Las plantas acuáticas condujeron al biólogo Carlos Duarte (Lisboa, 1960) al mundo de los ecosistemas costeros. Duarte se describe como una persona que llegó a la ecología por estudio y no por vocación. Se doctoró en Limnología por la Universidad McGill de Canadá. Sus investigaciones han situado a los ecosistemas costeros en el primer puesto como guardianes de la biodiversidad: son los sumideros de carbono más eficientes y defienden la costa frente a los peligros meteorológicos de los océanos como tormentas y tsunamis, explica Duarte.
El biólogo ha sido galardonado con el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación de la Fundación BBVA dotado con 400.000 euros, junto a los biólogos marinos Terence Hughes y Daniel Pauly por “sus contribuciones seminales al conocimiento de los océanos y sus esfuerzos por proteger y conservar la biodiversidad marina y los servicios de los ecosistemas oceánicos en un mundo en rápido cambio”, afirma el acta del jurado. Y es que, teniendo en cuenta que mares y océanos se han convertido en uno de los ecosistemas más alterados y presionados del mundo por la humanidad y el cambio climático, su conservación se ha vuelto una urgencia a la que por el momento no se le otorga la financiación y la atención necesaria.
Este es uno de los múltiples problemas a los que se enfrenta Duarte en su día a día. Conversamos con él para conocer más sobre su trabajo.
PREGUNTA.- ¿Cómo llegó a interesarse por los ecosistemas costeros?
RESPUESTA.- No soy una persona vocacional. Nunca era de los que se ponía a ver animales en la playa cuando pequeño. A mí me empezó a interesar la ecología en la universidad, y desde ahí me fascinó su capacidad de explicar las relaciones del medio ambiente y la sociedad, porque somos un ecosistema. Como era una ciencia nueva, estaba todo por hacer, eso me gustaba porque podía contribuir a ese nuevo conocimiento.
P.- ¿Qué importancia tienen?
R.- Son importantes porque son la zona de transición entre el mar y la tierra. Allí se encuentran los manglares y las praderas submarinas. Es un lugar del que antes pensábamos que teníamos que deshacernos y que ahora cuidamos porque es muy vulnerable. Se ha demostrado que son grandes sumideros de carbono.
«El mayor peligro es que la sociedad pierda la esperanza de que el océano pueda ser recuperable»
P.- ¿Qué diferencia hay entre los bosques terrestres como sumideros de carbono y los marinos?
R.- El carbono que se acumula en un bosque se vuelve a emitir con el fuego. En el mar no hay incendios, y los suelos no tienen oxígeno, por lo que el carbono se acumula durante milenios.
P.- ¿Cuál es el mayor peligro que corren ahora los océanos?
R.- El mayor peligro es que la sociedad pierda la esperanza de que el océano pueda ser recuperable. La desesperanza es la mayor amenaza frente a los océanos, porque estamos viendo a nivel global que cuando tomamos iniciativas razonables y bien meditadas, el océano responde. Es posible recuperar los océanos si empezamos ahora.
P.- ¿La importancia de la salud acústica del océano se ha subestimado?
R.- El calentamiento global ha incrementado el número de ciclones y de olas de calor que degradan los hábitats y pueden alterar ese mapa sonoro. Se ha alterado la intensidad, y por lo tanto la sentimos más severas. El efecto del ruido afecta a su capacidad auditiva de los animales e introduce cambios fisiológicos y de comportamiento, además de acciones de evasión y desplazamiento de las especies.


P.- Entonces durante el confinamiento, ¿también cambió el sonido del mar?
R.- Durante el confinamiento, hemos visto, que a nivel mundial, ha habido una recuperación espectacular de muchas especies que están amenazadas, como las tortugas. Ha sucedido cuando la presión en las playas donde se reproducen ha disminuido porque la gente estaba confinada. Hemos disminuido el nivel de ruido y de actividad pesquera y hemos podido ver una recuperación importante de muchas especies.
También hemos visto grandes animales como ballenas o tiburones volver a ocupar los hábitats que habían abandonado hace tiempo porque se habían vuelto demasiado ruidosos y peligrosos para ellos. Reducir el sonido cuida la vida marina.
«Reducir el sonido cuida la vida marina»
P.- ¿Qué retos tiene España frente al cambio climático?
R.- El mayor reto es hacer una transición de modelo energético y modelo de sociedad. El 38% de los gases de efecto invernadero vienen de la forma en la producimos alimentos, cómo cambiamos los ecosistemas y cómo usamos la energía. Esto no se está haciendo de una forma consciente y no tiene una distribución igualitaria.
P.- ¿En España la ciencia se usa como arma política en las crisis ambientales?
R.- Si, esto se puede ver en el Mar Menor. Aquí la ciencia no es independiente de la política. Los políticos utilizan la ciencia para sus intereses propios, como se pudo ver durante la pandemia. Según el momento político, matizaban algún efecto grave de la covid-19. Deberíamos apostar por una ciencia independiente.
