"Solo las grandes gestoras del agua están preparadas para la nueva Directiva"

«Solo las grandes gestoras del agua están preparadas para la nueva Directiva»

Miquel Paraira

Director de calidad de agua en Aigües de Barcelona

En dos años los países de la Unión Europea deberán adaptarse a la refundada Directiva de aguas de consumo, un marco ante el que solo las grandes empresas están preparadas. Para Miquel Paraira, director de Calidad del Agua en Aigües de Barcelona, esta Directiva introduce novedades que van más allá de la calidad, como un enfoque de prevención y de concienciación


Carlos de Pablo
Madrid | 29 noviembre, 2021

Tiempo de lectura: 4 min



El agua se podría definir como el alimento por excelencia por ser la base de nuestra nutrición diaria y por aportarnos salud y bienestar. Cualquier irregularidad en su estado o su ausencia pueden desembocar en fatales enfermedades, como el cólera, que cada año mata a casi 150.000 personas.

Por suerte en España, el 99,5% agua que sale del grifo y que, en esencia, es de acceso universal, está testada y se considera segura para el consumo humano. Para Miquel Paraira, director de Calidad del Agua en Aigües de Barcelona, se trata, sin duda, de un fruto de los estrictos controles de calidad derivados de las regulaciones internacionales y nacionales:

“A nivel europeo, tenemos una Directiva muy exigente que requiere el control de compuestos químicos y biológicos por lo cual se garantiza que el consumo del agua a lo largo de toda la vida es totalmente seguro. En España tenemos la misma Directiva, además de las trasposiciones nacionales que añaden requerimientos adicionales que hacen que el nivel mínimo de calidad se lleve un punto más allá”, comenta Miquel Paraira.

Rodeado de pipetas, medidores y una extensa lista de material de laboratorio, Miquel detalla que ese nivel de calidad se debe en parte a la calidad de la infraestructura hídrica, desde la captación hasta el suministro, pero también a los intensos controles nacidos de la directiva europea. Directiva que, debido a las modificaciones aplicadas desde el 1998, renace ahora en una versión refundida.

Con un margen de dos años para ser aplicada por cada país miembro de la Unión Europea, esta Directiva establece el marco legal para proteger la salud de las personas de los efectos adversos derivados de cualquier tipo de contaminación de las aguas destinadas al consumo, humano garantizando su salubridad y limpieza, mediante una serie de mínimos.

Como explica Miquel Paraira, la Directiva da un paso hacia adelante y no solo introduce novedades relacionadas con la calidad del agua, sino que contempla otros aspectos, como obligatoriedad de tener un sistema de prevención de riesgos, es decir, “un enfoque preventivo”, que, a su juicio, son igual o más importantes que la propia calidad del agua.

De hecho, en el preámbulo del texto queda reflejado otra de las novedades de esta Directiva, que no es otra que el aumento de la concienciación ciudadana y la recuperación de la confianza en el consumo de estas aguas que, según Miquel, es el pilar de la transparencia.

Entre otras cuestiones, avanza que se les debe proporcionar información “fácilmente accesible” sobre el volumen anual consumido, la evolución del consumo, una comparación con el consumo medio de los hogares cuando dicha información esté a disposición del suministrador de agua, así como sobre el precio por litro del agua destinada al consumo humano, de manera que se pueda establecer una comparación con el precio del agua embotellada.

“Incluso como despliegue del sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), dicta que se debe garantizar que toda la población, incluidos los grupos más vulnerables, tendrán acceso a agua de calidad y segura

En cuanto a la confianza, Miquel Paraira señala que es un gran punto a favor “porque todavía hay un gran desconocimiento sobre el gran esfuerzo que realizan las empresas gestoras para dar un agua de excelentes garantías sanitarias” que supone una brecha para el consumo del agua del grifo.

Hay un gran desconocimiento de lo exigente que es la Directiva. El agua es de excelente calidad, pero la población, sobre todo en la cuenca mediterránea, sigue asociando el mal sabor del agua relacionada con la concentración de minerales a un agua de mala calidad”, detalla el experto, que asegura que “siguen realizando esfuerzos didácticos y de información para divulgar que el agua, en cualquier punto de España, es segura”.

En este sentido, la obligatoriedad de ofrecer agua del grifo en la hostelería, restauración y catering ayudará, en su opinión, a fomentar el conocimiento sobre la seguridad el agua, además de alinearnos con otros países donde esta práctica lleva siendo ineludible desde hace años. “Al igual que en Francia, ahora va a haber una jarra de agua del grifo sobre la mesa, lo que va a ser beneficioso en esa tarea de difusión y concienciación a la ciudadanía”, aclara Miquel Paraira.

Ahora bien, aplicar todos estos cambios no va a ser una tarea para nada sencilla, sobre todo por el punto de partida de España. Aquí, el experto detalla que solo algunas de las grandes empresas del sector están preparadas para dar el salto, por lo que será necesario “un gran esfuerzo de inversión”.

 

“Uno de los puntos calientes de esta Directiva tiene que ver con el cumplimiento de los valores mínimos y que va a exigir que muchas empresas tengan que realizar fuertes inversiones en sus instalaciones de tratamiento. Incluido en el último momento, informar sobre el rendimiento de la red y los valores objetivos en las tasas de fuga supondrá un reto importante, sobre todo desde el punto de vista tecnológico”.

En este último apartado, las empresas gestoras del agua, como lo es Aigües de Barcelona, pueden aportar la experiencia, los centros tecnológicos, conocimiento o herramientas. En Aigües, por ejemplo, Miquel Paraira nos comentan que tienen digitalizado todo el proceso de los planes de control y las herramientas necesarias para linkar toda la información que obtienen directamente con el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC).

Es muy importante para garantizar la calidad del agua que consumimos que no solo se analice en los laboratorios, sino que se observe de manera continua a lo largo de todo el ciclo del agua. Aigües de Barcelona, por ejemplo, dispone de muchas herramientas ya desplegadas para facilitar esta tarea”.

En cualquier caso, reitera que la inversión será un aspecto clave que puede ofrecer una oportunidad única para cerrar la necesidad de inversión que arrastra las infraestructuras del ciclo del agua en España. La cuestión estaría en comprobar en ver si la Directiva quiere aplicar cambios sustanciales en los materiales instalados después o si obligará a cambiar todos. No obstante, advierte: “no creo que la Directiva llegue a ser tan ambiciosa en ese sentido”.



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