de generar una bioeconomía potente, quiere decir que vas a llevar innovación, nuevas estructuras y empleo las zonas que se están despoblando, o sea que ya atacas un tema socioeconómico.
Segundo si es una bioeconomía potente, lo que estás haciendo es generar materiales y productos renovables que puedan remplazar productos y materiales fósiles que tienen un impacto muy grande en las emisiones del carbono, por lo tanto atacas el problema del cambio climático.
Y tercero, al revalorizar tus bosques, al traer inversiones con incentivos adecuados y las políticas adecuadas es una manera de atraer inversiones para proteger la biodiversidad y financiar la adaptación de los bosques que es necesaria. Si sabes hacerlo bien y proporcionar incentivos que sean sinérgicos en biodiversidad y bioeconomía, la bioeconomía puede ser un catalizador de cambio en España muy importante.
«El sector forestal europeo genera más empleo que la industria del cemento, del acero y la química junta»
P. – En una actualización de la sección de árboles de su «Lista Roja» de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) precisó que de las 454 especies arbóreas nativas de Europa, el 42% podría desaparecer del continente y el 58% de las especies de árboles actualmente endémicas de Europa se consideran amenazadas de extinción en 2019. ¿Cómo los bosques europeos lidian contra el cambio climático?
R. – Los bosques europeos están sufriendo los efectos del cambio climático y necesitamos urgentemente un plan europeo para la adaptación de nuestros bosques al cambio climático.
Estamos viviendo una situación sin precedentes: por un lado: los próximos años los bosques van a experimentar el impacto cambio climático como nunca antes en forma de desastres naturales: incendios, plagas, sequías, tormentas…. Y por otro lado, el sector forestal va a tener unas oportunidades sin precedentes para transformar la economía fósil actual a una economía en base a renovables. Hace falta conectar las dos, que las oportunidades sirvan para mitigar los riesgos que se nos vienen encima.
En mi opinión, tienen que haber tres grandes prioridades en la nueva estrategia forestal europea: la primera un plan de adaptación y restauración de nuestros bosques para ayudar a que se adapten a las nuevas condiciones climáticas que tendremos los próximos años, eso requiere un plan muy ambicioso en la escala europea que combine desde actividades para remarcar la biodiversidad de especies de árboles, a nivel de ecosistemas forestales, a nivel de paisajes, incluso estrategias para crear corredores biológicos entre países.


Lo segundo es un plan de innovación que atraiga inversiones a una nueva escala, para start-ups, scale ups, que creen nuevos modelos de negocio para descarbonizar sectores y el tercero un plan de empleo para aprovechar el hecho que el sector forestal es uno de los sectores que genera más empleo, especialmente en las zonas rurales. El sector forestal europeo genera más empleo que la industria del cemento, del acero y la química junta. Las cadenas de valor forestales generan más de cuatro millones de empleos en Europa, entonces hay que aprovechar esa oportunidad que para hacer esa transición verde siendo territorialmente y socialmente justa.
La previsión y la idea es que la nueva estrategia forestal europea salga este año. Esta estrategia colgaría del Pacto Verde Europeo, entonces sería un instrumento para coordinar y realzar el papel de los bosques, el sector forestal en implementar este pacto verde”.
“La pandemia del coronavirus, así como la crisis climática y de la biodiversidad son diferentes consecuencias del mismo problema: nuestro sistema económico”
P. – En este sentido, ¿cómo la restauración y gestión sostenible de los bosques puede contribuir a enfrentar la doble crisis que vivimos?
R. – La pandemia del coronavirus, así como la crisis climática y de la biodiversidad no son crisis distintas, son sólo diferentes consecuencias del mismo problema fundamental: nuestro sistema económico. Un sistema “adicto” a los recursos fósiles y al crecimiento económico “a toda costa” que no ha sabido valorar ni incorporar al sistema el capital más fundamental de todos, nuestra principal fuente de bienestar y salud: la naturaleza.
Los bosques es un eje central de cualquier estrategia en la lucha contra el cambio climático así como para atacar el problema de la pérdida de biodiversidad ya que son la principal fuente de biodiversidad terrestre y principal sumidero de carbono pero, a su vez, muchos de nuestros bosques se habrán de gestionar para que estén adaptados al cambio climático. Recientemente publicamos un libro sobre la integración de la biodiversidad a nivel de gestión forestal y en los próximos dos años haremos uno sobre el papel del sector forestal en la lucha contra el cambio climático y otro sobre cómo integrar biodiversidad en gestión forestal y cómo financiarla.
El reto está en explicar a políticos y a la sociedad en general, en que los bosques, muchos de los bosques que tenemos se tienen que gestionar y esto requiere cortar árboles para los que están alrededor crezcan en mejores condiciones y para volver a plantar o fomentar que surjan nuevos bosques porque es un recurso renovable. Hay bosques que son primigenios con un alto valor de biodiversidad y carbono que deben quedarse así, pero hay muchos otros bosques secundarios que podemos hacer las dos cosas: bosques resilientes fomentando la biodiversidad y a la vez que sean fuente para la bioeconomía.
Hemos pedido un proyecto de 20 millones de euros para demostrar con bosques piloto cómo hacer este cambio de gestión y enseñar cómo se tiene que hacer esta restauración y adaptación. Todos los países europeos tendrían, al menos, un piloto.
P. – A pesar de que la deforestación se concentra en el hemisferio sur, ¿cómo los patrones de consumo europeos contribuyen a esta situación?
R. – El consumo es nuestro principal problema, por ello necesitamos un nuevo paradigma. La superficie forestal europea ha aumentado un 10% en los últimos 30 años pero el consumo europeo de ciertas commodities agrícolas del hemisferio sur han resultado en la desaparición en el hemisferio sur de una cantidad de bosques similar a los nuevos surgidos en Europa.
“Los bosques son un eje central de cualquier estrategia en la lucha contra el cambio climático”
P. – ¿Qué acciones se están llevando a cabo desde EFI para luchar contra uno de los mayores problemas de los bosques en el mundo?
R. – Hemos ayudado a crear una plataforma que se llama TRACE para poder generar una trazabilidad de todos aquellos commodities de agricultura que se importan a Europa desde América del Sur, África, o el Sudeste asiático y poder tener una información más transparente y detallada para el consumidor, pero también para las empresas que están importando esos productos y para los políticos, de dónde provienen todos esos productos y si hay riesgos de que estén implicados en problemas de deforestación. Cada año se publica cada año un informe donde se identifican las regiones con un riesgo alto de deforestación y se identifican, incluso, empresas que podrían estar detrás.